Las experiencias en el mundo
Diez países ya tienen en marcha la vacunación de niños
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En el mundo, solo 10 países vacunan a adolescentes y 15 tienen autorizada la vacunación para esas edades. Los rumbos adquiridos son distintos en las diversas naciones y Argentina, mientras avanza en la inmunización con la primera dosis de toda su población y completa los esquemas de aquellas personas que ya recibieron la primera, evalúa cuál será el camino más adecuado. “Francia inmuniza a adolescentes con la autorización de los padres. Alemania solo vacuna a los adolescentes con comorbilidades. En Estados Unidos inmunizan a partir de los 12 sin distinción. Aquí se ve claramente cómo interfiere la política porque la vacuna que aplican es Pfizer (compañía estadounidense)/BioNTech (compañía alemana), y cada quien realiza una aplicación según sus criterios”, ejemplifica Castelli.
Alemania escogió esta vía porque, mientras tanto, reúne más información acerca del perfil de seguridad que puede ocasionar esta opción vacunal en los menores de 18 años. Lo cierto es que ninguna vacuna está exenta de causar efectos adversos, y aquellas basadas en tecnología con ARN (como es el caso de Pfizer) han reportado muy pocos casos de miocarditis y pericarditis leves en adolescentes. “En adolescentes y pequeños se debe evaluar más que en cualquier otra población el riesgo y el beneficio. Las vacunas seguras deben ser muy seguras ya que de contraer covid, sabemos que los más pequeños desarrollan cuadros muy leves. Hasta ahora, de acuerdo a la inmunización de adolescentes en otras naciones, los beneficios son mucho más significativos que los riesgos. Desde el Ministerio de Salud somos muy cautos y todas las decisiones que tomamos son en función de la evidencia científica disponible”, relata Castelli. En España, el cálculo que hacen es que se reportan unos 43 casos de miocarditis leves por cada millón de vacunados.
Esta pandemia ha puesto en superficie que las decisiones estatales se toman desde una perspectiva de salud pública, es decir, desde una óptica colectiva y no individual. “La ecuación es sencilla: donde hay vacunas, disminuye la cantidad de contagios registrados en todos los grupos poblacionales. Con la variante Delta, las vacunas pierden un poquito de efectividad en prevenir las infecciones, pero siguen siendo muy buenas para evitar casos graves y fallecimientos”, comenta Gollan. Y continúa con su razonamiento: “En Gran Bretaña se observa con muchísima claridad que cuando se produjo la segunda ola en diciembre, a partir de la variante británica, tenían un promedio de 27 mil casos diarios y 460 muertes. Hoy tienen más o menos la misma cantidad de contagios, pero menos de 50 muertes”.
El problema que afrontan muchos países desarrollados y que, en menor grado, también afrontará Argentina será convencer a aquellas familias que, por falta de información, miedos y otras razones/emociones, deciden de antemano que no inmunizarán a los menores cuando les llegue el turno. Para ello, Cahn comparte su perspectiva. “El mensaje que puedo dar es muy similar al que solemos dar con otras vacunas. Frente a una persona que no quiere inmunizarse o no quiere vacunar a sus hijos, hay que tener empatía y escucha. El mundo no se divide en provacunas y antivacunas; por el contrario, es mucho más complejo”. Y por último reconoce: “Hay mucha gente que tiene dudas genuinas y lo que hay que hacer es tratar de escuchar, despejar sus confusiones y explicar que son seguras y eficaces. Necesitamos desarrollar más empatía y ello comienza por culpabilizar menos”.