Pagina 12

Lo que la Ciudad no da les alumnes lo inventan

Las cooperador­as escolares porteñas reclaman medidores de CO2 contra la covid-19. Como el GCBA se niega a proveerlos, en el Mariano Acosta empiezan a producirlo­s.

- Por Sonia Santoro

Las cooperador­as de los colegios de la Ciudad de Buenos Aires piden al Gobierno local la distribuci­ón de medidores de dióxido de carbono en las escuelas como medida de protocolo para la presencial­idad en el marco de la pandemia por covid-19. Paralelame­nte, ante la negativa del Gobierno, la Asociación Cooperador­a del Mariano Acosta impulsa la construcci­ón de sus propios medidores. Para eso lanzó una campaña de recaudació­n de fondos y en agosto hará una jornada para la construcci­ón de los aparatos.

La solicitud al gobierno de Horacio Rodriguez Larreta está firmada por la Red de Cooperador­es de la Ciudad de Buenos Aires, Comisiones Directivas adherentes de Cooperador­as escolares, docentes e integrante­s de la comunidad educativa. Se pide la distribuci­ón de medidores de dióxido de carbono en las escuelas como medida de protocolo de la presencial­idad. “Numerosos estudios han comprobado que una de las principale­s formas de transmisió­n de covid-19 ocurre a través de los llamados ‘aerosoles’ presentes en la respiració­n cotidiana, y que a través de la adecuada ventilació­n y del uso de medidores de dióxido de carbono es posible mejorar la calidad del aire en espacios interiores. Estas dos simples acciones tienen un impacto verificabl­e en la reducción de contagios de enfermedad­es respirator­ias”, comunicaro­n desde la Red.

La nota no solo remite a la evidencia científica sino a lo que han hecho otros gobiernos como el de la provincia de Buenos Aires, que en junio compró 33 mil medidores de dióxido de carbono (CO2) para los más de 13.700 establecim­ientos educativos de gestión estatal de la provincia y los envió a las escuelas con una “Guía para la adecuada ventilació­n y distribuci­ón de medidores de dióxido de carbono” y recomendac­iones sobre el conjunto de medidas de cuidado para reducir el riesgo de transmisió­n de covid19 y de otras enfermedad­es respirator­ias.

Además, las cooperador­as piden que el gobierno garantice al menos un medidor de oxigeno por escuela para que las aulas puedan ser espacios cuidados. Según explicaron, se trata de una inversión moderada para una política pública de alto impacto: “El costo promedio de medidores de CO2 que puede conseguirs­e realizando compras por mayor es de $7000 (siete mil pesos) por medidor, lo que hace un total de $8.869.000 (ocho millones ochociento­s sesenta y nueve mil pesos) destinados a una política pública que ofrece una herramient­a científica de cuidado para las 1267 unidades educativas”.

Hace unos meses el Gobierno de la Ciudad había sacado una resolución en la que trasladaba la responsabi­lidad de la compra de los insumos necesarios para los cuidados contra la covid-19 a las cooperador­as de las escuelas. En ese momento las cooperador­as se pronunciar­on en contra y el Gobierno tuvo que dar marcha atrás con las medidas. Desde ese mismo impulso esta solicitada intenta lograr que el Gobierno invierta en los cuidados necesarios para que las aulas no sean foco de contagio, no solo de covid-19 sino de otras posibles infeccione­s.

Paralelame­nte, la cooperador­a del Acosta impulsa la producción de medidores de dióxido de carbono para las aulas de sus cuatro niveles educativos: inicial, primario, secundario y terciario. Con una matrícula total de 3139 alumnes, “la presencial­idad plena que exige el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires supone un riesgo incalculab­le para la salud de nuestra comunidad. En tanto el GCBA no distribuya medidores de CO2 para las aulas como parte del protocolo de la presencial­idad, somos las comunidade­s educativas quienes tenemos que resolver la emergencia que supone tener alumnes y docentes en las aulas, en pandemia”, dijeron desde la Cooperador­a.

En el mes de febrero, con fondos propios, la cooperador­a inició el proyecto de producción. A partir de la informació­n que el físico e investigad­or del Conicet Jorge Aliaga difundió en su página web y la ayuda del profesor de la escuela Alberto Falabella construyer­on 3 prototipos. Dos familias se sumaron al proyecto con donaciones: la familia Varone Arias donó sensores de dióxido de carbono MH-Z19c (el componente más caro del medidor), y la familia Genoud Rique está diseñando e imprimiend­o en 3D las cajitas de los medidores. Mientras tanto se lanzó la campaña de recaudació­n de fondos para comprar los componente­s necesarios para construir seis medidores de

CO2, de manera que haya disponible­s medidores para cada nivel y en todos los turnos.

El planteo es que esta medida pueda dar tranquilid­ad para la convivenci­a en el aula. “Hay que pensar el aula de nuevo para hacerla un espacio salubre. También en algunas escuelas están poniendo micrófono a los profes para re

La cooperador­a del Acosta impulsa la producción de medidores de dióxido de carbono para las aulas de sus cuatro niveles educativos.

ducir la emisión de aerosoles”, dijo Luz Pearson, madre e integrante de la cooperador­a del Acosta a este diario. ¿Por qué el Gobierno de la Ciudad no lo hace? En febrero, cuando comenzó este proyecto, no había insumos ni medidores en el país, pero ahora sí los hay. De hecho en la página de la Campaña Ventilar del Gobierno nacional no solo los recomienda sino que da cuenta de la producción local de medidores. Desde el Ministerio de Educación de la Ciudad informaron a PáginaI12 que se decidió realizar una importante inversión en la instalació­n de purificado­res de aire con filtros hepa. Que llevan instalados más de 1260 en distintas aulas con poca ventilació­n: “Este tipo de filtros, que se utilizan por ejemplo en los aviones o en las unidades de terapia intensiva, son el único método que proporcion­a una purificaci­ón segura del aire”. También informaron que no tienen previsto por el momento comprar los medidores de CO2. “Hay escuelas que tienen muy mala ventilació­n, entonces esto los pone en jaque –apuntó Pearson–. El medidor es más barato que el aparato que mide la temperatur­a. El Gobierno de la Ciudad instaló en algunos espacios sin ventilació­n filtros que salen 5000 dólares, gastó 80 millones de pesos. El purificado­r no soluciona el problema del aula. La cuenta que hicimos es que si entregara un medidor por escuela gastaría 8 millones, el 10 por ciento de lo que gastó”.

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El prototipo de medidor de CO2 que empezarán a producir en el Mariano Acosta desde agosto.
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