Advierten sobre un holocausto ambiental
Los ambientalistas aseguran que el fenómeno está ligado al modelo agroproductivo argentino de expansión de la frontera agropecuaria. La bajante podría seguir hasta diciembre.
Ambientalistas advirtieron que la actual bajante del río Paraná, que supera los niveles históricos, “es un auténtico holocausto ambiental”, consecuencia de la acción humana asociada a la expansión del modelo agroindustrial, sumado a los efectos del cambio climático. Este fin de semana llegó a ubicarse por debajo del nivel del mar a la altura de la capital entrerriana.
“Lo que está ocurriendo en el río Paraná es un auténtico holocausto ambiental y es el resultado directo de una serie compleja de intervenciones antrópicas asociadas a la expansión del extractivismo agroindustrial, ganadero, forestal, fluvial y minero”, aseguró Rafael Colombo, miembro de la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas.
En este sentido, detalló que la bajante “está ligada al modelo agroproductivo argentino de expansión de la frontera agropecuaria, el incremento de superficies de cultivo como la soja, el maíz o el trigo, que son al mismo tiempo parte de un modelo agroindustrial que trae muchísimos impactos sobre la tierra a partir del uso de millones de litros de insecticidas agrotóxicos”.
Asimismo, Colombo destacó, en diálogo con Radio Urbana, que “la hidrovía Paraná-Paraguay es el cauce de salida del 80 por ciento de las exportaciones argentinas” por lo que “navegan miles de embarcaciones que transportan millones de toneladas de mercadería año tras año”.
Las autoridades nacionales apelaron a pobladores de Misiones, Corrientes, Formosa, Chaco, Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires a ser responsables con el consumo de agua. Mediante un comunicado emitido por la Jefatura de Gabinete, se pidió “ahorrar agua en el consumo diario” y “almacenar agua de lluvia y utilizarla para regar”, entre otras medidas. También se hizo hincapié en que se deben evitar las grandes quemas de pastizales, para evitar el requerimiento de agua en su control. El sábado pasado el Gobierno había informado sobre la asignación de 1.000 millones de pesos para mitigar los efectos de la bajante, que incluyen “la afectación sobre el abastecimiento y calidad del agua potable, la navegación y operaciones de puerto, el ecosistema, la fauna íctica y la generación de energía hidroeléctrica”.
La bajante también empuja enorme pérdidas en provincias cuyas ciudades importantes, como Rosario, Santa Fe y Paraná, necesitan su curso para abastecerse de agua potable.
En el caso de la provincia de Santa Fe, se estima que tuvo que invertir unos 450 millones de pesos para mantener el servicio, según un informe del diario La Capital de Rosario. “Extraer del río tal cantidad de agua para potabilizar y distribuir no sólo es más complejo cuando el río se retira, sino también mucho más costoso”, advierte la publicación.
El investigador del Conicet Juan José Neiff sostuvo que los pronósticos de la bajante, que lleva 730 días, indican que al menos se prolongará hasta diciembre próximo. En declaraciones al sitio El Once Digital, el especialista sostuvo que “la cuestión no es sólo la bajante extraordinaria del río Paraná, sino el tiempo ininterrumpido en esta situación”. Y apuntó que “la consecuencia más grave es la dificultad para la provisión de agua y pueden generarse problemas en muchas ciudades”.