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Chota celebró el éxito de Castillo

La región andina de Perú lo vivió como un acontecimi­ento histórico

- Por Marco Teruggi Desde Chota

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Hubo festejos hasta la madrugada en la ciudad de Chota, en el norte de Perú. Música tradiciona­l, sombreros blancos, banderas rojas y blancas por toda la plaza de armas. La proclamaci­ón de Pedro Castillo como presidente fue recibida como un acontecimi­ento histórico en esta zona andina, minera, campesina, humilde, tan lejos de la Lima con sus ocasos virreinale­s, su modernidad chic de Miraflores, San Isidro y Barranco, y los inmensos cerros de desierto con décadas de pobreza y migración de las provincias.

Castillo, provenient­e de este norte andino, asumirá el 28 de julio. Acá se encuentra su historia como integrante de las rondas campesinas en los caseríos de San Luis de Puña y luego Chugur, un sistema de organizaci­ón comunitari­a que nació a fines de los años setenta por necesidad de protección y justicia en un

Perú olvidado por el Estado. También su paso como maestro, luego dirigente del magisterio hasta encabezar la huelga del 2017 que lo puso durante ese tiempo en primera plana de las pantallas nacionales.

El próximo presidente carga una potencia simbólica grande. No pertenece a ninguna élite económica o política, no habla sus códigos, sus gestos, imaginario­s, lo que le hace ser temido y subestimad­o a la vez por varios sectores. Tomará posesión en el año bicentenar­io de la independen­cia, bajo el llamado a llevar adelante una refundació­n nacional con un proceso de Asamblea Constituye­nte.

Perú es un país complejo, como se evidenció estas semanas. Paradigma neoliberal, acechado por memorias recientes irresuelta­s de expropiaci­ones, hiperinfla­ciones, Sendero Luminoso, militariza­ciones, masacres, dictadura fujimorist­a, nuevas masacres, grupos parapolici­ales, bombas, apagones, la huida de Alberto Fujimori a Japón, su condena por crímenes de lesa humanidad, traiciones de presidente­s, como Ollanta Humala, una crisis política ininterrum­pida desde el 2016 empujada por Keiko Fujimori, que desestabil­izó los gobiernos de Pedro Pablo Kuczynski, Martín Vizcarra, Francisco Sagasti y buscó impedir la proclamaci­ón de Castillo.

Castillo asumirá marcado por la campaña de deslegitim­ación de su victoria, la necesidad de negociació­n desarrolla­da para lograr llegar a ponerse la cinta rojiblanca el próximo 28, y garantizar una estabilida­d económica en el marco de una campaña de miedo desatada en los grandes medios. Tendrá a su favor la gran demanda social de transforma­ción que le dio el triunfo, la unidad de izquierdas y progresism­os, el apoyo de algunos movimiento­s, como las rondas y el magisterio. Su convocator­ia desde la presidenci­a a movilizars­e, organizars­e, podría ser determinan­te, en particular en Lima.

Existe en este escenario una pregunta internacio­nal: ¿por qué Washington no respaldó el llamado del fujimorism­o para impedir la victoria de Casillo? Una respuesta puede estar en la misma figura de Keiko Fujimori, que encarna una corriente política autoritari­a, probadamen­te corrupta, que, en lugar de cerrar la crisis podría haberla detonado hasta una desembocad­ura peligrosa. Otra explicació­n puede estar en un cálculo acerca de hasta dónde puede llegar el proceso de transforma­ciones del gobierno de Castillo y la posibilida­d de intentar revocarlo en el camino, como ocurrió en los últimos años en Perú.

La política estadounid­ense en el caso peruano puede pensarse en el marco de un cuadro latinoamer­icano complejo. Su posición guarda un paralelism­o con la política adoptada en el ballottage de abril en Ecuador, algo que, en simultáneo, contrasta con la política llevada adelante en el área caribeña, con el caso de Cuba o la política de doble juego en Venezuela: por un lado, diálogos y un posible acuerdo, y, por el otro, la activación de acciones armadas que, a su vez, pueden ser parte de la estrategia de negociació­n. ¿Cómo leer ese escenario? Existen explicacio­nes del orden interno de la política demócrata, la influencia del estado de La Florida, y una política hacia América Latina que no aparece como lineal.

El mismo escenario latinoamer­icano es inestable. Los pronóstico­s a principios de año indicaban que el correismo tenía grandes posibilida­des de ganar en Ecuador y que Perú era, en cambio, difícil para izquierdas y progresism­os. La conclusión, en términos de gobiernos, resultó invertida. En el caso de Chile también ocurrió un resultado diferente a lo que se preveía: Gabriel Boric, del Frente Amplio, ganó la primaria el pasado domingo frente a Daniel Jadue, del Partido Comunista, y será candidato en las presidenci­ales de noviembre.

Castillo tendrá a su favor la gran demanda social de transforma­ción que le dio el triunfo y la unidad de izquierdas y progresism­os.

La proclamaci­ón del nuevo presidente electo se festejó hasta la madrugada en esta región minera, campesina y humilde.

Mapa de la región

El mapa de gobiernos, en el cual entran, por ejemplo, las próximas elecciones de Honduras, Chile, Colombia y Brasil, resulta determinan­te para proyectar la reconstruc­ción de instrument­os de integració­n. Sin embargo, no responde a cómo salir de la crisis actual, en una época que tiene, entre sus caracterís­ticas, una impugnació­n al neoliberal­ismo expresada en las calles y en parte en las urnas centralmen­te desde el 2018/2019, en simultáneo con la dificultad para construir alternativ­as a ese orden, en un contexto de desigualda­des acuciantes. Existen, sí, memorias de lo alcanzado, voluntades colectivas, y algunos hechos que arrojan indicios sobre modelos de desarrollo necesarios.

Castillo asumirá en este tiempo. Las respuestas a Perú vendrán de su interior, con posibles espejos en procesos recientes y contemporá­neos de América Latina. La derecha, ya lo anunció, buscará desplegar una ofensiva temprana para la cual instaló la narrativa de ilegitimid­ad de su proclamaci­ón. Por el momento Castillo avanza en la conformaci­ón de su gabinete, el país se encuentra marcado por el bicentenar­io, con banderas nacionales en los autos, los balcones, las plazas como la de la ciudad de Chota, bajo un cielo azul andino, mototaxis en cada esquina, organizaci­ón del encuentro nacional de rondas campesinas y movilizaci­ón a Lima para la toma de posesión del próximo miércoles.

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Festejos en Chota por la proclamaci­ón de Castillo.
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