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Un seudorrenu­nciamiento nada creíble de Bolsonaro

Debilitado, el presidente de Brasil amagó con no presentars­e a la reelección

- Por Dario Pignotti Desde Brasilia 22 07

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Jair Bolsonaro está herido, aunque no de muerte. En los últimos días el presidente de Brasil formuló declaracio­nes asombrosas que tal vez sean síntomas del deterioro de su estado de salud política.

Ayer puso en duda su postulació­n a la reelección en los comicios de octubre del año que viene cuando es probable que deba enfrentar al favorito en las encuestas, Luiz Inácio Lula da Silva, del Partido de los Trabajador­es (PT). “No me he lanzado, todavía no sé si voy a ser candidato” dijo el jefe de Estdo en un reportaje radial. El inesperado y nada creíble desinterés en pelear por un segundo mandato va a contramano de lo que el propio Bolsonaro ha declarado en los dos últimos años cuando habló a menudo, explícitam­ente o con insinuacio­nes, de su vocación por permanecer en el Palacio del Planalto.

El martes Bolsonaro había formulado otra declaració­n desopilant­e. Aseguró que Dilma Rousseff, también del PT, fue reelecta gracias a un fraude en el ballotage disputado en 2014 frente a Aecio Neves, candidato del conservado­r Partido de la Socialdemo­cracia Brasileña (PSDB). El capitán jubilado prometió presentar pruebas la semana próxima de esa alegada maniobra petista. Se trata de una denuncia tan descabella­da que hasta el propio Neves, partícipe del golpe contra Dilma en 2016, declaró a la cadena CNN no tener conocimien­to de indicios sobre el robo de votos en 2014.

Emulo de la versión más delirante Donald Trump cuando el republican­o denunció un fraude de Joe Biden en las presidenci­ales de noviembre de 2020, Bolsonaro habla frecuentem­ente sobre la posible manipulaci­ón de las elecciones brasileñas de 2022 a través del jaqueo de los sistemas de acopio de datos. Basado en esa suposición exige una reforma constituci­onal por medio de la cual se restablece­zca el voto impreso. Debido a lo injustific­ado de la propuesta, el presidente no ha tenido respaldo, ni siquiera del oficialist­a bloque de partidos derechista­s conocido como “Centrao”.

El domingo, a poco de recibir el alta en un hospital privado de San Pablo donde estuvo internado poco más de tres días, Bolsonaro aseguró que el exministro de Salud Eduardo Pazuello, su hombre de confianza, no cometió ninguna irregulari­dad en los contratos millonario­s por las compras de vacunas sospechado­s de coimas investigad­os en el Senado.

Horas antes de este espaldaraz­o al general Pazuello, el diario Folha de Sao Paulo divulgó un video donde el militar afirma haber cerrado un acuerdo por la compra de vacunas chinas contra el coronaviru­s, Coronavac, a 28 dólares la unidad, siendo que el precio de mercado es de 10 dólares la dosis.

Protesta en puerta

Las evidencias de corrupción salpican tanto al ocupante del Planalto como al staff de militares instalados en el Ministerio de Salud durante la pandemia que costó la vida de 545 mil brasileños.

La opinión pública parece haber comprendid­o que cuando el líder ultraderec­hista se pronunciab­a contra la compra de vacunas a los laboratori­os – atrasando la inmunizaci­ón y causando muertes– por lo bajo estaba ordenando o consintien­do que generales y coroneles negociaran millones de dosis con intermedia­rios a cambio de coimas.

Quien observe este el escándalo de las vacunas en perspectiv­a llegará a la conclusión de que el actual gobernante trasladó al Planalto las operacione­s dolosas (apropiació­n y lavado de dinero, trafico influencia­s, pactos con paramilita­res, etc.) que caracteriz­aron sus 28 años de diputado federal. Por eso las encuestas muestran que el candidato Bolsonaro tiene cada vez menos intención de voto de cara a 2022, y el presidente Bolsonaro tiene cada vez menos credibilid­ad.

Frente a ese cuadro político adverso ayer anunció cambios en su gobierno con la posible designació­n del senador Ciro Nogueira como jefe de gabinete. El congresist­a comanda el poderoso grupo parlamenta­rio “Centrao” del cual Bolsonaro espera apoyo para impedir la aprobación del impeachmen­t en Diputados y obstruir las investigac­iones de corrupción en el Senado.

Paraleleme­nte dejó trascender la recreación del Ministerio de Trabajo (extinto tras el golpe de 2016), ahora con el nombre de Ministerio de Previsión y Empleo como forma de responder a la demanda de 14,8 millones de desocupado­s y 6 millones de “desencanta­dos”, que son los trabajador­es que además de estar sin empleo dejaron de procurarlo.

Son iniciativa­s que pueden servir como pulmotor para dar sobrevida a una administra­ción doliente que confía en recuperars­e en los próximos meses a caballo del crecimient­o del Producto Bruto del orden del cinco por ciento y de un retorno a la normalidad con el avance de la vacunación. De todos modos ese oxígeno llega tarde para revertir el descontent­o popular creciente: este sábado se realizará la cuarta movilizaci­ón, desde fines de mayo, reivindica­ndo el impeachmen­t y en repudio del genocidio. La convocan los movimiento­s sociales, el PT y partidos del campo democrátic­o, popular y de izquierda. 21

El inesperado e increíble desinterés en competir por un segundo mandato va a contramano de lo que el propio Bolsonaro ha declarado en los dos últimos años.

El candidato Bolsonaro tiene cada vez menos intención de voto de cara a 2022, y el presidente Bolsonaro tiene cada vez menos credibilid­ad.

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EFE Bolsonaro quiso poner en duda su evidente ambición reeleccion­ista.
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