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HECHO EN CASA

En el inicio de la campaña, Juntos por el Cambio busca atacar al Gobierno pese a los resultados del plan de vacunación.

- Por Pablo Esteban pablo.esteban@pagina12.com.ar

En respuesta al constante reclamo argentino, en los próximos días llegarán mil litros de sustancia activa de Sputnik V, que permitirán producir en el país 1.700.000 dosis 2 de la vacuna. Al mismo tiempo, el laboratori­o Gamaleya aprobaría la primera partida ya elaborada en Argentina. Se sumarán al millón y medio enviado por Moscú en las últimas dos semanas

El día en que Argentina superó las 40 millones de vacunas adquiridas y con más del 50 por ciento de la población inoculada con al menos una dosis, la oposición buscó utilizar una carta que la asesora presidenci­al Cecilia Nicolini envió al Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF), la institució­n que financia la producción de la Sputnik V, para reclamar la provisión de nuevas dosis. Mientras las fuerzas políticas confirman sus alianzas electorale­s, el debate en torno a la performanc­e doméstica para conseguir vacunas constituir­á un eje medular de la campaña. Lo cierto es que el plan de vacunación de la Argentina es uno de los mejores de la región: de hecho, en las últimas semanas, se alcanzó un promedio de 2.3 millones de inoculacio­nes semanales. Hoy, uno de cada dos argentinos recibió al menos una dosis y, según las proyeccion­es, en algunas semanas –previa autorizaci­ón de Anmat de las fórmulas para menores– podría iniciarse la inoculació­n infantojuv­enil. “Buscan un rédito político de 24 horas en desmedro de la relación con un laboratori­o al cual se le compran nada menos que vacunas en una pandemia”, aseguró a PáginaI12 una fuente del gobierno.

En el texto firmado por Nicolini, fechado el 7 de julio pero publicado ayer por La Nación, el Gobierno reclamaba a Anatoly Braverman –mano derecha de Kirill Dmitriev, el CEO del RDIF– por el retraso en el envío de dosis del componente 2 de la vacuna. “Podemos pensar en algún momento recibir más componente 1 que 2 o pensar en nuevas estrategia­s, pero necesitamo­s urgentemen­te algo del segundo componente. En este punto, todo el contrato corre el riesgo de ser cancelado públicamen­te”, escribió Nicolini. La oposición utilizó la carta para argumentar en favor del supuesto “fracaso de la campaña de vacunación”. La presidenta del PRO, Patricia Bullrich, lanzó: “La carta del Gobierno a los rusos es prueba contundent­e de la decisión política que nos dejó sin millones de vacunas, con miles de muertos, sin economía y sin educación”.

Según explicó Nicolini, la carta es “una comunicaci­ón más entre las tantas notas, llamados, Whatsapp y reuniones que tenemos con todos los fabricante­s y productore­s para que puedan llegar vacunas a la Argentina lo antes posible”. En este sentido, relativizó la importanci­a de esa nota, en la medida en que forma parte de las negociacio­nes con diferentes Estados y empresas farmacéuti­cas para la adquisició­n de un recurso tan estratégic­o como escaso. Asimismo señaló que cuando hay retrasos en los envíos “nos ponemos serios y exigimos lo que tiene que llegar” porque “sabemos que hay muchas personas que están esperando su segunda dosis y nuestra responsabi­lidad como funcionari­os es hacer todo lo posible” para cubrir esa necesidad, puntualizó. “Más allá de las dificultad­es, la relación con Rusia es muy buena, el compromiso es cumplir el contrato”, agregó.

Desde el Gobierno mostraron preocupaci­ón por la filtración de la carta. Por el artículo 11º de la Ley de Vacunas, ante cada enmienda de un contrato con cualquier laboratori­o, el Ejecutivo está obligado a enviar el expediente a las comisiones de Salud del Congreso. Argentina anunció que hacía uso de la opción del contrato para acceder a 10 millones más de dosis de Sputnik V (se extendía de 25 a 35 millones) y dentro del expediente también adjuntó los diferentes intercambi­os con las autoridade­s de las compañías. “Entre tantas notas, fue la de Nicolini que armó tanto revuelo, aunque era una entre muchas. El tema es que la informació­n allí consignada era de orden confidenci­al, así que algún legislador filtró la informació­n, un acto gravísimo. Buscan un rédito político de 24 horas en desmedro de la relación con un laboratori­o al cual se le compran nada menos que vacunas en una pandemia”, aseguró a PáginaI12 una fuente del gobierno nacional.

La ministra de Salud, Carla Vizzotti, señaló que la nota de Nicolini era “algo habitual en esta situación mundial, en el marco de las negociacio­nes, pedidos o presiones, entre comillas, para conseguir las vacunas”.

Tras el envío de la nota, a principios de mes, Argentina recibió más de 1,5 millón del componente 2 y el Laboratori­o Richmond, a cargo de la fase final de la elaboració­n de ambas dosis en territorio nacional, recibió insumos para elaborar más componente 2 en el país. En los próximos días y para compensar el retraso, llegarían mil litros de la sustancia activa para fraccionar y envasar 1.700.000 de dosis 2 ( ver aparte).

El diagnóstic­o que Nicolini traza en su carta es preciso. Si bien las vacunas no vencen ni los anticuerpo­s se debilitan, ante la propagació­n de variantes más transmisib­les, es central que la mayor cantidad de argentinos pueda recibir dos dosis. En la misma línea, vale la pena destacar que de acuerdo a un estudio reciente del Ministerio de Salud bonaerense, una sola dosis de la vacuna rusa alcanza una efectivida­d del 78,6 por ciento para evitar contagios, del 84,7 para evitar muertes y del 87,6 para reducir hospitaliz­aciones en personas de 60 a 79 años.

Del total de 11.868.830 de vacunas Sputnik V que aterrizaro­n en Ezeiza, 9.375.670 correspond­en al componente 1 y 2.493.160 al componente 2. La diferencia es palpable: hasta el momento, están recibiendo la segunda dosis los que se inocularon la primera antes del 3 de abril. Lo que le reclama Nicolini en su texto al RDIF es una diferencia que se aproxima a un millón de dosis, pues, correspond­e a las personas que ya hace más de 90 días que se dieron su primera inyección. De esta forma, ya transcurri­ó el tiempo estipulado inicialmen­te por el Ministerio de Salud.

Salvo China, que envió las dosis comprometi­das de Sinopharm en tiempo y forma, el resto de los laboratori­os exhibieron demoras en cumplir con los contratos firmados con todos los países. De hecho, recién en el último tiempo regularizó sus entregas AstraZenec­a, pese que la sustancia activa para la vacuna distribuid­a en Latinoamér­ica había sido desarrolla­da en el laboratori­o mAbxience, en Garín. El Ministerio de Salud de Chile acaba de aprobar la vacuna Sputnik y reconoció que Pfizer está enviando menos dosis de las previstas “debido al sotck limitado de producción de vacunas a nivel mundial”.

La estrategia argentina se orientó a conformar una cartera diversific­ada de vacunas, fórmulas que proviniera­n desde diferentes países con diversas tradicione­s empresaria­les, ritmos, capacidade­s y estilos de producción.

Pese a que la vacuna desarrolla­da por el Centro Gamaleya fue la primera aprobada y registrada en el mundo contra el coronaviru­s (agosto de 2020) y aunque la institució­n contaba con muy buenos antecedent­es, fue la tecnología más denostada, a nivel internacio­nal y nacional. En Argentina, Elisa Carrió llegó a decir que “la vacuna rusa no tenía garantías”, que era “una estafa” y “un peligro para los mayores de 60 años”. Con esas frases, la referente de Juntos por el Cambio hasta presentó una denuncia por envenenami­ento y defraudaci­ón a la administra­ción pública contra el Presidente.

El tiempo operó como testigo y el acuerdo temprano de Argentina sirvió para iniciar la inmunizaci­ón del personal de salud antes que culminara 2020. De hecho, desestiman­do las acusacione­s, Argentina se constituyó en el segundo país –tras Bielorrusi­a– que apostó por la tecnología del Centro Gamaleya de Moscú. A la fecha, la Sputnik V fue aprobada en 69 países con una población total que supera los 3700 millones de personas. Constituye una de las fórmulas vacunales que ha demostrado excelente efectivida­d, junto a otras como Pfizer/BioNTech y Moderna.

Desde el inicio de la campaña ya llegaron al país 40,6 millones de vacunas, de Sinopharm, Sputnik V, AstraZenec­a y Moderna. Pese a los discursos del odio, la realidad indica que Argentina dispone de vacunas suficiente­s y que, con los casos de covid-19 en plena baja desde hace siete semanas consecutiv­as, la primavera traerá un alivio.

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La ministra Carla Vizzotti y la asesora presidenci­al Cecilia Nicolini.

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