Falta agua y hay menos energía
Yacyretá produce a menos del 50 por ciento de su capacidad
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Una de las afectaciones de la bajante histórica del río Paraná es la caída de la generación hidroeléctrica en el país. Es que Yacyretá, la principal empresa proveedora de energía de origen hidráulico de Argentina, está produciendo a menos de un 50 por ciento de su capacidad.
La central se empezó a construir en 1983 sobre la isla Yacyretá en el río Paraná. A diferencia de otras centrales hidroeléctricas, es caudal-dependiente, por lo que la producción de energía se encuentra directamente asociada a las subas y bajas del río. Normalmente la cantidad de agua que fluye en el cauce del río es de 12.000 metros cúbicos por segundo (m3/s); pero hoy se encuentra en el orden de los 6.000 m3/s. Con la bajante, la empresa pasó de facturar entre 60 y 65 millones de dólares a esta altura del año a alrededor de 30 millones de dólares mensuales.
Las bases de datos de Yacyretá registran parte de la historia del río Paraná. El río viene en recesión desde hace aproximadamente tres años de manera gradual. En la segunda mitad de 2019 se registraron precipitaciones inferiores a las normales y la tendencia se acentuó en 2020, que resultó el quinto año más seco desde 1961. El déficit hídrico persiste (y empeora) en 2021: “Todavía no hay señales de recuperación y no descartamos que pueda ser el peor año de los 120 de los que tenemos registro”, explica a PáginaI12 el ingeniero Marcelo Cardinalli, jefe del departamento técnico de Yacyretá.
El Gobierno declarará la emergencia hídrica, que desde la empresa aseguran que es a causa de la falta de lluvias en la cuenca del río Paraná que aporta y es fuente primaria para que Yacyretá produzca energía. “Es un tema de la naturaleza. Hablar de perspectivas mas allá de tres meses es una aventura. Los pronósticos de los centros climatológicos son decididamente malos y no está previsto que en los próximos meses empiece una recuperación”, agrega Cardinalli.
A pesar de que este hecho le genera una facturación menor a la empresa, Yacyretá cuenta con saldos a cobrar de energía proporcionada a los gobiernos de Argentina y Paraguay. Se trata de una suma de 3.900 millones de dólares por parte del gobierno argentino, que consume más energía que Paraguay, Estado con el que la empresa generadora de energía cuenta con un saldo de 450 millones de dólares.
Como ente binacional, construido a la vera de la localidad de Ituzaingó en Corrientes, Argentina y su vecino Ayolas en Paraguay, la energía generada por la empresa corresponde 50 por ciento al Sistema Argentino de Interconexión (SADI) y el 50 restante al Sistema Eléctrico Paraguayo (SEP). Como Paraguay cuenta con menor demanda de energía, le cede gran parte de este porcentaje a Argentina, que termina comprando el 90 por ciento de la energía producida por la central hidroeléctrica.
Históricamente, la empresa provee a ambos países, pero el pago no se realiza en el momento por lo que acumula un saldo a favor a cuenta de alguna situación particular en que la firma lo requiera, como sucede actualmente por la caída en la facturación por la bajante y para financiar la obra quinquenal en el brazo Aña Cuá del río que permitirá ampliar la capacidad de generación de energía de la central.
“Hasta ahora venimos cobrando de acuerdo a lo estipulado. La necesidad de financiamiento para este año y el próximo está planteada en el presupuesto y el Estado argentino está al tanto y apoya el proyecto”, asegura el director ejecutivo de la empresa, Ignacio Barros Arrechea. El saldo con el gobierno argentino se acumula hace más de 18 años.
Hace tres años que baja el caudal del río Paraná y 2021 apunta a ser el peor en 120 años. La generadora sufre las consecuencias.
“Los pronósticos son decididamente malos y no está previsto que en los próximos meses empiece una recuperación”.
Los dos proyectos que generan mayor financiamiento en el presupuesto 2022 de la empresa son la renovación del parque generador Yacyretá y el proyecto de maquinización del brazo Aña Cuá.
La recuperación para extender la vida útil del parque generador se refiere al recambio de las 20 turbinas generadoras de energía hidráulicas tipo “Kaplan” diseñadas en Rusia, que generan el 13 por ciento de la energía que consume Argentina y el 45 por ciento del total del país. Es que desde su inauguración en 1994, no fueron renovadas. Ya hay dos de ellas rehabilitadas luego de 26 años de servicio y dos en proceso, por lo que restarían las otras 16. Está prevista una inversión escalonada de 50 millones de dólares y prevén finalizar en cuatro años. El objetivo no es repotenciar la central, sino mantener la capacidad productiva para modernizarla y actualizarla.
La maquinización del brazo Aña Cuá, vertedero que forma parte de las instalaciones del aprovechamiento eléctrico Yacyretá, posibilitará ampliar la capacidad de generación de energía de la Central Yacyretá en un 9 por ciento en condiciones normales. Con esta bajante, el aporte sería del 20 por ciento ya que la producción mínima de la central no depende del caudal del río.
Es una obra de cinco años con un presupuesto estimado de alrededor de 350 millones de dólares (aún falta una de las cinco licitaciones que la ejecutarán). La obra civil, a cargo del consorcio argentino-paraguayo-italiano, está entrando en su segundo año de ejecución y, a pesar de la pandemia, pudieron cumplir con los ritmos de ejecución. @
Con el Gobierno a punto de declarar la emergencia hídrica por la bajante histórica del río Paraná, crece la expectativa sobre el avance de la obra de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) para construir una segunda represa hidroeléctrica aprovechando el vertedero Aña Cuá, que permitirá ampliar entre un 9 y un 20 por ciento, dependiendo el nivel de agua del Paraná, la producción de la principal firma proveedora de energía hidroeléctrica del país. Está prevista para que termine en 2025.
La mecanización de Aña Cuá se realizará instalando tres turbinas tipo Kaplan, un modelo similar pero más pequeño que el de las 20 que hay en la represa principal, al brazo del río Paraná que lleva ese nombre.
A 15 kilómetros pasando la central, hay alrededor de 500 trabajadores argentinos, paraguayos, brasileños e italianos trabajando día y noche para cumplir con los tiempos de ejecución de una obra presupuestada en 350 millones de dólares y que permitirá aprovechar ese caudal de agua que corre por el brazo Aña Cuá, cuya traducción del guaraní significa “cueva del diablo”. Para el año que viene, se prevé una inversión de 170 millones de dólares.
Aña Cuá puede verter hasta 40.000 m3/s con el embalse en una cota de agua promedio. Actualmente cuenta con 16 compuertas de acero que regulan el caudal del río. Es que por acuerdos ambientales, el vertedero debe mantener un nivel de agua “ecológico” permanente de entre 1000 y 1500 m3/s que preserve la fauna ictícola. Por este motivo y a diferencia de Yacyretá, las bajantes del río Paraná no terminan impactando en la producción de energía en este sector, que generará como mínimo 6 millones de dolares de facturación por mes, pudiendo llegar a 7,5 millones de dólares con un cauce normal. Con un cálculo conservador, la inversión se recuperaría en cinco años.
A poco más de un año del comienzo de la obra de construcción de la represa hidroeléctrica Añá Cuá, el avance está en alrededor del 10 por ciento. Si bien estaba previsto comenzar en marzo de 2020, las restricciones de circulación a causa de la covid-19 pospuso el comienzo a junio. Los directivos reconocen que hubo momentos complicados por la mera complejidad de que había trabajadores de muchos países en una isla, pero hoy en día es una etapa superada: los trabajadores argentinos ya se encuentran vacunados con las dos dosis, y los paraguayos comenzarán con la primera en las próximas semanas.
La licitación se dividió en seis proyectos: la obra civil representa