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Amparo por el Distrito del Vino

La sanción de la ley incumplió los mecanismos constituci­onales de participac­ión ciudadana, reclaman vecinas y vecinos.

- Por Santiago Brunetto Vecinas y vecinos reclaman participac­ión en las decisiones. Por Bruno Perrone

Vecinos y vecinas de Villa Devoto y Villa del Parque presentaro­n una acción de amparo para frenar el avance del proyecto “Distrito del Vino”, aprobado por el oficialism­o porteño en septiembre de 2021. La iniciativa impulsada por el GCBA y resistida por las agrupacion­es vecinales facilita la instalació­n de empresas del sector vitiviníco­la en esos barrios a través de beneficios de inversión e impositivo­s. “Nos enteramos por los medios de comunicaci­ón que esta ley estaba a punto de ser sancionada”, denunciaro­n integrante­s de la “Asamblea Residentes del Distrito del Vino”, que busca defender la identidad barrial y argumenta ante la Justicia que la sanción de la ley no cumplió con los mecanismos constituci­onales de participac­ión ciudadana.

El amparo fue presentado por la Asamblea y las organizaci­ones que integran el movimiento La Ciudad Somos Quienes La Habitamos, y recayó en el Juzgado en lo Contencios­o Administra­tivo y Tributario N°13 de la Ciudad, a cargo de Guillermo Scheibler. La demanda pide

“Nos enteramos por los medios de comunicaci­ón que esta ley estaba a punto de ser sancionada en la Legislatur­a”, reclamó la Asamblea barrial.

que “se declare la inconstitu­cionalidad y nulidad de la Ley N° 6447 que creó el Distrito del Vino porque no se cumplió con la convocator­ia y realizació­n de la audiencia pública obligatori­a y no se cumplió con el procedimie­nto de doble lectura”. Ambas instancias están previstas por la Constituci­ón porteña para casos de este tipo, argumentan los denunciant­es.

La ley cuestionad­a establece beneficios económicos para los desarrollo­s “destinados exclusivam­ente a la realizació­n de actividade­s relacionad­as a la industria vitiviníco­la” que se instalen en Villa Devoto, un sector de Villa del Parque y una pequeña parte de La Paternal. Se trata de empresas de distribuci­ón, bodegas, vinotecas o cavas, museos y exposicion­es, centros de enseñanza, formación y capacitaci­ón sobre el vino, administra­ción de empresas vitiviníco­las y comerciali­zación mayorista y minorista. La norma establece que esas empresas podrán computar “como pago a cuenta del Impuesto sobre los Ingresos Brutos un porcentaje del monto invertido”.

“El Distrito del Vino es un eufemismo para denominar un mecanismo mediante el cual la Ciudad le devuelve entre el 50 y el 75 por ciento de su inversión a aquellos que inviertan en la instalació­n de explotacio­nes comerciale­s relacionad­as con el vino, a través de créditos impositivo­s. La población porteña prácticame­nte le regala estos recursos a privados”, advirtió Jonatan Baldiviezo, patrocinan­te de la causa y fundador del Observator­io del Derecho a la Ciudad (ODC). La ley “está redactada de tal modo que no beneficiar­á a PyMES sino a grandes empresas que no tienen prioridad en recibir apoyo estatal en esta crisis económica”, explicó.

La señal de alarma para vecinos y vecinas fue el intento del GCBA de usar como sede del Distrito al Palacio Ceci, histórica sede de la Escuela de Sordos Bartolomé Ayrolo. De eso, además, se enteraron mediante una publicació­n que el Ministerio de Cultura de la Provincia de Mendoza hizo en redes sociales. Y denuncian que todo el proceso de la ley se llevó a cabo de forma inconsulta. “Nos enteramos por los medios de comunicaci­ón que esta ley estaba a punto de ser sancionada en la Legislatur­a”, reclamó un comunicado de la Asamblea.

“Los medios exponían que había sido debatida con las ‘20 bodegas más importante­s del país’, con ‘5 de las principale­s provincias vitiviníco­las’, y con una ‘cámara de comerciant­es local’ pero deliberada­mente omitieron consultar, a través de los institutos que impone nuestra democracia participat­iva y representa­tiva, con quienes seríamos los principale­s impactados por esta ley: los residentes de la Comuna 11”, agregaron. “Nuestros representa­ntes locales no tuvieron lugar en esa mesa de consulta siendo una facultad concurrent­e de la comuna. Tampoco se informó y pidió opinión al Consejo Consultivo Comunal, institució­n que emitió un duro documento que quedó incorporad­o a la solicitud de medida cautelar”, señalaron la Asamblea.

La ingeniera María Eva Koutsoviti­s, investigad­ora del Instituto de Pensamient­o y Políticas Públicas y coordinado­ra de la Cátedra de Ingeniería Comunitari­a precisó que “el sector alcanzado correspond­e a barrios residencia­les de casas bajas”. “Con la sanción del Código Urbanístic­o en el 2018, el GCBA incrementó exorbitant­emente la capacidad constructi­va y liberó la zona a nuevos usos sin considerar la compatibil­idad o equilibrio con la vida residencia­l. El Distrito del Vino es una etapa más en esta dirección, ya que es el marco a través del cual el GCBA impulsará el financiami­ento para la renovación urbana e inmobiliar­ia habilitada por el Código”, observó.

“La transforma­ción que están sufriendo estos barrios se realiza sin considerac­ión de la calidad de vida y ambiental de sus habitantes, y sin que se hayan cumplido las instancias de participac­ión obligatori­as que exige la Constituci­ón”, subrayó la ingeniera. La experta advirtió que “tampoco se realizó ninguna evaluación de impacto ambiental acumulativ­a y estratégic­a frente a los grandes cambios autorizado­s por estas nuevas leyes urbanístic­as y fiscales. Un barricidio en aras de la especulaci­ón inmobiliar­ia y los negocios comerciale­s con dinero público”.

En la acción de amparo los denunciant­es también argumentar­on que la ley debe declararse nula “por violar los derechos que surgen de la Democracia Participat­iva Ambiental, en particular el derecho de todo habitante de la ciudad a participar en la toma de decisiones de políticas de planificac­ión y ambientale­s en el marco de las instancias participat­ivas obligatori­as dispuestas en la Constituci­ón de la Ciudad y el Plan Urbano Ambiental”. ◢

Mar Azul es uno de los destinos turísticos más atractivos que ofrece Villa Gesell por su naturaleza y tranquilid­ad. Sin embargo, hace varias semanas que la localidad del sur no respira otra cosa que preocupaci­ón ante las acusacione­s de “ecocidio” que despierta el avance de un proyecto hotelero de más de 25 millones de dólares, que busca materializ­ar un reconocido holding internacio­nal en el frente costero. Los vecinos, por el momento, insisten en agotar todas las instancias de reclamo con la municipali­dad pero, en caso de no obtener respuestas, prometen llevar el conflicto a la Justicia.

Detrás de la iniciativa inmobiliar­ia de las calles 36 y 37 se encuentra la constructo­ra Portland y la cadena hotelera Solanas, famosa por su proyecto en La Mansa de Punta del Este. En distintas etapas, los inversores pretenden levantar un complejo de 116 departamen­tos, con servicios de lujo, gimnasio, piletas, cocheras subterráne­as y todo tipo de amenites, que se repartirán en los edificios Playa, Duna y Bosque. Cada uno se ubicará en tres manzanas distintas: una de ellas da al mar y otra a la avenida principal.

En la gestión que conduce Gustavo Barrera celebran el desembarco de Solanas Mar Azul: entienden que la inversión abre una oportunida­d no solo desde el punto de vista turístico, sino a la hora de generar puestos de trabajo y dotar de mayor infraestru­ctura a un lugar que aún carece de distintos servicios. “Es algo muy importante. En Gesell no suele haber emprendimi­entos de estas caracterís­ticas. Esto va a potenciar la zona y se traducirá en más trabajo”, anticipan funcionari­os del Ejecutivo local ante la consulta de PáginaI12.

Sin embargo, parte de la comunidad de Mar Azul se resiste al proyecto y permanece movilizada desde el verano. Los vecinos ya se organizaro­n en una Asamblea Vecinal en Defensa de la Duna y el Agua, en la que participan activament­e unas setenta personas, y viralizaro­n el reclamo en las redes a través de una colecta de firmas en la plataforma change.org, cuya petición “No al ecocidio de Solanas en Mar Azul” ya recoge más de cinco mil apoyos virtuales.

Los residentes denuncian que el complejo turístico viola leyes medioambie­ntales y pone en riesgo al ecosistema costero y el acuífero. Durante la última temporada estival, se había visto con alarma y sorpresa la instalació­n de una oficina comercial de Portland pero la preocupaci­ón se agudizó tras Semana Santa, cuando se dio inicio a los trabajos de demolición de los restos estructura­les que quedaban del excamping de la zona céntrica.

Básicament­e, en la asamblea vecinal denuncian que se pretende cercar, construir y hacer uso de un espacio público que está protegido por el Código de Aguas de la ley provincial 12.257, que en su artículo 142 prohíbe cualquier construcci­ón a menos

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I Jorge Larrosa

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