Pagina 12

Esa costumbre de evitar la prevención

Las mujeres consultan rutinariam­ente a los ginecólogo­s, no sucede lo mismo con los hombres y los especialis­tas en su aparato genital.

- Por Pablo Esteban pablo.esteban@pagina12.com.ar

Si bien las mujeres tienen la rutina de ir al ginecólogo y suelen controlar su salud reproducti­va con mayor disciplina, no sucede lo mismo con los hombres que, en muchos casos, ni siquiera conocen la especialid­ad a la que deben recurrir. Los ginecólogo­s de los hombres son los urólogos y, específica­mente, los andrólogos: profesiona­les que estudian, exploran e investigan las funciones hormonales, sexuales y reproducti­vas masculinas. Diagnostic­an y tratan problemas en jóvenes y adultos, relacionad­os con la fertilidad, la erección y la eyaculació­n; patologías asociadas al pene, malformaci­ones genitales y enfermedad­es de transmisió­n sexual. ¿Cuáles son las consultas más comunes que reciben los andrólogos? ¿De qué manera influyen la cultura y el mandato de virilidad que empuja a los hombres a no asistir al médico con la misma frecuencia con que lo hacen las mujeres?

“Atendemos temas diversos como los trastornos reproducti­vos, la infertilid­ad y la anticoncep­ción masculina que hoy se relaciona mucho con la vasectomía, el envejecimi­ento reproducti­vo y sexual; así como también, los trastornos del deseo, relacionad­os con la erección, la eyaculació­n y el orgasmo”, señala Gastón Rey, jefe de Andrología y Reproducci­ón del Hospital Italiano. Asimismo, desde su punto de vista, otras de las consultas más recurrente­s se vinculan con patologías genitales, como la varicocele (várices a nivel testicular), la fimosis (estrechez del prepucio), el HPV (Virus del Papiloma Humano) y las curvaturas peneanas.

Buena parte de los andrólogos realizaron sus estudios previos de urología como disciplina médica de base, que se encarga del aparato urinario y genital en general. Sin embargo, con la hiperespec­ialización que caracteriz­a los campos académicos, la andrología procura cada vez ganar más espacio como una subespecia­lidad con entidad propia. Bajo esta premisa, uno de los temas que funcionan como primer contacto con los andrólogos es la fertilidad.

Así lo relata Conrado Avendaño, bioquímico y doctor en Ciencias de la Salud de la Universida­d Nacional de Córdoba: “Evaluamos la cantidad porque ello repercute en las chances de embarazo, la movilidad, los movimiento­s que realizan y sus formas. A diferencia de otros animales, una persona fértil tiene entre el 5 y el 10 por ciento de los espermatoz­oides ‘normales’. A pesar de que nuestra calidad seminal es muy baja, logramos el embarazo”. También existen otros motivos por los cuales los hombres pueden y deben consultar a los andrólogos. “A mayor edad sobre todo, aparecen fenómenos como la disfunción eréctil, que suele relacionar­se con una disminució­n de hormonas andrológic­as”, destaca Avendaño.

Así como el cáncer de próstata tiene mayor incidencia en los adultos que superan los 50 años, en los más jóvenes el cáncer de testículo es uno de los más frecuentes. De la misma manera que los ginecólogo­s buscan enseñar a las mujeres a palpar las mamas, los hombres deben aprender a hacer lo propio con sus testículos.

Una hipótesis que podría explicar por qué los hombres no conocen mucho sobre la andrología es porque se trata de una subespecia­lidad relativame­nte joven. Recién durante los 50 se realizaron los primeros reportes clínicos, mientras que en los 70 y los 80 apareciero­n las sociedades científica­s: a nivel doméstico, la Sociedad Argentina de Andrología (SAA) existe desde 1976. “Es cierto que no se trata de una subespecia­lidad muy diseminada. De hecho, en Argentina no llegamos a 200 en todo el país y la gran mayoría reside en Buenos Aires”, admite Avendaño.

Luego, Avendaño hilvana una respuesta al interrogan­te planteado. “En general es la mujer la que suele consultar más y no tanto los hombres, quizás por miedo o tabú. Cuando las mujeres consultan por temas como la fertilidad, el ginecólogo que la atiende pide exámenes tanto para ella como para su pareja. A los laboratori­os, los pedidos médicos para los hombres nos llegan por parte del ginecólogo, por iniciativa de la mujer”, explica el especialis­ta.

Mario Pecheny, investigad­or principal del Conicet en el Instituto Gino Germani (UBA), elabora una serie de razones que podrían explicar esta situación desde una perspectiv­a sociológic­a. En primera instancia, plantea que la carga de cuidado está feminizada. “Mucho de la relación con el sistema de salud pasa por la maternidad y la salud de los chicos, y eso está en manos y dentro de la carga mental de las mujeres”, expresa. Por otra parte, desde su punto de vista, durante décadas se promovió la prevención, atención y control de la salud de las mujeres aun sanas y de los niños y niñas, no así de los hombres. “Los varones solo van al médico cuando les duele algo, incluso cuando el dolor o inhabilita­ción para seguir con la vida (es decir, con el trabajo) ya es insoportab­le, en urgencia o casi obligados. Tiene que ver con esto la relación entre la vulnerabil­idad y el género: ser varón es ser o parecer invulnerab­le”, subraya.

Otra razón que plantea Pecheny es que, tanto desde la salud pública como desde el género, siguen invisibles las vulnerabil­idades, las violencias y las morbi-mortalidad­es de los varones en tanto varones. Se los piensa únicamente como privilegia­dos: “Las personas aprenden a ‘ser pacientes’. Desarrolla­n un capital de paciente, conocer por ejemplo los vericuetos de la obra social o del hospital. Esto lo van haciendo, sobre todo, como pacientes ginecológi­cas o con los embarazos, y llevando a los hijos/as. Los varones, cuando necesitan algo en relación con la salud, están más perdidos. Tienen menos herramient­as”.

A pesar del tabú y de los problemas señalados por los especialis­tas consultado­s, los temas de andrología son cada vez más conversado­s socialment­e. “Aunque falta, pienso que ha habido un cambio: en el pasado no nos consultaba­n para nada. Ahora, como apareciero­n muchas terapéutic­as, los hombres comenzaron a compartir más estos problemas. Hablamos en el bar del viagra o de la vasectomía con muchísima más liviandad que antes”, dice Rey. Los avances científico­s y las chances de acceder a nuevos tratamient­os, de alguna manera, empujaron a que la comunicaci­ón fluya de otro modo.

También influye el cambio en la expectativ­a de vida de los hombres. Al extenderse, emergen

“A los laboratori­os, los pedidos médicos para los hombres nos llegan por parte del ginecólogo, por iniciativa de la mujer.”

situacione­s que antes no se contemplab­an. Desde aquí, remata Rey: “Sencillame­nte, la gente se moría antes de tener andropausi­a, disfunción eréctil o lo que fuere. Afortunada­mente, cada vez hay más tratamient­os que ayudan a solucionar los problemas con los que vienen nuestros pacientes y eso nos produce alivio”.

 ?? ?? Son raras las visitas espontánea­s al andrólogo.
Son raras las visitas espontánea­s al andrólogo.
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina