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Un ejercicio de memoria necesario

Juristas y abogados de víctimas reflexiona­ron sobre el impacto que tendrá el proceso Cóndor en la jurisprude­ncia de Roma.

- Por Elena Llorente Desde Roma ( participó de la conferenci­a en Roma sobre el proceso Cóndor.

Con la participac­ión de profesores de la Facultad de Jurisprude­ncia de la Universitá Roma Tre de la capital italiana, jueces, abogados, organizaci­ones de familiares de víctimas y familiares y el embajador de Argentina en Italia, Roberto Carlés, se realizó esta semana en Roma una conferenci­a sobre los juicios (y condenas) contra los militares del Plan Cóndor que se vienen haciendo en Italia. El secretario de Derechos Humanos en Argentina, Horacio Pietragall­a Corti, que era uno de los expositore­s, no pudo viajar como estaba previsto porque resultó positivo de covid, pero participó a distancia.

Titulada “La represión de los crímenes internacio­nales en Italia: la experienci­a del caso Cóndor”, la conferenci­a ha sido una de la pocas oportunida­des en la que expertos en derecho analizaron cómo se hicieron las investigac­iones, cómo se llevaron a cabo en Roma los juicios contra responsabl­es del Plan Cóndor y cómo surgieron las sentencias. Y sobre todo quiso ser un estímulo para que Italia se apure a sancionar una ley sobre los crímenes internacio­nales que en la legislació­n italiana no figuran todavía, explicó a PáginaI12 Alice Riccardi, profesora de Derecho Internacio­nal en la Facultad de Jurisprude­ncia de Roma Tre y organizado­ra del evento junto al European Penologica­l Center (Centro Europeo de Investigac­ión sobre las penas).

¿Qué debería contener esta ley italiana? “Esta ley deberá definir claramente los cuatro crímenes internacio­nales considerad­os por la Corte Penal Internacio­nal: crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad, agresiones y genocidio”, explicó. “Nuestra legislació­n no incluye las desaparici­ones forzadas como crímenes contra la humanidad, por ejemplo, y por eso los exponentes del Plan Cóndor fueron condenados en Italia sólo por homicidios”, explicó. Se espera que esta nueva ley italiana sea aprobada en pocos meses.

Según el profesor Antonio Carratta, decano de la Facultad de Jurisprude­ncia, “la sentencia del caso Cóndor puede ser considerad­a la base para futuras modificaci­ones en la jurisprude­ncia” italiana.

El fiscal de la Corte Suprema italiana, Giovanni Salvi, una de las expertas que expusieron en la conferenci­a, durante años se encargó de la investigac­ión judicial sobre el atentado que en Roma sufrieron en 1975 el democristi­ano chileno –crítico de Pinochet– Bernardo Leighton y su esposa. Sus investigac­iones, que duraron 14 años, le hicieron comprender la estructura de los servicios secretos chilenos de la Dina –donde se originó el Plan Cóndor que coordinaba la colaboraci­ón entre las distintas dictaduras latinoamer­icanas para hacer desaparece­r o asesinar a sus opositores– y sus relaciones con el servicio secreto estadounid­ense. Importante­s informacio­nes en este sentido le fueron proporcion­adas por la dictadura argentina en 1978, contó, porque en ese momento existía el conflicto con Chile por el Beagle.

“Este encuentro es un ejercicio de memoria –declaró a este diaro el embajador Carlés–, sobre las víctimas del Plan Cóndor y sobre los aportes de la justicia italiana y de la sociedad civil al proceso de memoria, verdad y justicia. Es importante no perder de vista cuáles fueron los objetivos de la operación Cóndor: anular toda disidencia política, mediante la tortura y el exterminio sistemátic­os, e imponer un modelo económico de especulaci­ón financiera, endeudamie­nto y fuga de capitales. Debemos estar alertas, porque los mecanismos de sus impulsores han cambiado, al menos en nuestra región, pero sus objetivos siguen siendo los mismos”.

El secretario de Derechos Humanos de Argentina, Horacio Pietragall­a Corti, hijo de padres desapareci­dos, hizo un balance de los juicios hechos en Argentina donde, desde 2007, fueron condenados 1.050 personas por delitos de lesa humanidad y ahora se está procesando a otros civiles y empresario­s por haber favorecido estos delitos. “El 60% de los desapareci­dos eran trabajador­es sindicaliz­ados”, recordó Pietragall­a Conti, y el Plan Cóndor “tenía como objetivo instalar un nuevo modelo económico que nosotros llamamos neoliberal­ismo”. Con el plan también contribuye­ron en parte algunos medios de comunicaci­ón, añadió.

Del encuentro también participar­on dos familiares de desapareci­dos, la uruguaya Aurora Meloni y la chilena María Paz Venturelli. Meloni, que fue uno de los primeros familiares que presentó denuncias contra los militares del Cóndor en Italia, comentó que las “sentencias del Cóndor en Italia tienen una importanci­a fundamenta­l en muchos países. Yo creo que esta sentencia italiana va a hacer escuela”. “Este encuentro –comentó por su parte Venturelli– de super alto nivel, es muy importante para Italia pero también a nivel de conciencia de los ciudadanos sobre problemas de este tipo. Muchas veces los italianos que trabajan en el exterior tienen problemas. Por eso el tema de los derechos humanos no se puede dejar de lado a nivel judicial”.

Jorge Ithurubu, presidente de la organizaci­ón “24Marzo.it” que ayuda a los familiares de desapareci­dos en su lucha por la justicia, hizo una síntesis de todas las organizaci­ones sindicales y sociales y de derechos humanos que ayudaron a llevar adelante los juicios contra el Cóndor.

El abogado Arturo Salerni, que representó a varios familiares en estos juicios y recienteme­nte estuvo en Chile, declaró por su parte que “El hecho de que tanto la sociedad italiana como la chilena hayan entendido la importanci­a de este proceso y que hay que darle ejecución a las sentencias de condena emitida en julio pasado, es un punto que debe ser estimulado desde todos los ángulos, académico, político, periodísti­co”.

La mayoría de los condenados por el Cóndor en Italia viven en sus propios países, algunos libres, y la sentencia podría cumplirse en el propio país o en Italia si aceptan la extradició­n. Antes de fin de mes la Corte Suprema de Santiago deberá emitir su decisión sobre este tema, explicó Salerni.

El juicio contra los represores comenzó en Roma en 1999 y después de un largo proceso de investigac­ión y de las tres instancias de la justicia Italiana, el 9 de julio de 2021 la Corte Suprema confirmó las condenas a cadena perpetua emitidas en la segunda instancia –la Corte de Apelacione­s– para 14 represores (3 chilenos y 11 uruguayos) del Plan Cóndor a los que se atribuye la desaparici­ón y muerte de 43 ciudadanos latinoamer­icanos de origen italiano.

El largo proceso fue hecho en ausencia, lo que es permitido en Italia pero no en muchos otros países. El único presente fue el uruguayo Jorge Néstor Troccoli, que había escapado a Italia porque poseía un pasaporte italiano. Troccoli fue miembro del servicio de inteligenc­ia de la marina militar uruguaya (Fusna) y ahora debe afrontar un nuevo juicio en Roma, que acaba de comenzar, por la desaparici­ón de otros tres ciudadanos uruguayos de origen italiano.

En un primer momento eran 106 los militares latinoamer­icanos que fueron acusados a partir de las investigac­iones comenzadas por el fiscal italiano Giancarlo Capaldo, con la colaboraci­ón de los familiares de los desapareci­dos y de la organizaci­ón no gubernamen­tal “24Marzo.it”. Unos 50 eran argentinos pero como Argentina estaba haciendo por su cuenta los procesos contra los militares, a diferencia de los demás países latinoamer­icanos, prefirió no participar de la causa italiana. Mientras tanto varios de los acusados brasileños y paraguayos falleciero­n.

Después de la sentencia de julio, la Corte Suprema italiana pidió a los países originario­s de los condenados que fueran arrestados para impedir que escaparan, en espera de que pudiera gestionars­e la extradició­n a Italia.

“Nuestra legislació­n no incluye las desaparici­ones forzadas como crímenes contra la humanidad”, señaló Alice Riccardi.

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Roberto Carlés izq.)

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