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Un Campazzo a corazón abierto

El base admite que hizo autocrític­a y entendió la decisión del DT de Denver. “Chances tuve y, a veces, no las aproveché”, dice.

- Por Julián Mozo

Facundo Campazzo es genuino. Tanto como exigente y realista. Por eso, mientras transcurre sus días en Córdoba, mechando entrenamie­ntos y vida social con familiares y amigos, no se ubica en ningún extremo cuando tiene que analizar su segunda temporada en la NBA en charla con PáginaI12. Hace autocrític­a y evita poner excusas por una segunda parte que lo encontró sin el nivel esperado ni con los minutos que pretendía. Pero, a la vez, mientras le escapa a la victimizac­ión, entiende las decisiones del entrenador de los Nuggets y asegura que no todo fue color negro durante los últimos meses. “Quizá de afuera pueda verse como una temporada no tan buena, como una situación difícil, pero yo lo viví con naturalida­d. Queriendo de jugar, buscando ser parte del día a día, de la rotación del equipo, porque es lo que quiere todo jugador, pero sin ver todo mal ni estando triste. Traté de focalizarm­e en lo que estaba a mi alcance: estar bien físicament­e, entrenado, con confianza y preparado por si me tocaba volver a jugar. Así todo fue más llevadero”, fue su primera respuesta.

–La NBA es dura, hasta cruel, no jugar es bravo, se te deben pasar mil cosas por la cabeza. ¿Cómo fue para vos internamen­te? ¿Flaqueaste en algún momento?

–En una temporada larga tenés altibajos, pero en los momentos bajos yo intenté buscarle la vuelta, tratando de seguir, estando lo mejor que podía por si la chance llegaba. Pero no es que estuve triste o enojado. Quería jugar y cuando perdíamos, me sentía frustrado por no poder ayudar y, cuando ganábamos, quería ser parte. Pero tampoco es que fue difícil porque el entorno influye y dentro del equipo, incluso con el entrenador, que siempre me habló y me dijo que estuviera listo, la pasé bien.

–¿Entendiste el no jugar, el “no hay lugar para vos, hay otros mejores”? ¿O internamen­te decias “en este equipo yo debería jugar”

–Claro que me puse en la piel del entrenador. Y si hubiese sido él, también habría buscado variantes para que la segunda unidad sea más ofensiva y tuviera mayor fluidez. El debía buscar opciones y la que encontró, le funcionó, el equipo estuvo más dinámico y no tuvo tantos altibajos. Y empezó a ganar. Y el equipo, siempre, está por encima de todo y yo tuve que adaptarme a esa situación. Nunca lo tomé como algo personal, hubiese sido un pecado de mi parte.

–¿Hiciste temporada?

autocrític­a

de

tu

–Claro. Lo primero que hice fue autocrític­a. Oportunida­des tuve, a veces las aproveché, sobre todo en la primera parte de la temporada, cuando pude dar soluciones y ayudar al equipo, y luego ya no... Ahí fue cuando me puse en el lugar del entrenador y lo entendí a la perfección. Si la alternativ­a que encontró le funcionó, ¿por qué iba a merecer yo jugar más que el resto? Además, cuando di este paso a la NBA, tenía claro que esto podía pasar, que mi rol no iba a ser grande. De hecho, de no haber tenido tantas lesiones el equipo, segurament­e no hubiese jugado tanto en la primera temporada. Fue una sorpresa. Y, bueno, ahora me tocó esto. Para bien o para mal, la NBA es así y hay que adaptarse.

–¿Por dónde pasó la autocrític­a que hiciste?

–En mi carrera siempre me tocó tener la pelota en la mano, tomar decisiones y equivocarm­e. Mi desafío en la NBA era poder hacerlo sin la pelota, cometiendo menos errores, siendo más eficaz. Por momentos pude y, por momentos, no. En la NBA la dificultad aumenta, no es sencillo hacerlo bien todo el tiempo.

–Vos generalmen­te has sido muy mimado por la gente y los hinchas. ¿Cómo tomaste las críticas? Sobre todo las más lapidarias de que no podés jugar en la NBA o algunos que te apodaron Rotundo Fracazzo.

–Críticas hubo siempre, pero yo intento leer poco, cerrarme en mi círculo, con familia y amigos, y gastar mi energía en lo que sé hacer: entrenar y mejorar, ser parte de equipo y pelear por un lugar. Considero que tanto las críticas buenas como las malas, cuando son en exceso, son malas para los deportista­s que las consumen. Yo estoy en las redes y las he visto, pero trabajo que no me influyan o para que me entren hasta cierto punto. Uno debe convivir con esto, sabiendo que no se podrán cambiar y que, en muchos casos, son de personas anónimas que lo hacen sin su nombre real, detrás de un escondite, para molestar.

–El 1° de julio, cuando sea la apertura de la agencia libre, si te viene a buscar un equipo, ¿qué te tiene que decir para convencert­e o seducirte? ¿Qué rol aceptarías para ir a un equipo determinad­o?

–Es difícil que venga un equipo y me diga en detalle lo que me puede dar, porque la temporada de la NBA es muy cambiante, muy día a día. No sé qué podrán decirme, tengo más claro lo que no vendrá a decirme un equipo… No vendrá a decirme que quiere que sea titular o que sea el segundo que más tome decisiones desde el banco, que esa segunda unidad se va a basar en mí… No espero algo así. Yo creo que, adonde vaya, voy a seguir teniendo que ganarme un lugar durante toda la temporada. Es lo que espero. No tengo la actitud de pedir minutos o un rol, el decir no acepto “menos que eso”, por caso. Todo me lo voy a tener que ganar. Pero no me molesta. Por eso voy a seguir intentando.

–Está claro que querés seguir en la NBA, es tu objetivo. ¿Pero te sentís que sos un jugador NBA, que sos alguien que pertenece a esta elite?

–Yo creo que ser un jugador o no NBA dependerá de la construcci­ón de mi mejor versión y que vale la pena intentarlo. Siento que, en estas dos temporadas, hubo momentos que ayudé, que lo fui, siendo titular hasta en los playoffs, y en otros momentos que no. Me quedo con la primera sensación y me dejo llevar por eso para seguir intentando estar allí.

–¿Qué necesitás mejorar para ganarte ese lugar? ¿En qué estuviste trabajando estas semanas con Mariano Sánchez –DT de desarrollo individual– y Dave Love –coach de EE.UU., especalist­a en el tiro–?

–Estuve trabajando en la parte ofensiva, probando cosas que en la temporada no pude trabajar. Con Dave Love fueron detalles para que cada entrenamie­nto del tiro sea bueno. Buscando sumar tiempo, horas, ser consistent­e en eso para poder seguir mejorando el lanzamient­o. Con Mariano, lo mismo, buscando tocar cosas que no entreno, sumar herramient­as, para resolver con más naturalida­d distintas situacione­s del juego y del ataque. También todo esto me ayuda a mantenerme en forma. Nunca tuve vacaciones tan largas y quiero estar lo mejor posible.

“Yo creo que ser un jugador o no NBA dependerá de la construcci­ón de mi mejor versión y que vale la pena intentarlo”.

“No voy a ir a la Selección a buscar algo individual, a buscar minutos, a ser el de antes o sumar confianza”.

–Se viene la Selección desde fines de junio, con las ventanas, y luego la Americup. ¿Te genera ilusión de volver a jugar y, de paso, volver a ser el Facu del 2019? Tal vez te pueda servir también para eso.

–No voy a ir a la Selección a buscar algo individual, a buscar minutos, a ser el de antes o sumar confianza. Yo no busco eso de la Selección. Pretendo que, en esta etapa, todos estemos a disposició­n para jugar y ganar los partidos. Con esa mentalidad voy, sin temas personales de por medio. Si voy a ganar confianza, no sería la manera adecuada. En este momento, ya sin Luis (Scola) ni Sergio (Hernández), necesitamo­s el compromiso de todos para seguir armando lo que veníamos trabajando, buscando una identidad. Eso me motiva a ir, también el estar con compañeros y un nuevo entrenador. Queremos seguir construyen­do. Y, además, pensando en Tokio, donde no jugamos como esperábamo­s, reencontra­r lo nuestro.

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Alejandro Leiva ?? Facundo Campazzo, entre la autocrític­a y el deseo de seguir en la máxima Liga del mundo.
I Alejandro Leiva Facundo Campazzo, entre la autocrític­a y el deseo de seguir en la máxima Liga del mundo.

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