Tres represores en el banquillo
El TOF 1 de CABA comenzó a juzgar a tres oficiales del Ejército por secuestros, torturas y un asesinato durante la dictadura.
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Tres oficiales retirados del Ejército comenzaron a ser juzgados por crímenes de lesa humanidad cometidos en el centro clandestino de detención que funcionó en la comisaría de Ramos Mejía durante la última dictadura. Los acusados son Rodolfo Enrique Godoy, Roberto Obdulio Godoy y Francisco Rodolfo Novotny, a quienes se les imputan nueve hechos de secuestros y torturas, y un homicidio.
El Tribunal Oral en lo Criminal Federal 1 de CABA –integrado por los jueces Ricardo Angel Basílico y las juezas Gabriela López Iñiquez y Adriana Palliotti– abrió el proceso oral con una audiencia virtual esta semana. En representación del Ministerio Público Fiscal intervino María Angeles Ramos, la fiscal federal a cargo de la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad.
Ubicada en Avenida de Mayo 549 de Ramos Mejía, la comisaría de esa localidad bonaerense fue parte del área militar 114,
Varias víctimas fueron trasladadas a la comisaría de Ramos antes o después de su cautiverio en el centro clandestino Sheraton.
cuya jefatura estaba en el Grupo Artillería Mecanizada 1 de Ciudadela, y dentro de la denominada subzona 11, correspondiente a la jurisdicción del Primer Cuerpo del Ejército. Según ya fue acreditado por la Justicia, varias víctimas fueron trasladadas a la comisaría de Ramos Mejía antes o después de su cautiverio en la subcomisaría de Villa Insuperable, el centro clandestino conocido como Sheraton.
De acuerdo con el requerimiento de elevación a juicio de la fiscalía, entre octubre y diciembre de 1976 hubo al menos una víctima cautiva; entre enero y abril de 1977 hubo al menos dos víctimas; y entre agosto de 1977 y marzo de 1979, hubo cuatro víctimas. “La norma material fue el desarrollo de una ordenada, jerárquica e ilegal maquinaria debidamente aceitada para cumplir acabadamente con el cometido fijado: el aniquilamiento del oponente a un precio conocido de antemano por todos los integrantes de la estructura. La cadena de órdenes se mantuvo intacta y debidamente aceitada para eludir las formalidades burocráticas que hubiese impuesto una represión