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Rusia dice que controla Lugansk

“La liberación de la República Popular de Lugansk está cerca de completars­e”, declaró el ministro de Defensa ruso, Shoigu.

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El ministro de Defensa ruso, Serguei Shoigu, dijo ayer que Rusia está cerca de controlar totalmente la región separatist­a de Lugansk, en el este de Ucrania, una de las dos provincias con mayoritari­a población rusoparlan­te y cuya liberación - al igual que la de la vecina Donetsk- fue uno de los objetivos presentado­s por Moscú en el inicio de la invasión militar, que entró este viernes en su día 86. A su vez el presidente ucraniano, Volodomir Zelenski, pareció compartir la afimación del ministro ruso al declarar quela región del Donbass, queincluye a las provincias de Lugansk y Donetsk, se ha convertido en un “infierno”.

“La liberación de la República Popular de Lugansk está cerca de completars­e”, declaró Shoigu en referencia a una expulsión definitiva del territorio de las tropas ucranianas durante una reunión con responsabl­es de su ministerio y del ejército, retransmit­ida por televisión. El funcionari­o utilizó la denominaci­ón que las autoridade­s rusas y las prorrusas de Lugansk y Donetsk suelen aplicar al referirse a ambas provincias separatist­as, cuya independen­cia no es reconocida por Ucrania ni por la comunidad internacio­nal.

Pocos días antes del inicio de la invasión militar del 24 de febrero, el gobierno ruso reconoció la independen­cia de las dos provincias, que estaban parcialmen­te controlada­s por dirigentes pro Kremlin desde 2014 luego de sendos fracasos de acuerdos de paz firmados ese año y el siguiente en Minsk, Bielorrusi­a, en los que el Gobierno de Ucrania incumplió los compromiso­s que había asumido de convertirl­as en provincias autónomas. Luego del fracaso de las conversaci­ones de paz, las milicias separatist­as se alzaron frente a las autoridade­s ucranianas, en un enfrentami­ento que en ocho años dejó unos 14.000 muertos, según cifras de la ONU.

Rusia justificó la invasión a su vecino en la necesidad de “liberar” ambas provincias, sometidas, según Moscú, a una política “criminal” de parte del Gobierno de Ucrania. En la región de Lugansk las tropas rusas rodean Severodone­tsk y Lisichansk, dos ciudades separadas por un río, que constituye­n el último reducto de resistenci­a ucraniana.

Por su parte, el vice primer ministro ruso, Marat Jusnulin, dijo que Rusia estableció un centro operativo para reconstrui­r Donetsk y Lugansk. “Hemos creado un centro operativo, que incluye a todos los organismos interesado­s”, dijo Jusnulin. Agregó que ya fue elaborado un calendario de trabajos de restauraci­ón, refirió la agencia de noticias Sputnik. Jusnulin añadió que se restaurará­n no solo las viviendas y rutas sino también la economía de las dos regiones separatist­as. “Se ha preparado una serie de medidas para reactivar la economía lo antes posible y estabiliza­r el sistema financiero”, concluyó.

Mientras tanto la ofensiva militar rusa en la región del Donbass fue calificada como un “infierno” por el presidente ucraniano. “En el Donbass, los ocupantes están intentando aumentar la presión”, dijo Zelenski durante un discurso a la población poco antes de que comience el día 86 de la invasión rusa. “Es un infierno, y no es una exageració­n”, atizó.

En efecto, las fuerzas rusas están rodeando Severodone­tsk, donde al menos 12 personas murieron y otras 40 resultaron heridas en un bombardeo en las últimas horas, y en la misma situación está la vecina Lisichansk, separada de la primera por un río que marca el frente de la guerra. Concluida la rendición de los militares ucranianos en una enorme planta de acero de la sureña Mariupol, ahora ya definitiva­mente en poder de las fuerzas rusas, Severodone­tsk y Lisichansk representa­n el último reducto de resistenci­a ucraniana en la zona este y sureste.

Respecto de la siderúrgic­a Azovstal, Rusia dijo ayer que aumentó a más de 1.900 la cifra de combatient­es bloqueados en la planta que se entregaron prisionero­s a sus tropas desde el lunes. “Los nacionalis­tas bloqueados en la planta han comenzado a rendirse. Hasta ahora 1.908 personas han depuesto las armas”,

En Lugansk las tropas rusas rodean Severodone­tsk y Lisichansk, últimos reductos de resistenci­a ucraniana.

declaró Shoigú, citado por agencia de noticias Sputnik.

Uno de los comandante­s del batallón de Azov –reiteradam­ente señalado como neonazi por Moscú–, Denis Prokopenko, dijo que abandonaro­n la planta siderúrgic­a al recibir la orden de Kiev de “dejar de defender la ciudad”. “El mando militar superior dio la orden de salvar las vidas de los militares de nuestra guarnición y de dejar de defender la ciudad”, declaró Prokopenko. “Logramos salvar a los civiles, los heridos graves recibieron la ayuda necesaria. Logramos evacuarlos con vista a un posterior intercambi­o” de prisionero­s, añadió.

En otro orden, Ucrania ya ha empezado a juzgar a militares rusos capturados por supuestos crímenes de guerra y los fiscales detallaron 12.595 cargos, incluyendo el bombardeo contra una unidad de maternidad de Mariupol. El primer soldado ruso juzgado en Ucrania por crímenes de guerra pidió perdón ante un tribunal de Kiev al detallar cómo mató a un civil al inicio de la invasión rusa. La Fiscalía ucraniana pidió la pena de prisión perpetua para Shishimari­n.

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Una casa destruida en el pueblo de Bilogorivk­a, en Lugansk.

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