Pagina 12

Ropa sucia afuera

- Por F. L.

un guardia soviético. Los showrunner­s dijeron que, más allá de las interconex­iones entre las tramas, buscaron que cada una de ellas tuviera “un tono reconocibl­e”. Ayuda bastante que los capítulos duren más de una hora para profundiza­r en lo que será el cierre de estos personajes que se conocieron en 2016.

“Viste que la gente dice que nuestro pueblo está maldito. No están tan equivocado­s. Hay otro mundo. Otro mundo oculto que a veces se infiltra con el nuestro”, dice uno de los de la banda de Hawkins al explicar el nodo argumental, y antagonist­a, de este arco: la maldición de Vecna. Mezcla del Pinhed de Hellraiser y arácnido del mal, los hábitos de este monstruo remiten a Freddy Krueger más que al Demogorgon. El bicharraco diabólico se mete con quienes no pudieron superar un evento traumático. Anoten en la lista a la pelirroja de Max (Sadie Sink) - quien describe sus ataques como “pesadillas consciente­s”-, Eleven y a un tal Victor Creel. ¿Atención spoiler? El actor que interpreta a este último, de anciano y recluido en un hospital psiquiátri­co es, ni más ni menos, que Robert Englud. Tremendo homenaje y confesión de partes de los realizador­es de Stranger Things hacia la saga Pesadilla. “Les aseguro que sigo en el infierno”, lanza el personaje en una escenita que guarda otra cita directa a El silencio de los inocentes.

Como si fuera un flipper con muchas bolas en juego, la cuarta parte de Stranger Things rebota entre esas historias, referencia­s reconocibl­es y el zeitgeist ochentoso donde los videoclubs y walkmans literalmen­te pueden salvarle la vida a sus personajes. Uno de ellos es un perseveran­te repetidor estudianti­l y presidente del club de rol de la secundaria. Eddie (Joseph Quinn) no so◢“¡

Están ahí, boludo!”. Con esa expresión abre Now & Then (estreno del último viernes por Apple TV+), ficción multicultu­ral y bilingüe sobre un grupo de universita­rios de distintas nacionalid­ades acosados por lo que hicieron en Miami hacia 2002. En medio de los festejos alocados por el fin de curso, un grupo de amigos con Green Card (dos mexicanos, un colombiano, una argentina y una española) provocaron dos muertes. Dos décadas después, ese hecho sigue presente en su memoria y en la de una detective (Rosie Perez), entretanto alguien los chantajea con develar lo que pasó en esa noche trágica. Entre ellos, se destacan los personajes de Daniela (Soledad Vilo ofrece un “guiño-guiño” a Iron Maiden con su nombre, gusto y look metalero, sino que entrega algunas de las mejores performanc­es de la saga. Con una quinta temporada confirmada, Stranger Things podría tener una secuela o una serie derivada más allá de esta historia puntual. Exacto, el Upside Down también tendrá su metaverso. llamil) y

Verdú).

La productora española Bambú ( Velvet, Las chicas del cable, Altamar) deja por un rato las ficciones de corte histórico y se abalanza sobre este thriller que juega a dos tiempos y cuenta con la dirección del israelita Gideon Raff ( Prisoners of War), como para sumarle otros pasaportes al entuerto. Más allá de su globalidad, la historia es lo que verdaderam­ente pesa. ¿Accidente? ¿Negligenci­a? ¿Asesinato? Son varias las preguntas a develar en ocho episodios. “Es un grupo de personas que se equivocan en un momento muy particular de sus vidas. Y el pasado siempre vuelve en el momento más inoportuno”, planteó Verdú. “Lo que se le viene en el presente es un tsunami”, concluyó Villamil.

el

de

Sofía

(Maribel

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina