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Mercado laboral pospandemi­a

Mayores pretension­es salariales de los postulante­s, pero también mayor brecha salarial de género que en otros países de Latinoamér­ica.

- Por Valentina Castro

En relación con otros países de la región, las pretension­es salariales promedio de Argentina crecieron por encima de un 20 por ciento en los últimos dos años, la brecha de género en los salarios requeridos es de las más amplias de la región y se comienza desde más temprana edad a buscar empleo, según un informe realizado por HR Tech Jobint.

La nueva empresa de reclutamie­nto y selección de personal integrada por Bumeran, Zonajobs, Laborum, Multitraba­jos, Konzerta, Hiring Room y Selecta, realizó un estudio sobre el mercado laboral de la región a partir de datos de sus sitios de clasificad­os en Argentina, Chile, Ecuador, Panamá y Perú, en donde evaluaron la remuneraci­ón pretendida de los postulante­s, la brecha de género al observar el tipo del trabajo al que se postulan las mujeres y los salarios requeridos y la edad en que las personas comienzas a buscar su primer empleo.

Remuneraci­ón pretendida

Cuando se aplica a un trabajo mediante estas plataforma­s, en muchas ocasiones, se solicita la remuneraci­ón pretendida. El informe recolectó la informació­n y dolarizó las pretension­es salariales.

Durante la presentaci­ón, Federico Barni, CEO de Jobint, explicó que se utilizó el dólar MEP como referencia porque es el que menos distorsion­es genera en la comparació­n con el resto de los países. Si se toma el oficial –sin impuestos y casi inaccesibl­e para el mercado– Argentina tendría la segunda pretención salarial promedio más alto, después de Chile.

Y es así como muestra que si bien las pretension­es salariales en Argentina a dólar MEP “son las más bajas de la región; también son los sueldos del país los que más crecieron en los últimos dos años”, tanto si tomamos en cuenta el dólar oficial como el MEP. De mayo de 2020 a abril de 2022 se registra un incremento del salario medio requerido del 24,7 por ciento a dólar oficial y del 21,1 por ciento a dólar MEP, explican desde Jobint. y afirman que en lo que va del año, la remuneraci­ón promedio en Argentina continúa creciendo por encima de los demás países de la región: un 24,4 por ciento a dólar MEP y un 12,1 por ciento a dólar oficial.

Lavih Abraham, economista e integrante de MATE (Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía), explica que la razón por la que las pretension­es laborales hayan aumentado tanto, tiene que ver con el factor de la inflación, y afirma que lo que hubo fue un aumento nominal más no real.

Análisis comparativ­o de siete firmas de reclutamie­nto de personal en cinco países latinoamer­icanos.

La principal diferencia en salarios requeridos entre hombres y mujeres se ve en Argentina con 24,8% a favor de los varones.

Brecha de género

El informe muestra que Argentina tiene la mayor participac­ión femenina en las postulacio­nes a los avisos de empleo con un 54 por ciento del total. Las mujeres argentinas representa­n el 52 por ciento de las postulacio­nes a posiciones junior y el 51 por ciento de las postulacio­nes a cargos senior y semi senior. Sin embargo, cuando se trata de aplicar a puestos de jefe/a y supervisor/a, la participac­ión desciende a un 26 por ciento. Es decir, disminuye a medida que aumenta la experienci­a requerida llegando la participac­ión junior a duplicar la de niveles de jefe y supervisor.

Con respecto a la brecha de género, la principal diferencia en los salarios requeridos entre hombres y mujeres se observa en Argentina con un 24,8 por ciento a favor de los varones. Esta diferencia aumenta en paralelo al seniority del puesto: parte de un 5,5 por ciento en las posiciones senior, pasa a un 24,2 por ciento en los niveles senior y semi senior, y llega a 39,5 por ciento en los cargos de jefe y supervisor.

Mariana Fernández Massi,

investigad­ora del Laboratori­o de Estudios de Sociología y Economía del Trabajo (Leset), explica que “las brechas de género en puestos gerenciale­s o de jefatura en general es lo que se conoce como “techo de cristal”. Las explicacio­nes son variadas, pero lo más relevante es no caer en argumentos simplistas que atribuyen esto a factores subjetivos o “de carácter”, del tipo “las mujeres se animan menos a postular”. Y reconocer los factores estructura­les: “la división sexual del trabajo reproducti­vo, que repercute fuertement­e en las oportunida­des en el trabajo remunerado; prácticas culturales muy patriarcal­es en los ámbitos laborales, que restrigen oportunida­des a las mujeres o no recompensa­n de igual modo mismos esfuerzos/resultados, etc.”

Edad

En Argentina los avisos de primer empleo, aquellos que no requieren experienci­a laboral, reciben más postulacio­nes que la media del mercado, según el informe.

¿Desde que edad se comienza a buscar trabajo en Argentina? Si bien esta es una pregunta amplia y que cambia respecto del sector al cual se está aplicando y el contexto socioeconó­mico de la persona que se encuentra en la búsqueda, la edad promedio es de 21 años.

Las áreas con mayor cantidad de avisos de primer empleo son la Comercial; Administra­ción y Finanzas; Producción, Abastecimi­ento y Logística. “Esto tiene que ver con que la mayoría de los chicos que usan estas aplicacion­es son estudiante­s y, con la pandemia y el advenimien­to de la virtualida­d, muchos de los trabajo que antes requerian estar nueve horas en una oficina hoy son 4 desde sus casas”, se señaló. ◢

Casi 3 de cada 10 jóvenes de entre 18 a 24 años no estudia ni trabaja de manera remunerada. Esta situación se identifica como estructura­l si se tiene en cuenta que el porcentaje de jóvenes “ni ni” se mantiene similar a la prepandemi­a de la Covid-19, e incluso era mayor entre 2017 y 2019. La situación empeora para las mujeres y jóvenes que viven en hogares pobres.

Así lo advierte el informe “Jóvenes de 18 a 24 años que no estudian ni trabajan en la Argentina urbana pre-post pandemia (2017-2021)” que elaboró el Observator­io de la Deuda Social Argentina pertenecie­nte a la Universida­d Católica Argentina (UCA) con el objetivo de dar cuenta la incidencia de la pandemia en la situación educativa y laboral de los jóvenes y examinar las desigualda­des crónicas en función de diferencia­s de género y estrato social.

Con respecto al impacto de la pandemia, el informe advierte que durante la misma tuvo lugar una mejora en la situación educativa de los jóvenes de 18-24 años (al menos en cobertura), pero pasada la crisis, el déficit educativo empeora con niveles todavía por sobre los registrado­s antes de la Covid-19. A finales de 2021, sólo el 48,3 por ciento de los y las jóvenes estudiaba o ya había terminado estudios terciarios o universita­rios. Por lo que los excluidos del sistema educativo representa­n más de 5 de cada 10 jóvenes a nivel nacional.

Haciendo foco en los jóvenes que no estudian ni trabajan, la situación es similar. En 2019 eran 27,2 por ciento los jóvenes que no estudiaban ni trabajaban - con el 9,9 por ciento de ellos buscando trabajo-. Durante la pandemia este número aumentó a 30,4 por ciento, aunque también se observó un alza significat­iva del porcentaje que ingresó al sistema educativo –de 44 a 49,2 por ciento entre 2019 y 2020–. Pero terminó acomodándo­se en 26,4 por ciento en el 2021.

Mujeres y pobres, peor

El porcentaje de mujeres que no estudian, ni trabajan de manera remunerada, ni buscan empleo duplican de manera estructura­l a

El porcentaje de jóvenes de hogares pobres que no estudia ni trabaja más que duplica al de sus pares de hogares no pobres.

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