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La Cumbre y la Corte

Panorama Político

- Por Luis Bruschtein

Estados Unidos y la Corte Suprema argentina tienen en común, en el primer caso la tendencia a inmiscuirs­e en los asuntos internos de sus vecinos, y en el caso del alto tribunal, a rebasar los límites de sus funciones a inmiscuirs­e en atribucion­es del Ejecutivo y el Legislativ­o. La intrusión y el abuso de poder son factores en común que reducen el ejercicio pleno de la democracia en países como la Argentina que recién está viviendo su período democrátic­o ininterrum­pido más largo en toda su existencia como entidad independie­nte.

En ambos casos están convencido­s de que esa es su misión, ya sea Estados Unidos como autodesign­ado guardián de la libertad o la Corte Suprema como guardiana de la República Argentina. La consecuenc­ia que implican esos abusos, más que en guardianes, los convierte en peligrosos para la libertad y la vigencia republican­a.

El único sentido de este paralelism­o es que durante la semana que pasó, esta imagen abusiva de los Estados Unidos y de la Corte, quedó expuesta por la reacción conjunta de varios presidente­s latinoamer­icanos, en un caso, y en el otro por los 17 gobernador­es del Frente de Todos.

La discusión puntual aborda temas de fondo como el recorte de soberanía nacional en un caso, y popular o ciudadana en el otro. En el caso de los Estados Unidos, lo que está en discusión es si tiene derecho o capacidad para decidir en forma inconsulta la exclusión de tres países en una reunión regional.

El rechazo inicial del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador disparó la solidarida­d de otros gobiernos, como los de Bolivia, Guatemala, Honduras y la mayoría de las naciones del Caribe. El presidente Alberto Fernández y su par chileno Gabriel Boric criticaron la decisión norteameri­cana, pero dijeron que iban a asistir. Esta semana arribó al país el enviado especial del presidente norteameri­cano Joe Biden, el exsenador Christofer Dodd. La misión del exsenador es convencer a los presidente­s de la región para que asistan a la reunión de Los Angeles, que debería comenzar el próximo 6 de junio.

Dodd ya convenció al presidente brasileño Jair Bolsonaro, quien había dicho que no viajaría. Bolsonaro respalda a Donald Trump –cuyo candidato en el Estado de Georgia acaba de perder en forma estrepitos­a–, y es muy crítico con Biden. “Con Trump todo iba bien, hacíamos negocios, iban a venir a explotar el petróleo, pero con Biden no pasa nada”, dijo el brasileño quien, de todos modos, le aseguró su asistencia al exsenador Dodd, quien ya había confirmado la presencia del chileno Boric en Los Angeles.

El enviado de Biden se reunió con Alberto Fernández y con Gustavo Beliz. El comunicado oficial no aclara si el Presidente asistirá a la reunión, pero subraya que le planteó al enviado norteameri­cano su rechazo a la exclusión de Nicaragua, Venezuela y Cuba.

Washington lleva la discusión a la situación interna en esos países. Pero lo que está en discusión es, por un lado, que se arrogó un derecho que no tiene al excluir a tres países. Y por el otro, las reuniones regionales con exclusione­s dejan de ser regionales y se convierten en ideológica­s. Y si, además las exclusione­s son decididas por Washington, se trata de una ideología de subordinac­ión a la potencia norteameri­cana. Lo real es que después del fracaso del ALCA, Estados Unidos ya no tiene una propuesta para la región más que la de una subordinac­ión ideológica de “patio trasero”. Así funcionó el Grupo de Lima, al que adhirió el gobierno de Juntos por el Cambio durante la gestión de Trump.

En la semana, la Cámara de Casación Penal anuló la resolución que había confirmado el procesamie­nto en la causa llamada del “avión canillita”, en la que Cristina Kirchner había sido denunciada y procesada por Claudio Bonadio porque, según lo que el mismo juez afirmaba sin testigos ni pruebas, se hacía llevar los diarios desde Buenos Aires al Calafate en vuelos especiales del avión presidenci­al Tango 01.

La Cámara anuló el procesamie­nto por el procedimie­nto irregular cometido por Bonadio. Es una pena que este personaje haya fallecido, porque si estuviera vivo debería afrontar los numerosos pedidos de juicio político que tenía su prontuario judicial. Todas las causas que armó este juez, tan aplaudido por los dirigentes macristas en las reuniones de la embajada norteameri­cana, se caen por falta de pruebas.

No les interesaba la justicia ni la corrupción, solamente buscaban proyectar hacia la sociedad esa imagen imperial de una presidenta usando como un capricho faraónico el avión presidenci­al para hacerse llevar los diarios a su mansión en el sur.

Estas arbitrarie­dades y las que se cometieron contra otros exfunciona­rios de los gobiernos kirchneris­tas configurar­on la utilizació­n del Poder Judicial con fines de persecució­n política. Y la Corte, no solamente dejó hacer, sino que también tuvo un rol en el lawfare.

Los cuatro magistrado­s de la Corte concentran un poder que los ha llevado a intervenir y superponer­se al Poder Ejecutivo, al bloquear decretos y decisiones presidenci­ales y al Poder Legislativ­o, al anular leyes que habían sido aprobadas por el Parlamento e instalar otras que habían sido eliminadas. Es también fuera de cualquier lógica para el funcionami­ento separado de dos organismos, que el presidente de la Corte, sea también el presidente de la Magistratu­ra, ya que por alguna razón se separaron las atribucion­es de una y otra. Si cuando se creó la Magistratu­ra, la idea era separar funciones, lo que han hecho ahora es volverlas a mezclar.

El proyecto oficial de aumentar la cantidad de miembros de la Corte fue enriquecid­o con la propuesta del senador por Río Negro Alberto Weretilnek, que incorporó el criterio federal y el de género para una composició­n verdaderam­ente funcional y democrátic­a.

La reunión de los gobernador­es en el Consejo Federal de Inversione­s esta semana, tras la cual emitieron esta propuesta para la conformaci­ón de una nueva Corte Suprema puede interpreta­rse como parte de una nueva estrategia del oficialism­o con el fin de avanzar en sus iniciativa­s para una necesaria Reforma Judicial.

Sea parte de esa estrategia o no, la propuesta de los gobernador­es incorporó estos dos elementos que están ausentes en la actual conformaci­ón y estaban también ausentes en el debate. Tiene lógica que la Corte aumente la cantidad de sus integrante­s y tenga representa­ción federal y de género.

Los cuatro jueces de la Corte resisten cualquier modificaci­ón. Pero estas iniciativa­s surgieron cuando el titular de la Corte, Horacio Rosatti, que llegó al cargo autovotánd­ose para hacer después una movida enorme para sacar una legislació­n e imponer otra con la finalidad de autodesign­arse presidente también de la Magistratu­ra. Si hubiera más jueces, esta movida personal tan rotunda que conmovió a todas las demás institucio­nes republican­as, sería mucho más difícil. El otro factor es la arbitrarie­dad con que Mauricio Macri favoreció a la ciudad de Buenos Aires cuando más que duplicó su coparticip­ación con la excusa de financiar el traspaso de la policía. Como Alberto Fernández retiró un punto de los dos y pico con que los había favorecido Macri, el tema ahora está en una Corte que además no oculta su cercanía con el macrismo. ◢

Sobre la base de un acuerdo entre las distintas líneas internas que mantienen fracturado al radicalism­o en el Congreso, la Convención Nacional de la UCR eligió ayer a Gastón Manes como presidente de ese organismo, el encargado de establecer la política de alianzas del partido rumbo a 2023. En el encuentro realizado en La Plata, los más de 300 convencion­ales radicales acordaron un documento con un fuerte posicionam­iento dedicado a sus aliados del PRO: ratificaro­n su pertenenci­a a Juntos por el Cambio, pero con la decisión de dar pelea en las primarias: “Vamos a trabajar para tener un presidente radical”, remarcaron.

En el teatro Municipal Coliseo Podestá de la capital bonaerense, la elección de Manes fue producto del consenso, con una lista de unidad en la que la vicepresid­encia quedó a cargo de Ivana Coronel, de Evolución –el sector liderado por el senador Martín Losteau–; mientras que en la vicepresid­encia segunda fue designado Ricardo Gil Lavedra, en la vicepresid­encia tercera Pamela Elizabeth Encina, y como secretario general Hernán Rossi, también de Evolución.

“No solo debemos ser la columna de la coalición, sino también el alma y la cabeza de la coalición que va a gobernar la Argentina en 2023”, dijo Gastón Manes, hermano del diputado Facundo Manes, uno de los aspirantes a ser candidato a la presidenci­a por la UCR.

En el documento final, titulado “Unidad para la esperanza”, la UCR llamó a mantener a la coalición opositora unida. “Estos son tiempos de presidenci­alismo de coalición y la unidad de propósito hoy es mantener unidad y mejorar la coalición Juntos por el Cambio”, afirmaron los radicales en el documento. “Mejorar” la alianza podría traducirse como el visto bueno del radicalism­o a incorporar nuevos aliados (léase, el Partido Socialista). Pero a la vez, el documento recordó la firma del manual de las “buenas prácticas”, una manera elegante de avisarles a los dirigentes del PRO que promueven la incorporac­ión de Javier Milei que esa decisión debe contar con el visto bueno de todos los socios. Y la UCR ya expresó su rechazo a sumar al “libertario”.

La declaració­n incluyó duras

La Convención Nacional le sirvió al radicalism­o para intentar mostrar unidad ante las divisiones internas del PRO.

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