Por Carlos Noriega
Ahora fuera de la prisión por un indulto impugnado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), Alberto Fujimori ha resucitado del supuesto grave estado de salud con el que se justificó ese cuestionado perdón. Saludable y activo, sale a pasear y se fotografía con simpatizantes, se promociona en redes sociales y da declaraciones políticas. Para indultar al exdictador condenado a 25 años por crímenes de lesa humanidad y corrupción, se aseguró que estaba muy enfermo, que dependía de un tubo de oxígeno para respirar, que podía morir en cualquier momento. Con sus apariciones públicas mostrando buena salud luego de ser liberado, el propio Fujimori ha puesto en evidencia que eso fue una farsa.
Una vez en libertad, el Fujimori de rostro abatido y de gesto agónico ha sido sustituido por uno de aspecto vital, que exhibe una salud bastante buena para sus 85 años. Apareció en un centro comercial en una zona exclusiva de la capital peruana caminando sonriente, saludando a simpatizantes que se le acercaban y tomándose fotos con ellos. En ese desfile de admiradores todo parecía muy armado. Para completar el armado apareció en escena un canal de televisión vocero de la ultraderecha al que Fujimori le declaró su apoyo a la presidenta Dina Boluarte, que le dio el indulto desacatando resoluciones de la Corte IDH en contra de ese perdón. Aseguró que el fujimorismo tenía un pacto para apoyar y sostener al gobierno.
Días después del paseo por el centro comercial, Fujimori apareció en un video para anunciar que activaba sus redes sociales. Una foto lo ha mostrado en un almuerzo con amigos, en la que se le ve muy relajado, sin la sonda en la nariz para respirar de la que supuestamente no se puede separar. En la imagen no hay rastro del tubo de oxígeno del cual se ha dicho depende su vida.
El personaje de rostro cansado, aspecto débil, que respira con un tubo de oxígeno, vuelve a escena cuando comparece ante el tribunal que lo juzga, en audiencias virtuales, por el asesinato de seis campesinos. Condenado por los asesinatos de 25 personas –en las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta– cometidos por el escuadrón de la muerte Colina creado por su gobierno y que operaba bajo sus órdenes y su protección, Fujimori enfrenta un nuevo juicio, que lo puede llevar de regreso a prisión, por el secuestro y ejecución por el grupo Colina de