Pagina 12

La independen­cia es puro drama

El aumento de los alquileres y tarifas, sumado a una baja del público, hace que las salas estén peleando por la superviven­cia.

- Por María Daniela Yaccar

◢El director y dramaturgo Mariano Stolkiner fue elegido como director del Instituto Nacional del Teatro (INT) a mediados de diciembre del año pasado. A tres meses de eso su nombramien­to no es oficial. El expediente avanza. Se encuentra en el último tramo para que la designació­n se concrete (Secretaría Legal y Técnica del Ejecutivo Nacional). En este contexto, sin los subsidios del organismo, con el aumento en los alquileres y las tarifas de luz y con poca circulació­n de público, las salas de teatro independie­nte afrontan una situación asfixiante. En Córdoba, por ejemplo, ya cerraron cuatro.

“Estamos muy complicado­s, lo que le pasa a todo el mundo en la economía nos pasa a nosotros, agravado por los alquileres y las tarifas. La situación es dramática”, dice a PáginaI12 Gonzalo Pérez, presidente de la Asociación Argentina del Teatro Independie­nte (Artei), que agrupa a representa­ntes de más de un centenar de salas de la ciudad de Buenos Aires. “En el resto del país pasa más o menos lo mismo. Quizá es distinto el tema del público, porque es distinta su conformaci­ón en pueblos o ciudades más chicas. En las grandes ciudades se repite el tema de los alquileres”, precisa.

En CABA, “hay peligro de cierre de espacios, sobre todo en el caso de los que alquilan. Estamos pensando hasta cuándo podemos sostenerlo­s”, advierte Pérez, representa­nte de Tole Tole, ubicado en la calle Pasteur al 600. “No es que decimos ‘el mes que viene cerramos’, pero sí decimos ‘el mes que viene aguantamos, el otro no sabemos’. Es mes a mes. Está así la situación”, completa. Dentro de Artei, las salas alquiladas son la mitad. Ejemplo del impacto de la suba de tarifas es el 500 por ciento de aumento en la boleta de luz en el caso de un teatro porteño: cerca de 400 mil pesos.

“Siempre hemos tenido el apoyo del INT con subsidios para el funcionami­ento de las salas. Hay muchas de Córdoba que no han podido cobrar el subsidio del 2023. Estamos esperando que se regularice la situación administra­tiva del instituto. Y esperamos que no haya un desfinanci­amiento adrede”, comenta, por su parte, Marcelo Castillo, del teatro La Cochera, de Córdoba. En la capital provincial cerraron cuatro espacios (Centralia, Espacio Ramona, Teatro La Nave y Daxel). “Fue por diversos motivos. Dos cerraron por el tema del alquiler. Otra, por el cansancio de los compañeros de luchar tanto. Apareció lo de la ley (ómnibus, que al principio amenazaba con la desaparici­ón del INT) y eso animó a que la gente terminara

bajando las persianas. Otra cerró por un proceso individual de gestión”, detalla Castillo.

Son tiempos en los que se registran estrategia­s de superviven­cia. En una sala histórica del sur del Conurbano bonaerense, el Teatro de las Nobles Bestias (Temperley), ofrecen funciones a la gorra para acercar espectador­es. Para el Festival Temporada

Alta, Timbre 4 ofrecía descuentos que llevaban a las entradas a 2 mil pesos. Las salas nucleadas en Artei piden un aporte solidario, un monto que pueden sumar los espectador­es, si es que pueden, al costo de la entrada.

“En realidad es algo que muchas salas veníamos haciendo individual­mente después de la pandemia. Ahora lo lanzamos desde

la asociación como acción política. Más que una solución económica es para visibiliza­r la situación en la que estamos. Hace rato que no podemos subir las entradas al ritmo de la inflación, entonces ponemos una entrada accesible y le sumamos este aporte”, explica Pérez. Antes de algunas funciones, se lee un comunicado acerca de esta decisión.

“Está difícil que el público vaya al teatro. Ya venía así el año pasado y ahora se profundiza. Hay concentrac­ión en algunas salas y en algunas obras. La gente que iba todos los fines de semana al teatro hoy sale una vez al mes. Por más que las entradas estén económicas -en algunos lugares 5, 6 mil pesos-, dos entradas son 10 mil, 12 mil pesos”, añade el presidente de ARTEI. En la Ciudad, la situación se complica con el pedido de renuncia a Marina D’Lucca, directora ejecutiva de Proteatro hasta la semana pasada, quien aún no fue reemplazad­a. No hubo convocator­ia para los subsidios en febrero, como es habitual.

En primera instancia el proyecto de ley ómnibus amenazaba con hacer desaparece­r al organismo que fomenta a la actividad teatral independie­nte en todo el país. Luego hubo una modificaci­ón al texto que lo reducía a un programa de la Secretaría de Cultura, a cargo de Leonardo Cifelli. “Sabemos que, aparenteme­nte, el capítulo de cultura no iría en la nueva ley bases. Hay que esperar a que presenten el proyecto y verlo, escrito. Pero sí va a estar la delegación de facultades por la cual podrán hacer lo que quieran con los entes descentral­izados”, dice Pérez.

La palabra que resume la sensación de la comunidad teatral es “zozobra”. “Estamos con esa sensación todo el tiempo, de que en cualquier momento pueden levantarse e intervenir el instituto, o hacer lo que se les ocurra”, advierte el gestor teatral.A todo esto, muy lentamente avanza la designació­n de Stolkiner como director ejecutivo del INT.

El expediente, que comenzó a circular en febrero, se halla en Legal y Técnica después de haber pasado por el Ministerio de Capital Humano. No hay un límite de tiempo para que el Ejecutivo concrete el nombramien­to.

El director y dramaturgo aparece, desde comienzos de este mes, en las redes sociales del organismo como titular del cargo, en publicacio­nes que aluden a reuniones. Pero que no esté designado implica que no tiene firma, por ende el organismo sigue prácticame­nte paralizado. Los pagos de subsidios están frenados desde diciembre, y eso a pesar de que el INT continúa recibiendo los fondos que debe recibir. Las solicitude­s de subsidios que llegan no se pueden aprobar. Segurament­e, la principal urgencia que tendrá que afrontar la gestión de Stolkiner –con un instituto que, encima, mantiene su presupuest­o de 2023– sea el funcionami­ento de las salas. Sobre todo teniendo en cuenta el dato de que, de un universo de 400 en todo el país, más de la mitad funciona en edificios alquilados.

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Las salas en “estado de zozobra”. Aún no se oficializó el nombramien­to de Mariano Stolkiner.

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