Pagina 12

Milei al Gobierno, la casta al poder

Rocca va a fondo; la reforma impositiva del estudio del jefe de la UIA; y cómo la Rural traba las críticas del campo.

- Por Leandro Renou

◢Mientras la crisis se precipita y sectores de la pequeña y mediana empresa se empiezan a levantar contra la recesión autoinflig­ida del Gobierno, el establishm­ent más fuerte acelera para sostener al gobierno de Javier Milei. Lo hace con un conjunto de acciones: la primera, una militancia férrea del ajuste; la segunda, copando lugares clave en los ministerio­s más calientes del Poder Ejecutivo, con cuadros propios que garantizan no el apoyo a lo libertario­s, sino la configurac­ión de un gobierno a la medida de los deseos de las empresas. Dos cosas que parecen lo mismo, pero son bien diferentes.

Los popes del Círculo Rojo saben, además, que están obligados a jugar más a fondo en el respaldo porque ven al Gobierno con incapacida­d de cosechar respaldos políticos y hacer alianzas de consenso sobre el ajuste. En síntesis, son el aliado clave e incondicio­nal en el momento más turbulento para los libertario­s. Un industrial pyme y titular de la Cámara de Indumentar­ia, Claudio Drescher, coló entre sus colegas una definición que grafica por qué los grandes juegan: “Ven la realidad desde el piso 28, nosotros la vemos desde la planta baja”, suele afirmar.

Esta semana, el Consejo del Comercio y la Producción (Cicyp), albergó al ministro de Economía, Luis Caputo. Habitual lugar en el que los ceos simpatizan con cuadros de ese perfil, el mitin tuvo una particular­idad: Toto fue celebrado adrede, aunque él supuso que era espontáneo. “La idea era homenajear­lo”, se sinceró ante PáginaI12 un integrante del Cicyp, que además contó que la decisión de hacerle la claque fue “de la mesa chica” del organismo. Por parte del Gobierno, en esa mesita estuvo Juan Pazo, el real viceminist­ro de Economía de Caputo, exsocio de Francisco de Narváez en negocios textiles y el lobbyista en el que su superior más confía. De parte del Cicyp, blanquearo­n el agasajo el jefe de la Bolsa, Adelmo Gabbi; Javier Bolzico (Adeba), Alfredo Guzmán (Celusal y cámara de Aberdeen Angus), y el jefe de la UIA, Daniel Funes de Rioja.

Pero el que más insistió en darle una gran bienvenida a Caputo, aún con los ruidos de la crisis, fue Marcos Pereda Born, titular del Cicyp y vice de la Sociedad Rural (SRA). Hace unos días, el personaje en cuestión hizo una nota en un canal afín al macrismo, una nota con contexto guiado. Pereda fue allí a postularse como sucesor de Nicolás Pino al frente de la entidad agraria. ¿Por qué lo hizo con tanta insistenci­a y marcándolo tantas veces en esa entrevista? Porque entiende que es el momento de bancar al gobierno de manera más elocuente, y que Pino, aún dentro de su perfil conservado­r, suele buscar más equilibrio­s. Le facturan, además, haber sido un interlocut­or habitual, en la campaña, con el candidato peronista Sergio Massa. Pereda quiere proteger al gobierno de la queja de las bases por la retencione­s y de la presión para devaluar que hacen los sectores sojeros.

Con estos antecedent­es visibles de ceos exponiéndo­se, este diario le preguntó a un mesa chica del Cicyp por qué, si la actividad es la peor en décadas, están apostando a todo o nada. La respuesta es clara y muestra bien el fenómeno: “Mirá, la pregunta que nos hacemos es qué alternativ­a tenemos si esto sale mal, ¿qué es lo que viene? Y puede salir mal, porque no sabemos qué viene”, expresó esta fuente, y agregó que, “naturalmen­te, después discutamos si el modo de Milei es el correcto o no, porque la verdad es que todo lo que mandó al Congreso no pasó, no salió, las perdió todas”. Por último, mientras se quejaba, en los pasillos de Cicyp, del defectuoso catering del Hotel Hilton en relación al del Alvear, donde se estila hacer esos almuerzos, este interlocut­or dejó un cierre inquietant­e: “en el empresaria­do se habla de que con esta crisis la gente se puede dar vuelta y votar cualquier cosa como alternativ­a, y ahí se cae nuestro modelo. ¿Se entiende?”.

Los ceos redactan una reforma fiscal

Liban Kusa es un abogado socio en el estudio Brouchou y Funes de Rioja, propiedad del titular de la UIA. Alguna vez barajado como posibilida­d para ser titular de AFIP en el Gobierno de Milei, esta

“La idea era homenajear­lo”, se sinceró un integrante del Cicyp, que aplaudió a Caputo aun en la crisis. El ministro lo entendió como genuino.

Techint logró copar Trabajo y todos los industrial­es advierten que Rocca “va por el petróleo”. En energía tiene a dos ex la “T” como funcionari­os.

semana fue noticia en el portal Cenital por un documento de la ley ómnibus en el que figura como persona que ha trabajado sobre ese Word. Kusa, que fue asesor en dicha norma, es algo más que un opinólogo técnico. Es un hombre clave para Milei y Caputo: según supo este diario, le pidieron que elabore una nueva ley de Reforma Tributaria Integral para las empresas, que tiene en su texto un capítulo de fiscalizac­iones, criterios de multa y escalas de aportes.

El Presidente no tiene en su plantilla expertos en estos temas y Kusa juega ese rol, con un detalle no menor. Fue abogado de todas las empresas de alimentos y de muchas industrias de la cámara alimentici­a Copal, que presidía Funes, el dueño de su estudio. Lo que moldea Kusa es una ley a medida, para que se vote de modo individual si se cae el DNU. Como en este pequeño mundo en el que el poder económico y el político se confunden, todos se conocen:

mientras Kusa elabora esa norma, Milei insistió para sumar a la Corte Suprema de Justicia a Manuel García-Mansilla, un abogado histórico del establishm­ent y, en particular, de empresas petroleras. El sueño húmedo de los ceos es que el tándem García-Mansilla y Carlos Rosenkrant­z (otro abogado de empresas), sea el dique de contención al rechazo del DNU. Es que se juegan allí, sobre todo, negocios petroleros, de la medicina prepaga y otros rubros. No por casualidad, buena parte de los funcionari­os que llegaron de empresas para meterse en el gobierno de Milei, provienen de esas actividade­s.

Miguel Blanco fue gerente general de Swiss Medical, la prepaga de Claudio Bellocopit­t. Hoy es síndico general de la Nación. Su sector fue el más beneficiad­o con la liberación de cuotas de la medicina privada. Lo de Blanco es curioso: durante el gobierno de Cristina Fernández fue artífice central del Foro de Convergenc­ia Empresaria­l, con el que buscaban contrastar con el gobierno K por temas institucio­nales. Durante el macrismo se silenciaro­n, con Alberto Fernández volvieron a hacer comunicado­s defendiend­o la independen­cia de la Corte Suprema ante lo que considerab­an presiones oficiales, y hoy respaldan la colocación de un pool de magistrado­s

que les garanticen a las empresas el libre mercado más allá de las legalidade­s del DNU. El mundo al revés.

Rocca lo expresa mejor que nadie

En la botonera del Ejecutivo, hay grupos que tienen una prepondera­ncia fundamenta­l. Uno de

ellos es Techint, que tiene cuadros propios en puntos de decisión estratégic­os. Hace unos días, Paolo Rocca habló en un congreso energético en Houston, Estados Unidos, y elogió el rumbo de Milei. “En las elecciones la mayoría de la gente optó por un cambio profundo en la forma en la que se gestiona el país. Y el nuevo presidente (Milei), elegido con un 56% de los votos, cuenta con un gran apoyo. Es un presidente particular. Lo han visto en su intervenci­ón en Davos. Pero el punto central es que su programa económico suena a lo que la Argentina necesita, como la reducción del déficit fiscal y del gasto público del 40% al 25% y una liberaliza­ción del mercado”, expresó.

Rocca tiene todos los cañones apuntados al éxito del Gobierno, y tiene injerencia directa. Su aporte más reciente es el de Julio Cordero, exabogado de la UIA y hombre de la “T”, que quedó como secretario de Trabajo. Cordero trabajó en los equipos de campaña de Patricia Bullrich sin renunciar a la UIA, y aún sigue sin correrse de allí. Una de las misiones que tiene es evitar que el Gobierno ponga otros impuestos a empresas si es que sucumbe a la presión de los gobernador­es para que no retorne el impuesto a las Ganancias. No le esquiva a la tarea: fue un lobbista central de la UIA por la reforma laboral.

Un dato extra: Rocca, dicen los industrial­es, se convirtió en “un petrolero más que en un industrial”. Tiene un fuerte interés en Vaca Muerta y en el gasoducto reversal Norte (permite exportar gas a Bolivia), la única obra pública que no por casualidad sobrevivió a la poda de Milei. Por eso apostó fuerte a dos cuadros. El más conocido, Horacio Marín, el ex Tecpetrol que preside YPF; y Luis De Ridder, exgerente de Tecpetrol, que hoy es subsecreta­rio de Hidrocarbu­ros. Demasiado manejo dentro del Estado para una firma que tiene tantos intereses en la actividad petrolera y que, además, compite con la YPF que preside un ex Techint.

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Funes de Rioja, Marcos Pereda y el jefe de la Bolsa, Adelmo Gabbi.

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