Ventajas y desventajas
Carmen Maura se ganó el reconocimiento y el respeto de toda la comunidad artística internacional, pero nunca le interesó el prestigio. “Lo que más me gusta es que me encuentro en la calle a gente que me quiere. O gente que me dice: ‘Joder, estaba deprimido, llevé a mi padre al cine y se puso a reír’. Es sentir que sirvo para algo a la gente”, confiesa.
–¿Disfrutás de la popularidad?
–Regular, porque soy muy solitaria. Lo que pasa es que ya me acostumbré. Soy muy práctica. Entonces, cuando empezó la popularidad con la tele que me llegó en 24 horas, todo el mundo decía “¿Quién es esa?” porque cuando empecé el programa con Tola dije: “Me llamo Carmen, soy una actriz desconocida”. Y me paseaba por el pasillo del canal de televisión. Y un cazatalentos me preguntó: “Oye, nena, ¿tú qué sabes hacer?”. Yo le contesté: “Nada”. Entonces él me dijo: “Eres perfecta para trabajar en televisión”. Fue una época muy especial, pero con la llegada de la popularidad, el primer mes lloraba un día y el otro no. No aguantaba lo de ir por la calle y que me conocieran. Lo de la popularidad tiene todas las vertientes. Entonces, tengo mucho sentido práctico e hice una lista de las ventajas y de los inconvenientes y las cosas que había que hacer para no sufrir tanto con la popularidad. Y ya me llevo bien con ella porque cuando me para gente por la calle, sobre todo en Madrid, siempre noto mucho cariño. Y, en vez de que me pregunten, les pregunto yo a ellos. Enseguida por la gente sé si una película ha gustado o no, qué piensa de la situación política, pero siempre intento enfocarlo con la gente porque me gusta hablar.