Una experiencia periodística
◢Antes de ser una actriz reconocida, Carmen Maura hizo televisión muy temprano con Fernando Tola en Esta noche, un programa de entrevistas. “Estuve un año como presentadora de televisión. Es el trabajo más difícil que he hecho”, dice a pesar de los diversos papeles que posteriormente interpretó.
–¿Por qué?
–Porque la única que sabía el papel era yo. Los invitados no saben el papel. Además, porque era directo, muy comprometido. Mi personaje era muy especial. A mí me llamaron porque buscaban una actriz desconocida que fuera muy natural. Y yo tenía eso, pero yo no era periodista ni quería serlo. Luego me ofrecieron ser periodista y pasearme por el mundo haciendo entrevistas. Yo no quise porque creo que el periodismo es una cosa mucho más complicada que ser actriz y porque, además, no tengo la cultura como para ser periodista. Tenía unos guionistas fantásticos en el programa, especialistas en todos los temas. Y me daban una lista enorme de preguntas. Me decían: “Mete la 13”, “Mete la 15” (risas). Nunca hacía preguntas largas. Muchas veces yo no sabía la fuerza que tenían las preguntas porque tampoco era una persona que leyera los periódicos todos los días. Y venía gente muy importante de todo tipo: políticos, militares, escritores...Y el problema es que yo tenía que mantener mi personaje porque hacía un personaje: una chica muy simpática. Y pasaba de todo. Me acuerdo que Tola me pidió que fuera a comer con los invitados. Y yo le dije que no porque no aguantaba tanto tiempo el papel. Entonces, yo llegaba cuando los invitados ya estaban allí, cinco minutos antes de que empezara el programa y hablaba con ellos de las plantas, de las gallinas, del campo, de las cosas que yo entiendo más o menos. Y todos venían y me decían: “¿Qué me vas a preguntar?”. Yo les decía que la entrevista no la hacía yo. Eran tres periodistas especializados con los invitados y yo sólo metía preguntas cuando me mandaban desde afuera que metiera alguna. Entonces, yo decía “No hago entrevistas”, pero me tenían miedo porque mis preguntas siempre eran fuertes, como si las hiciera un personaje del pueblo. Eran preguntas con las que siempre se reía la gente.