Por Matías Ferrari
◢Una bandera norteamericana flameó durante horas en el mástil de la base naval de Ushuaia. La habían colocado militares argentinos, a modo de bienvenida para la jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, Laura Richardson, que estaba de visita desde el mediodía en Tierra del Fuego para interiorizarse sobre el supuesto interés de China en financiar la construcción del Polo Logístico Antártico, una de sus últimas obsesiones. En ese marco llegaron Javier Milei y su comitiva al fin del mundo, luego de viajar más de tres mil kilómetros desde Buenos Aires –en un vuelo algo accidentado– con el objetivo de lograr un careo y una foto con ella, que a esa altura parecía la verdadera anfitriona. La generala había estado reunida en la Rosada 24 horas antes, y hasta había compartido con algunos funcionarios una cena de cortesía diplomática en la noche del miércoles, pero el Presidente no había participado y necesitaba, como sea, dar un gesto definitivo de alineamiento con los intereses
EE.UU. ve interés de China en la construcción del Polo Logístico Antártico, pero el único puerto en marcha está en Río Grande.
del país del Norte.
Y eso fue lo que hizo, o a medias: Milei sorteó no sólo las distancias y una escala en Río Gallegos en un vuelo que se atrasó más de lo esperado –llegó a Ushuaia pasadas las once de la noche– sino también las protestas que lo estaban esperando de un grupo de organizaciones fueguinas para denunciar lo que a todas luces ya asomaba desde el vamos como una renuncia a la soberanía argentina inaceptable para un presidente de la Nación. Al cierre de esta edición, se confirmó que Milei tuvo el encuentro, breve, que fue a buscar con la generala, antes de hospedarse finalmente con la comitiva en El Hotel Las Hayas, de Ushuaia.
Un viaje intempestivo
Milei se subió a uno de los aviones de la flota presidencial –el flamante Embraer ERJ 140 LR, adquirido por el brigadier general Xavier Julián Isaac– alrededor de las seis de la tarde, y llegó a Ushuaia pasadas las 23, sin cursar previo aviso al gobernador fueguino, Gustavo Melella. Con él se llevó al ministro de Defensa, Luis Petri, a su hermana Karina Milei y a su jefe de Gabinete, Nicolás Posse. El via