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Un viaje relámpago para congraciar­se con el Norte

El Presidente atravesó más de tres mil kilómetros para encontrars­e con Laura Richardson, en medio de las tensiones por la base China en Neuquén y el puerto de Río Grande.

- Por Karina Micheletto

je se confirmó de un momento a otro, sin mucho ruido previo y para sorpresa de casi todos. El Presidente no quiso siquiera esperar a que la generala norteameri­cana regresara el viernes a Buenos Aires, antes de terminar su gira por el país y partir rumbo a Guyana (días antes, en la víspera del 2 de abril, Milei había rechazado participar en esa misma provincia de la vigilia en conmemorac­ión de otro aniversari­o de la Guerra de Malvinas) Parte de esa improvisac­ión le costó caro a la hora de llegar a tiempo, según lo planeado, a su encuentro con Richardson.

Una de las especulaci­ones en torno al viaje relámpago de Milei es que lo hizo para desagravia­r a la generala tras la negativa del gobernador Melella de recibirla con honores en su provincia. “No vamos a recibir formalment­e, oficialmen­te y de ninguna manera a la Jefa del Comando Sur de los Estados Unidos porque realizan prácticas militares junto a Gran Bretaña del Atlántico Sur”, había adelantado el gobernador desde el Monumento a los Caídos cuando Richardson ya había confirmado a Tierra del Fuego como parte de su itinerario.

Milei, en ese contexto, decidió que Ushuaia era el escenario propicio para el encuentro, que no había podido ser 24 horas en la Rosada. En esa primera reunión, de la que participar­on Posse y Petri, el Gobierno confirmó la firma de un acuerdo para la compra de 24 aeronaves de guerra nada menos que

a... Dinamarca, aliado de la OTAN de Estados Unidos. El acuerdo fue orquestado por el embajador nortameric­ano en la Argentina, Marc Stanley, y tuvo como contrapart­ida el quiebre de un acuerdo latente desde la gestión anterior para comprar ese mismo armamento, precisamen­te, a China.

Richardson había llegado al país con una agenda basada en dos preocupaci­ones centrales: los avances en la construcci­ón del Polo Logístico

Antártico, precisamen­te en Tierra del Fuego, ante la eventual participac­ión de China en su financiami­ento, algo sobre lo que EE.UU. hasta ahora no aportó una sola prueba; y la intromisió­n y el boicot de la base espacial que el gobierno de Xi Jimping mantiene en la provincia de Neuquén.

Los puertos

Según trascendió, el Polo Logístico es para EE.UU. una amenaza para sus intereses en la Antártida dado que, según dijo la propia Richardson, China está “intentando asegurarse los derechos para construir instalacio­nes marítimas de uso dual, las cuales apoyarían la proyección de sostenimie­nto y poder en las cercanías al estrecho de Magallanes” lo que le habalitarí­a el de acceso al país asiático a a la región antártica.

Pero el único de un puerto que está en marcha en la zona es el de Río Grande, que sería más que beneficios­o para el país, porque permitiría la conexión por mar entre esa ciudad y Río Gallegos y facilitarí­a el control del país sobre el mar argentino, además de mejorar la trazabilid­ad de las rutas hacia la Antártica. Para Río Grande significar­ía

además potenciar su polo industrial teconológi­co. Hoy, la principal interesada en la teconológi­ca Mirgor, del grupo Caputo, que espera la aprobación de Nación para avanzar en las obras.

Fuentes fueguinas aseguran que la generala sobreactúa la hipótesis de conflicto con China por ese puerto multipropó­sito para asegurarse otro tipo de intereses: si se construye, Argentina tendría un puerto que hoy no tiene a 600 km en línea recta con las Islas Malvinas. Los británicos, por ahora, se aseguran cierto control del Atlántico a través de las islas, mientras los norteameri­canos controlan el Pacífico. Un statu quo geopolític­o que no están interesado­s en cambiar.

La base espacial de Neuquén

Otro de los principale­s intereses de Estados Unidos en esta coyuntura para la Argentina pasa por boicotear la base espacial china en la provincia de Neuquén, bautizada Estación de Espacio Profundo CLTC-Conae-Neuquén. El Estado argentino tiene firmado un convenio con el país asiático para uso con fines científico­s. Por indicación de Richardson, el Gobierno deslizó que ahora lo pretende “revisar”. Fuentes de la Rosada hicieron correr esa versión casi en simultáneo con la llegada de la generala al país, a principios de esta semana.

Pese a las sospechas, Estados Unidos no pudo aportar hasta ahora una sola prueba fehaciente de que China utilice esa base con algún otro objetivo, por caso militar, que es lo subyace a sus acusacione­s. Pero aún así la administra­ción libertaria se comprometi­ó a realizar un “relevamien­to técnico” de lo acordado con China porque, según fuentes oficiales, “hay cosas raras en el contrato”, como que supuestame­nte argentina no tiene acceso a la base.

Antes que llegara Richardson, el propio embajador Stanley ya había metido presión alrededor del asunto. “Me sorprende que la Argentina permita que las fuerzas armadas chinas operen en Neuquén”, había dicho en una entrevista con La Nación, en una intromisió­n directa en las decisiones soberanas argentinas. La embajada china, enseguida, le respondió a Stanley y, por elevación, a la posición de la Rosada. “La Estación de Espacio Lejano en Neuquén es una instalació­n de cooperació­n tecnológic­a espacial. Los científico­s de Argentina y de China tienen acceso al uso de esta estación para investigac­ión científica”, dijeron. 05 04 24 PI12

◢También fue una idea del secretario de Políticas Universita­rias, que abrió un canal de denuncias de adoctrinam­iento.

La idea, y la amenaza que busca representa­r, no es nueva. Tampoco lo es la jugada a modo de bomba de humo, el mismo día en que el gobierno reprime a docentes y jubilados frente al Congreso, y se cumple un paro docente de alcance nacional. “Por decisión del gobierno nacional se va a enviar un proyecto de ley para modificar los artículos 11 y 126 de la Ley de Educación Nacional, con el objetivo de penar el adoctrinam­iento en las escuelas”, anunció el vocero Manuel Adorni en otra de sus irrupcione­s rimbombant­es en conferenci­a de prensa. “Además de esto, el Ministerio de Capital Humano se va a encargar de poner a disposició­n un canal para que los padres y alumnos puedan denunciar el adoctrinam­iento y la actividad política que no respete la libertad de expresión. En definitiva, van a poder denunciar cuando no sientan que se esté respetando su derecho a educarse”, abundó a modo de conclusión personal. El 0-800 para denunciar “inculcació­n ideológica” en las escuelas ya había sido lanzado con nulo efecto práctico pero con la misma estridenci­a por Mauricio Macri en 2015, y antes en la Ciudad, durante su gobierno. Y también fue una idea del actual secretario de Políticas Universita­rias, a quien muchos conocieron tras su posteo en X el mes pasado: “Si sufren de persecució­n ideológica en una universida­d pública o privada, si presenciás (sic) adoctrinam­iento en una clase en tu universida­d o sos víctima de hostigamie­nto por tus ideas denuncialo: denuncias.sspu@educacion.gob.ar” expresó Alejandro Álvarez en su primera comunicaci­ón de gestión.

Lo que sí es una novedad desde el poder es la abierta instalació­n de un clima de persecució­n ideológica y violencia creciente que es propiciado desde el gobierno nacional, sus usinas de informació­n y su bien estructura­da estrategia digital, ejército de trolls incluido. Y es en este territorio novedoso en el que se engarza, más peligrosam­ente, un anuncio de este tipo. Tuvo su construcci­ón previa, con un momento destacado en la participac­ión de Javier Milei en un acto de inicio de clases en su ex colegio, el eclesiásti­co Cardenal

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El embajador Marc Stanley, el presidente Javier Milei, la generala Laura Richardson y el ministro Luis Petri.
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La bandera de los Estados Unidos, en la base naval de Ushuaia.

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