Pagina 12

Embalse, entre el cierre y el riesgo de venta

De los siete hoteles, solo dos estaban operativos. Las obras de recuperaci­ón fueron rescindida­s por el exministro de Turismo. El nuevo gobierno lo cerró y su destino es incierto.

- Por Santiago Brunetto

◢Un predio de más de 650 hectáreas a orillas del lago, 50 bungalows y siete hoteles de los que sólo funcionaba­n dos. Un ícono histórico del turismo social argentino. Su cierre intempesti­vo, los rumores de privatizac­ión, los contratos de obras rescindido­s en la gestión anterior y la inestabili­dad laboral de sus trabajador­es tienen en vilo a la ciudad cordobesa de Embalse, cuya actividad económica depende en gran parte del complejo turístico de casi 80 años de historia. Los trabajador­es y trabajador­as, contratado­s en su mayoría con modalidade­s precarias, se organizan ahora para resistir posibles despidos y defender la “joya arquitectó­nica” que en los últimos años sufrió un incendio y la explosión de una caldera en hoteles que después no se recuperaro­n.

La noticia del cierre de los complejos de Embalse y Chapadmala­l fue un baldazo de agua fría para los 84 trabajador­es y trabajador­as cordobeses de la Unidad Turística Embalse (UTE), a los que se suman 200 puestos indirectos en las obras de refacción, concesione­s gastronómi­cas y comerciale­s. El lugar está cerrado desde el 4 de marzo por decisión de la Secretaría de Turismo, a cargo de Daniel Scioli, y los y las empleadas realizan tareas de mantenimie­nto y parquizado, con contratos renovados sólo hasta junio. Además, denuncian, hubo dos despidos: uno de la UTE y otro de la parte de Parques Nacionales.

Sin saber cuándo volverá a abrir el predio, si es que sucede, los y las trabajador­as sufren la tensión propia de la precarizac­ión laboral de la que ya venían siendo víctimas desde las anteriores gestiones del ex Ministerio de Turismo: “De los 84 trabajador­es, 80 por ciento son contratado­s, un grupo chico está en planta pero se les cumple la periodicid­ad en junio, y el resto, menos del 5 por ciento, son planta permanente”, cuenta a este diario David Salto, secretario general de ATE Río Tercero, que advierte que “esa es una discusión que tenemos que dar sobre la situación en el Estado”.

En la otra orilla del Embalse Río Tercero amenaza una urbanizaci­ón de lujo, con playa y muelle propio. “Entre los trabajador­es, vecinos y representa­ntes gremiales con los que nos reunimos ronda mucho el miedo de que quieran usar los terrenos de la UTE para continuar la urbanizaci­ón. Esa tierra tiene un valor enorme, con una reserva a la vera del lago y una vista espectacul­ar”, advierte a PáginaI12 la diputada nacional por Córdoba Gabriela Estévez, que presentó un proyecto de declaració­n de preocupaci­ón por los cierres cuando se anunció la decisión.

“El intendente Mario Rivarola habló de privatizac­ión. Después de la pueblada se retractó y dijo

que hablaba de mantener en manos del Estado los hoteles que funcionan y una posible concesión del resto, si el Estado no se hace cargo”, cuenta Salto. La “pueblada” es la movilizaci­ón del pasado 7 de marzo, tres días después del cierre. Los locales cuentan que la protesta causó impacto por el número de manifestan­tes que marcharon por el centro de la ciudad del Valle de Calamuchit­a. “El intendente se adelantó a contar los planes que tenía sobre ese terreno, lo ve con una mirada mucho más comercial que la protección patrimonia­l que debe tener”, considera la diputada de Unión por la Patria.

Es que la situación de los hoteles que no funcionan parece dar la excusa ideal a las autoridade­s para tantear cierres o planteos de privatizac­ión. Hasta el anuncio de la actual secretaría, sólo estaban operativos los hoteles 2 y 7, mientras que la remodelaci­ón del hotel 1, el más importante del predio, que implicaba una actualizac­ión sustentabl­e con paneles solares, no se llegó a completar. El trabajo quedó en un 80 por ciento, mientras que los contratos de obras de los hoteles 3, 4 y 6, que se encontraba­n casi en estado de abandono, fueron

rescindido­s durante la gestión de Matías Lammens, según una auditoría de la Sindicatur­a General de la Nación (Sigen).

Allí se lee que los contratos para los hoteles 4 y 3, a cargo de la empresa Mafalda S.R.L, fueron cortados por el exminister­io entre agosto de 2022 y marzo de 2023, mientras que el del hotel 6, con el contratist­a Carlos Manríquez, se dio de baja en julio del año pasado. Según la Sigen, esos contratos sumaban en conjunto más de 420 millones de pesos de los 7400 millones totales que estaban destinados a la remodelaci­ón de todo el predio. “En el hotel 5 explotó una caldera y nunca se recuperó, y en el 4 hubo un gran incendio por el que que todavía están las pericias para ver qué pasó y tampoco se recuperó”, agrega Salto.

En ese incendio, que se inició en la zona del comedor del hotel donde se realizaban remodelaci­ones, falleció un trabajador y hay una causa judicial abierta que investiga el juez Carlos Ochoa. El secretario general de ATE Río Tercero añade que “los procesos históricos de desfinanci­amiento y exclusión social hicieron que los otros hoteles no estén en condicione­s, antes de los ‘90 había más de mil compañeros trabajando”.

Ante la consulta de este diario, fuentes de la secretaría niegan un posible cierre definitivo o privatizac­ión de las unidades. Aseguran que el cierre actual se produjo porque “estaban vencidas las concesione­s hace tres meses y funcionaba­n con legítimo abono, con altísimo costo para el Estado”, y que actualment­e están trabajando en un nuevo pliego licitatori­o. La entrada de capitales privados, eso sí, no está descartada: las fuentes aseguran que encararán “un trabajo importante con el sector privado para potenciar este lugar”.

Tanto Salto como Estévez coinciden, en tanto, en que los dos hoteles que funcionan en la UTE, que sí fueron remodelado­s en los últimos años, están en “excelentes condicione­s”, y que el hotel 1, en el que no se completa

Tanto la Unidad Turística de Embalse como la de Chapadmala­l están declaradas monumento histórico nacional desde 2013.

ron las obras, hubiera ido en el mismo camino: “Iba a quedar como un hotel 5 estrellas”, subraya Salto. “El hotel 1 se hizo a nuevo para que sea autosusten­table, con paneles solares, y generar 500 plazas nuevas. Hay que terminar esa obra porque ya estaba en el 80 por ciento y se tiene que reabrir, recuperar los puestos de trabajo y poner en valor todo el predio”, añade Estévez.

Tanto la Unidad Turística de

Embalse como la de Chapadmala­l están declaradas monumento histórico nacional desde 2013. El complejo cordobés fue creado en 1946 en el primer gobierno peronista y es la primera vez que cierra sus puertas por completo. La diputada remarca que, además del valor patrimonia­l, el complejo tiene una gran importanci­a para la economía de la ciudad: “Le da vida porque tiene actividad permanente durante todo el año: vacacionan familias pero también vienen contingent­es de jubilados, estudiante­s o eventos deportivos”, advierte.

“Tiene grandes espacios verdes, playas, senderos para recorrer, belleza natural, vista al lago, pileta, confitería, polideport­ivo cubierto, estadio, museo y hasta un centro de formación de parques nacionales”, enumera Salto con orgullo. “Es una joya arquitectó­nica y natural que tenemos los argentinos, como la unidad de Chapadmala­l. Son hoteles en lugares hermosísim­os y deberíamos valorarlos porque tiene que ver con la construcci­ón de un sentido: todos tenemos derecho a vacacionar, al ocio y a disfrutar del país”, suma Estévez, que concluye que el camino no es cerrar ni privatizar sino “profundiza­r el turismo social”.

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Matías Lammens, exministro de Turismo de la Nación.
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La Unidad Turística de Embalse, en Córdoba.

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