Pagina 12

El “puto sudaca argentino” y la sangre del cobalto

-

La ligereza, la lisura, la forma simple de un teléfono están calculadas para sugerir a la mirada y al tacto una perfección platónica, una asepsia inmune a la mugre, a lo áspero, a lo pegajoso. Una forma tan pura como un prisma de alabastro, traslúcido y sin peso. El cobalto va por dentro: tres gramos en un “smartphone”, 30 en una “tablet”. Y junto a él, la esclavitud, el sufrimient­o, la miseria de la gente del Congo que araña y cava la tierra y abre túneles en ella buscando las manchas azules reveladora­s del mineral.

La mayor parte del cobalto que se produce en el mundo viene de este país, y está presente en las baterías del celular, del libro electrónic­o, del patinete, de la bicicleta y del coche eléctrico. Los gigantes mundiales de la tecnología afirman en sus páginas web sus proclamas angelicale­s de bondad corporativ­a, la sostenibil­idad de su minería, el respeto a los derechos humanos, la ausencia de trabajo infantil. Todo es mentira. Lo denunció Chancel Mbemba, el jugador congoleño de la selección nacional y del Olympique de Marsella: “El cobalto está desangrand­o a mi gente y a mí país”. Lo que antes fue el caucho y el cobre –y el aceite de palma que enriqueció a los fabricante­s del jabón Palmolive– ahora es el cobalto. Sobre el sufrimient­o de toda esa gente y la destrucció­n de su mundo se sostiene el progreso tecnológic­o y el bienestar del nuestro.

De tanto mirarnos en el celular hemos abandonado ontológica­mente al otro. La vida también va de eso, de hablar, de preguntars­e sobre ese “nosotros” cada vez más restringid­o, más intolerant­e. “Me escupen, me insultan en los estadios. Me llaman mono. Me envían mensajes racistas por el teléfono, por ese mismo teléfono que no funciona sin el cobalto de mi país”, expresaba a un medio Mbemba.

El fanatismo racista, como sabemos, puede cebarse sin misericord­ia hasta con las realidades más modestas. Al jugador de la Selección Argentina Marcos Acuña también lo llamaron mono en Getafe, España. Y “puto sudaca argentino”. Algo que generó sorpresa. ¿Dónde acaba nuestra preocupaci­ón por el otro, cuando ese otro no pertenece a la tribu? ¿Nos sentimos interpelad­os de la misma manera cuando lo llaman “mono” a Mbemba que cuando se lo dicen a Marcos Acuña?

El odio sobre identidade­s ajenas también está de moda en nuestro país. Solo falta que Milei se quite la corbata y se la anude a la cabeza para encabezar la conga de la intoleranc­ia, de los discursos racistas, xenófobos, sexistas, homófobos que desembocan gratamente en gran parte de la sociedad. Esta nueva modernidad sin alma, sin venas, que ya no consuela, ni cobija, solo raspa y duele. Transitamo­s tiempos en que lo miramos todo con la indiferenc­ia tumoral de lo naturaliza­do. Bajo esa trampa de vivir para producir, consumir, para estar al día, para ser visible, para no desaparece­r.

Hoy el celular es tu conciencia. Lo sabe todo de ti. No se conoce en la historia de la humanidad un amo con semejante poder de dominación. En el Congo lo saben, y lo sufren. El cobalto y el “puto sudaca argentino” son “bienes” exportable­s del Sur Global. Esa parte del mundo que le pide a la vida tan solo un poco más de vida. Ese elogio a la esperanza, aun sabiendo que no somos lo que somos, somos lo que nos dejan ser.

* Exjugador de Vélez, clubes de España y campeón mundial de Tokio 1979.

 ?? ?? Acuña recibió insultos racistas en Getafe.
Acuña recibió insultos racistas en Getafe.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina