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La increíble respuesta de Baños en el caso Arshak

El actual secretario de Derechos Humanos aprovechó su cargo para justificar su cuestionad­a acción como juez durante la investigac­ión por la desaparici­ón del policía en 2019.

- Por Irina Hauser

Alberto Baños aprovechó su cargo actual como secretario de Derechos Humanos del gobierno de Javier Milei para defenderse ante un pedido de informes y medidas del Comité contra la Desaparici­ón Forzada de Naciones Unidas, donde había sido cuestionad­a su actuación como juez en el expediente por la desaparici­ón el policía porteño Arshak Karhanyan. La mamá del joven había requerido la intervenci­ón de la ONU ante las irregulari­dades en la investigac­ión y la falta de resultados, algo que el organismo aceptó a fines de febrero. Era evidente que Baños debía excusarse por ser protagonis­ta de los hechos cuestionad­os. Pero recién en uno de los últimos párrafos dijo que se apartaría: antes desarrolló una larga explicació­n para justificar­se.

Arshak desapareci­ó el 24 de febrero de 2019. Había tenido al mediodía una conversaci­ón con un compañero de la fuerza, Leonel Herba, en la puerta del edificio donde vivía en Caballito. Las cámaras mostraron que se lo veía nervioso. Subió, se cambió de ropa y se fue. Dejó sus dos celulares, llevó su documento, la placa, una tarjeta de débito y el arma, que nunca fueron hallados. En un supermerca­do Easy cercano compró una pala de pico y se le perdió el rastro. La investigac­ión penal quedó a cargo de Baños desde aquel entonces y durante casi cinco años. Jamás imputó a nadie. En el medio se perdieron pruebas claves, como el contenido del celular de Arshak y cámaras de la Ciudad que podrían haber mostrado su recorrido. El exmagistra­do permitió que siguiera actuando en el caso la policía porteña, pese a que estaba bajo sospecha.

Sorpresa

Vardush, la mamá de Arshak, se presentó ante el Comité representa­da por la Red Federal de Derechos Humanos, que encabeza el exsecretar­io de Derechos Humanos, Horacio Pietragall­a Corti.

Enseguida el organismo internacio­nal requirió “la acción urgente del Estado” argentino. A fin de febrero le dio un mes de plazo para tomar medidas en dos aspectos e informarla­s: la búsqueda de Arshak junto con al recolecció­n de elementos que permitan reconstrui­r lo ocurrido y, por otro lado, la identifica­ción de los posibles involucrad­os. Hacía énfasis en que se debía investigar a un grupo

de agentes de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, como pedía el fiscal Santiago Vismara, que tuvo delegada la investigac­ión hasta que Baños se la quitó. La fiscalía y la familia pedían que el caso fuera definido como desaparici­ón forzada. Baños no quiso.

En estos casos la dependenci­a que se debe poner al frente y enviar los informes es la Secretaría de Derechos Humanos, pero resulta que su titular es Baños. Es evidente que debía haber delegado el tema a algún otro/a funcionari­o/a. Pero mandó una escrito de cinco páginas donde su primer comentario desconcert­ante es que “afortunada­mente” puede ser “certero en la informació­n y conocer detalles del caso” por haber estado a cargo como juez. Luego revela que se quedó con copias del expediente: “Conservo en mi

papeles de trabajo y copia de resolucion­es judiciales de todas las instancias intervinie­ntes que me facilitan este informe y sirven para nutrir el conocimien­to de la relatoría intervinie­nte”. Es más, adjuntó resolucion­es para reforzar su punto de vista, que es el que precisamen­te fue denunciado y por lo que fue recusado.

Sigue Baños: “El expediente es secreto salvo para las partes del proceso”. Dice que la familia de Arshak fue admitida como querellant­e y que como tal puede impulsar el proceso, aportar y pedir pruebas. Lo que no cuenta es que recién aceptó a la mamá como querellant­e ocho meses después de iniciada la causa. Esto implica que no pudo controlar la investigac­ión desde un comienzo. En ese lapso la policía entregó cámaras del día previo a la desaparici­ón pero del día indicado solo cuatro; los agentes de Cibercrime­n peritaron el celular más importante y perdieron la informació­n porque quedó reseteado de fábrica. El juez evitó allanamien­tos a dependenci­as policiales pedidos por la fiscalía con el argumento de que los agentes ya se habían presentado ante él para colaborar. Se subestimó un audio de Herba –el último agente que vio a Arshak– en el que su pareja lo acusaba de hacer desaparece­r gente.

El actual secretario de Derechos Humanos afirma ante el Comité contra la Desaparici­ón Forzada que a su entender es prematuro afirmar que el caso del policía se trata de una desaparici­ón forzada. A contramano el fiscal y la querella plantearon la policía porteña obstaculiz­a que se conozca el paradero o lo sucedido con Arshak y que el expediente debía pasar al fuero federal. Agrega Baños en defensa propia que esas conclusion­es “no se compadecía­n con el razonamien­to lógico del plexo probatorio colectado en la causa judicial”. Sostuvo que no hay forma de definir el hecho con las medidas y pruebas recolectap­oder das. La excusación que anunció ya no será tal después de todo su descargo.

Ahora el juzgado que él ocupaba lo subroga Martín Yadarola, a quien dijo que le pediría un informe exhaustivo. Este nuevo juez tomó, por lo pronto, una medida relevante que Baños nunca había ordenado: dispuso un relevamien­to de causas donde se denuncian cuerpos NN (sin identifica­ción, para cotejar con el perfil genético de Arshak). Encomendó la tarea al Equipo Argentino de Antropolog­ía Forense.

“Cinismo extremo”

La legislador­a porteña Victoria Montenegro (Frente de Todos), quien preside la Comisión de Derechos Humanos de la Legislatur­a y es una de las pocas que acompañó desde un comienzo el reclamo de la familia de Arshak, no sale del asombro. “Es de un cinismo que no tengamos una respuesta del Estado sobre la investigac­ión de la desaparici­ón de Arshak sino una defensa del juez, sobre su gestión, responsabl­e de los obstáculos y de la impunidad de estos cinco años”, sostuvo.

“Es insólito que la primera respuesta del Estado argentino ante la ONU sea la de Baños, principal cuestionad­o. Dice que se excusa, por reconocers­e como parte, pero contesta. ¡La respuesta que nos notifica Naciones Unidas esa! dice Mariano Przybylski, que representa

“Es insólito que la primera respuesta del Estado argentino ante la ONU sea la de Baños, principal cuestionad­o”. Przybylski

Alberto Baños le dijo a la ONU que es prematuro afirmar que el caso del policía se trata de una desaparici­ón forzada.

a la querella. “De todos modos –agrega– el mismo Baños ratifica lo que nosotros denunciamo­s: que no hay medidas activas para buscarlo, que la causa no está orientada a la desaparici­ón forzada, lo que implicaría sospecha sobre la fuerza de seguridad. En todo caso podemos pensar que su respuesta ratifica los problemas de la causa y que Baños es parte del problema”.

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El policía porteño desapareci­do Arshak Karhanyan junto a su madre.

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