Las panaderías contra las cuerdas con Milei
“Venimos suspendiendo y echando gente”, reconoció el representante panaderil y afirmó que se trata de negocios de barrio, que muchas veces no llegan ni a pymes.
de los 29 fondos fiduciarios que fueron cancelados con el objetivo de achicar el gasto del Estado Nacional. A través del FETA se subsidiaba el valor de la harina 000 de 25 kilos que es la que compran las panaderías para hacer el pan y las fábricas para elaborar pastas, galletitas, tapas de empanadas, etc. Con el principal insumo subsidiado, las panederías y demás industrias podían acatarse al programa Precios Cuidados que ofrecía una alternativa más económica para preservar el consumo de las familias.
El valor de la harina subsidiada era actualizado por la Secretaría de Comercio cada tres meses o más, provocando una suba casi inmediata en el precio del pan. Los panaderos a su vez denunciaban que no siempre encontraban disponibilidad de la harina subsidiada ya que los grandes molinos que integraban el FETA no entregaban la mercadería en tiempo y forma. Cañuelas y Lagomarsino eran los proveedores más importantes.
Aún así con sus marchas y contramarchas, el FETA consiguió mantener el precio del pan no muy alejado de la inflación general: desde su creación en marzo de 2022 hasta la actualidad, la bolsa de harina por un kilo sufrió un incremento del 1003 por ciento y el kilo de pan francés avanzó 733 por ciento en la provincia de Buenos Aires, mientras que la inflación minorista en esa región cerró en 700 por ciento.
Sin embargo desde la lógica del Gobierno, el fideicomiso carecía de todo sentido: “Habíamos anunciado el deseo de terminar con cada uno de los Fondos Fiduciarios que dependen del dinero del Estado Nacional. La semana que viene quedará eliminado formalmente el primero de ellos: llevaba dilapidados sin sentido 69.000 millones de pesos”, manifestó el vocero presidencial Manuel Adorni a través de su cuenta de X en los últimos días de marzo.
La harina 000 es el principal insumo para la elaboración del pan pero a ese costo deben sumarse: otras materias primas (como el azúcar y la levadura), los alquileres, las tarifas de agua, luz y gas, los combustibles usados en vehículos para transladar la mercadería, los repuestos de esos vehículos y de las máquinas, los aumentos por paritarias, etc. Sin harina subsidiada y en un contexto de desregulación de los demás precios, la actividad en los pequeños negocios de barrio se hace cada vez más difícil de sostener.
Entre los centros de panaderos nucleados en el reclamo de los bonaerenses, además del mencionado de Merlo, se encuentran los de Marcos Paz, Las Heras, Moreno, General Rodríguez, San Miguel, José C. Paz, Malvinas Argentinas, Quilmes, Florencio Varela, y San Pedro, entre otros.