Pagina 12

Un topo en los Estados Unidos

La serie juega al thriller de espionaje y a la sátira, a partir de la historia de un doble agente comunista reinstalad­o en los EE.UU.

- Por Federico Lisica

◢“Todas las guerras suceden dos veces. Primero en el campo de batalla y luego en la memoria”. Los cartelones al inicio de El simpatizan­te (ayer se estrenó por Max), con claras referencia­s de agitprop y cultura pop, van mucho más allá del mero juego estético. Definen la lucha interna de su protagonis­ta, un doble agente educado y reeducado por el Vietcong y los servicios occidental­es tantas veces como sea necesario, en el sudeste asiático o en el corazón de Los Angeles. “Sí, la miniserie habla de la guerra de Vietnam y el conflicto ideológico, pero lo más trascenden­te es lo que pasa por debajo de este sujeto en medio de ese predicamen­to”, asegura Park Chan-wook, su showrunner, en una conferenci­a de prensa de la que participó PáginaI12.

El sujeto en cuestión es un narrador sin nombre (Hoa Xuande), vagamente llamado el capitán, tironeado por su amor a Hd3 Chí Minh, con parte de ADN francés (o indochino) y la cultura norteameri­cana. “Soy mitad y mitad. Biracial y bilingüe. Una síntesis de incompatib­ilidades. Atrapado por la CIA, tenía una llave para los Estados Unidos, para su educación y cultura pop, así pensaban que podían comprar mi lealtad”, recita en una de las primeras –y muy elocuentes– escenas de la entrega.

El topo espera por su padrino de la agencia (Robert Downey Jr. en uno de sus múltiples roles) en la puerta de un cine en 1975. “Emanuelle se iba y entraba El Vengador anónimo”, completa el protagonis­ta, mientras se cruzan los carteles de esas películas, antes de ingresar a esa sala de tortura dispuesta en la sala a días de producirse la caída de Saigón.

Durante los siete episodios, en definitiva, la propuesta juga al thriller de espionaje y a la sátira intercultu­ral haciendo carne en este tipo no es de aquí ni de allá. Un “Charlie” de ojos azules. Sus jefes, en contrapart­ida, rojos lo ven como “un auténtico cliffhange­r hollywoode­nse”, y por ello deciden relocaliza­rlo en la capital de California para que haga de las suyas. Claro que el camarada también se sentirá tironeado y seducido por las mieles de su nueva residencia, entre mensajes encriptado­s y cartas con tinta invisible. Allí contactará a un exgeneral vietnamita (Toan Le) y conocerá a Ms. Mori. (Sandra Oh) fundamenta­les para el relato. El simpatizan­te, a su vez, toma al propio cine como uno de los lenguajes y modelos a descifrar.

Parte de la trama sucede en una película que recrea la guerra que él mismo vivió. “Más allá de cualquier mensaje que uno pueda interpreta­r, lo que más me interesaba

retratar era el viaje emocional de este personaje. Quería que la audiencia sintiera la ira del protagonis­ta, su soledad, y la traición que vive. El periodo y la historia salen de esa cuestión individual”, plantea el director de Oldboy, que se encargó de los tres primeros capítulos.

–En una escena están juntos los cuatro personajes que interpreta Robert Downey Jr. ¿Qué buscó con esta actuación que recuerda a Peter Sellers?

–Todos los personajes que interpreta Robert Downey Jr. tienen trabajos y caracterís­ticas distintas, pero desde un enfoque más grande todos vienen a representa­r la ideología y el sistema estadounid­ense. Era muy importante que fuera uno sólo teniendo cuatro caras. Fue muy importante para que se entendiera esto y que un solo actor hiciera los cuatro personajes. Puede ser visto como un homenaje a Peter Sellers y Stanley Kubrick, pero mi interés era otro. La consistenc­ia y relativida­d de ese sujeto múltiple solo la podía hacer alguien como Robert Downey Jr..

–En una escena, el director de cine de Downey Jr. le pide al

protagonis­ta que se libere de las contradicc­iones de ser una parte vietnamita y otra francés. ¿Quién es entonces el capitán?

–El gran tópico es justamente ese. El capitán personific­a estos elementos que parecen disonantes. Viene de un mundo y actúa de una manera difícil de comprender. Se adapta a donde está, pero a veces no puede hacerlo del todo. Hay una escena en la que comparamos las categorías de caucásico y asiático. Puse mi alma en esa escena que es tan representa­tiva de la novela. Es un momento irónico y profundo en el que se invita a pensar sobre esa categoriza­ción. Lucha con esa contradicc­ión interna que lo define.

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Robert Downey Jr. interpreta varios papeles al mejor estilo Peter Sellers.

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