Las bravuconadas bélicas de Milei crean peligros
El Gobierno puso en marcha medidas de protección de manual. El informe de Inteligencia Criminal que produjo Bullrich. El antecedente del expresidente Carlos Menem en 1990.
ró con la investigación. Pero en los 30 años transcurridos no volvió a pasar nada en América Latina ni en la Argentina. Los shows cotidianos de Milei, incluyendo la intención de mudar la embajada argentina a Jerusalén (aunque sea a la parte occidental), vuelven a poner al país en la mira.
Un manual de lugares comunes
El texto emitido el sábado por la Dirección Nacional de Inteligencia Criminal (DNIC) fue revelado el domingo por el sitio Data Clave y es un compendio de lugares comunes, sin el menor análisis fino de la situación. El organismo está en el ministerio que conduce Patricia Bullrich, quien mantiene una intensa disputa con la Agencia Federal de
Inteligencia (AFI) y con su conducción, manejada por el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y el propio titular de la central de espías, Silvestre Sívori. En materia de terrorismo, cualquier tema de seguridad debería hacer referencia a informes de inteligencia, en este caso de la AFI. Lo evidente es que la central de espías está bastante desmantelada, no tiene agentes en las calles, no tiene informantes y depende pura y exclusivamente de la información de la CIA norteamericana. Tampoco tiene información el Ministerio
de Seguridad, entre otras cosas porque la gran mayoría de las fuerzas de seguridad están en manos provinciales y son esos agentes, los de cada distrito, los que cuentan con algunos confidentes –buches– que aportan datos.
El documento de la DNIC incluye varios relojitos en que la aguja señala como riesgo alto a las representaciones diplomáticas de otros países, embajadas argentinas en la zona del conflicto; considera de riesgo crítico las sedes diplomáticas argentinas en
Israel y países de Medio Oriente, mientras que la aguja señala nivel bajo de riesgo la actividad anarquista y la conflictividad en la Patagonia. Es asombroso que se asocie a la Patagonia con el conflicto Irán-Israel. Finalmente, como moderado riesgo se evalúa que aprovechen la oportunidad las bandas narco de Rosario. Todo el análisis es de una pobreza llamativa.
En la página 4 de ese documento se enumera un recetario cantado:
Se recomienda prestar especial atención en la custodia de los centros religiosos espirituales de la cultura judaica (sic), así como de los diplomáticos de los países amenazados (concepto que no se entiende ni se explica).
Custodiar los objetivos sensibles de Estados Unidos y a empresas vinculadas a ese estado.
Reforzar la custodia de las represas hidroeléctricas, centrales nucleares y de generación energética.
Aeropuertos
Pasos fronterizos Terminales portuarias.
Una mirada a Brasil
El peligro de la situación es que las medidas que se toman tengan escasa seriedad y carezcan del bajo perfil necesario.
En la Argentina no aparecen evidencias de actividad fundamentalista ni se produjeron (afortunadamente) hechos de antisemitismo de envergadura. Pero, tanto hace 30 años como ahora, hay ciertos indicios de actividad fundamentalista en Brasil y algunas pruebas de que en los atentados de los años noventa hubo mano de obra proveniente de Brasil.
La camioneta Ford F-100, utilizada en el ataque contra la Embajada de Israel de 1992, fue comprada en una concesionaria de la avenida Juan B. Justo, con un documento brasileño a nombre de Elías Ribeiro Da Luz. Un informe de 42 páginas de la Mossad, el servicio de inteligencia de Israel, indica que quien manejó la camioneta hasta la sede diplomática fue un al Mohammad Nur Al-Din Nuer Al-Din, libanés que vivía en Foz de Iguazú.
En el caso del atentado de la AMIA, unos días antes del ataque, se presentó en la embajada argentina en Roma un sujeto brasileño, Wilson Dos Santos, confidente de la Policía Federal de Brasil, quien advirtió de que habría un atentado. La Mossad también produjo un informe diciendo que los explosivos se trajeron del vecino país.
Los informes de la inteligencia israelí, publicados en su momento por Infobae, contienen elementos que están desmentidos en el expediente, pero sí es verdad que quedan vigentes indicios de que parte de la trama de los atentados se desarrolló en Brasil.
A esto hay que sumar que, en noviembre de 2023, tras informes del FBI y la Mossad, la Policía Federal de Brasil detuvo a varios ciudadanos libaneses, nacionalizados brasileños, por el armado de una célula terrorista. El juicio iba a empezar en marzo, pero está demorado. Brasil tiene la mayor comunidad libanesa del mundo.
El peligro que sobrevuela la situación es que las medidas que se toman tengan escasa seriedad y carezcan del bajo perfil que se requiere. En cambio, se hacen anuncios que son producto del show, las internas y una búsqueda desesperada de Milei de protagonismo internacional como supuesto referente de la derecha. Es un alineamiento desmedido, bélico, que pasa por encima de la necesidad de pacificar y que vuelve a traer los fantasmas de hace tres décadas.