Desde el banquillo, Trump clama ser un perseguido
La fiscalía de Manhattan pidió al juez que sancione al candidato republicano por desacatar la orden mordaza que limita sus comentarios públicos del caso.
El expresidente estadounidense Donald Trump denunció que el juicio que arrancó ayer contra él por los presuntos sobornos a la exactriz Steffany Clifford, conocida como Stormy Daniels, forma parte de una persecución política contra él, de la que culpa directamente a la Administración de Joe Biden.
“Es una causa que nunca debería haberse abierto”, afirmó el magnate en una breve comparecencia ante los medios a su llegada al tribunal de Nueva York donde comenzó el primer juicio penal contra un antiguo inquilino de la Casa Blanca, en medio de una amplia atención política y mediática. “Esto es un asalto a Estados Unidos. Nunca había ocurrido nada parecido”, añadió.
Con traje azul, camisa blanca y corbata roja, y pequeño pin de la bandera estadounidense en la solapa, Trump entró en la mañana a la sala 1530 del Tribunal Supremo de Manhattan con semblante tenso y serio. El Departamento de Policía (NYPD) acudió para garantizar la seguridad y los medios para retransmitir lo ocurrido. Además hubo una veintena de trumpistas que portaban gorras rojas —símbolo oficial de la campaña de Trump desde 2016— y enormes banderas de Estados Unidos, para poner el grito en el cielo por la “caza de brujas” a la que se enfrenta el exmandatario y candidato republicano a las presidenciales de noviembre.
La primera jornada del juicio estuvo dedicada al inicio de la selección del jurado. En total, fueron llamados unos 200 posibles candidatos al juzgado y se espera un proceso de selección arduo, que puede llevar varios días, hasta conseguir un panel de 12 jurados que ambas partes consideren imparciales, además de siete reservas por si alguno falla.
El juez a cargo del juicio, el colombiano Juan M. Merchan, dijo que celebrará la semana que viene una audiencia sobre una moción para sancionar a Trump por sus publicaciones en redes sociales, según los periodistas presentes en el juicio. La Fiscalía de Manhattan pidió al juez que lo castigue por desacato de la “orden mordaza” que limita sus comentarios públicos sobre el caso, después de que él publicara mensajes recientes sobre potenciales testigos del proceso.
Entre otras cosas, la Fiscalía señaló tres publicaciones del expresidente en Truth Social sobre la actriz porno Stormy Daniels y su exabogado Michael Cohen, personajes clave en el juicio; sobre eso, el abogado de Trump, Todd Blanche defendió que solo eran respuestas a los “ataques difamatorios, repetidos y vehementes” de Daniels y Cohen contra su cliente, recogió The New York
Al comenzar el juicio, Merchan había leído a Trump una disposición legal conocida como “Parker warning”, la cual reconoce su derecho a asistir al juicio como acusado pero establece consecuencias si interrumpe el proceso. Trump aceptó esa provisión, la cual indica que el acusado podría ser excluido de la sala y encarcelado por mala conducta, permitiendo así que el juicio continúe en su ausencia. Además, contempla su arresto si no se presenta cuando es requerido.
Según The Guardian, aunque el abogado de Trump, Todd Blanche, afirmó que el republicano tiene la intención de estar presente durante todo el juicio, también indicó que podría ausentarse en algunos días, como por ejemplo, durante la graduación de su hijo menor, Barron. Este tema fue discutido previamente en una reunión matutina entre las partes del caso para tratar cuestiones de procedimiento.
Trump enfrenta 34 cargos por este caso: está acusado de haber disfrazado como gastos legales de la Organización Trump, la empresa familiar, el pago de 130.000 dólares a Daniels a través de Cohen para que se mantuviera en silencio
sobre una presunta relación sexual en 2006, poco después de haber contraído matrimonio con su actual esposa, Melania Trump, y de que naciera el hijo que tienen en común, Barron. El magnate habría hecho esto para proteger su campaña por las elecciones presidenciales 2016, que finalmente ganó contra la demócrata Hillary Clinton. Esta acusación puede acarrearle una condena de hasta cuatro años de cárcel.
Ahora bien, Trump tiene otras causas entre manos. En Florida, está imputado por el mal manejo de materiales clasificados. Según la Fiscalía, tras dejar el poder en 2021, el exmandatario ordenó trasladar desde la Casa Blanca a su mansión en Mar-a-Lago decenas de cajas con recortes de periódicos, cartas, fotos y también cientos de documentos confidenciales, incluida información sobre secretos nucleares y planes de ataque a otros países. Esos documentos no habrían sido almacenados de manera segura, sino que acabaron en diferentes rincones de la residencia, como un dormitorio, un salón de baile y un baño. Trump además habría conspirado para obstruir los esfuerzos del gobierno para recuperar los archivos, incluso desafiando una citación. El juicio por esta causa está previsto para el 20 de mayo.
En Washington, afronta un juicio federal por su intento de revertir los resultados de las elecciones de 2020 en las que perdió contra Biden y por haber instigado el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021. El expresidente está acusado de varios delitos que podrían acarrearle un máximo de 55 años de cárcel y el juicio estaba previsto para el pasado 4 de marzo, pero sus abogados lograron estirar el caso hasta el punto de que muy difícilmente se celebraría antes de las elecciones de noviembre.
La defensa alega que Trump está protegido por la llamada inmunidad presidencial y logró abrir un pleito paralelo al respecto que debe resolverse antes. El Tribunal Supremo celebrará una audiencia al respecto el 25 de abril. Más allá de lo que decida el Supremo, con tres de sus nueve miembros nominados por el propio Trump, su decisión de aceptar el caso ya supuso una victoria para el republicano porque retrasó el juicio sobre el asalto al Capitolio.
En el estado sureño de Georgia, el expresidente enfrenta un segundo caso penal, en un tribunal estatal, por sus intentos de revertir las elecciones de 2020. Sin embargo, el proceso judicial estuvo marcado por la polémica por la relación sentimental que la fiscal del condado de Fulton, Fani Willis, mantuvo con Nathan Wade, un subordinado al que contrató para llevar el caso contra Trump. Eso desató una controversia legal que acabó con la dimisión de Wade y dilató el proceso contra el presidente, para el que todavía no hay fecha, durante semanas.
Las acusaciones provienen de los estados de Washington, Florida, Georgia y Nueva York. Si Trump llegara a ser condenado en los casos de Washington y Florida antes de los comicios y ganara, podría intentar indultarse. Sin embargo, ese poder no se extiende a los casos de Georgia y el de Stormy Daniels en Nueva York, porque son procesos estatales. El presidente estadounidense sólo puede conceder indultos por delitos federales.
En Nueva York solo podría indultarlo el gobernador, actualmente demócrata, mientras que en Georgia las medidas de gracias son concedidas por una Junta de Indultos y Libertad Condicional, integrada por cinco miembros. Además, allí un criminal sólo puede solicitar un indulto al menos cinco años después de haber cumplido la pena de prisión y siempre que haya “llevado una vida respetuosa con la ley” desde su puesta en libertad.
Trump está acusado de haber disfrazado como gastos legales de su empresa familiar el pago de 130.000 dólares a la actriz Daniels.
Los países occidentales pidieron ayer a Israel e Irán que eviten una escalada en el conflicto entre los dos países para que éste no se generalice en la región de Medio Oriente, mientras que Teherán trata de contener las posibles consecuencias por su ataque con cientos de drones y misiles del sábado con una ofensiva diplomática y a la vez advertencias a Washington y Tel Aviv.
En declaraciones ante los medios de comunicación durante un acto con el primer ministro iraquí, Mohamed Shia al Sudani, el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, afirmó: “En las 36 horas desde entonces, hemos estado coordinando una respuesta diplomática para tratar de evitar una escalada. La fuerza y la sabiduría deben ser las dos caras de la misma moneda”.
El ministro británico de Exteriores, David Cameron, destacó en una entrevista la importancia de que Israel no intensifique la tensión en Medio Oriente. “Israel tiene todo el derecho a responder como un país soberano independiente al ser atacado de esta manera. Pero creo que estamos muy ansiosos por evitar una escalada y decirles a nuestros amigos en Israel que es momento de pensar tanto con la cabeza como con el corazón”, señaló.
El canciller alemán, Olaf Scholz, condenó el ataque iraní e instó tanto a Teherán como al gobierno de Benjamin Netanyahu a contribuir a una “desescalada” de las tensiones. “Repito mi advertencia: no se puede seguir gestionando así (la situación) por parte de Irán. Por eso es importante que se haga todo para lograr una desescalada sobre el terreno”, afirmó.
Preguntado por una posible represalia israelí, el canciller alemán calificó como impresionante el modo en el que Israel logró repeler el ataque con la cooperación de socios regionales e internacionales. “Supone un gran rendimiento del ejército y de la defensa aérea israelíes. Es un éxito que no se debería desperdiciar. De ahí nuestro consejo (a Israel) de contribuir ellos mismos a la desescalada” y no tomar represalias en respuesta al ataque, expresó.
El presidente francés, Emmanuel Macron, acusó a Irán de haber llevado a cabo “un ataque desproporcionado” contra suelo israelí, pero también pidió contención a Israel. “Israel puede luchar contra el terrorismo (...) pero es una democracia y tiene que hacerlo de forma proporcionada”, señaló el presidente galo.
El ejército israelí afirmó que los muertos en el bombardeo contra el consulado iraní en Damasco, motivo por el que Irán había justificado su ataque, estaban involucrados en actividades de “terrorismo contra Israel”, en las primeras declaraciones oficiales sobre el ataque ocurrido el 1 de abril.