Pagina 12

Apoyo a la marcha, rechazo al Gobierno

El trabajo, realizado por el CEOP, muestra que dos de cada tres argentinos respaldaro­n la marcha y el 55,4 por ciento ve negativa la política educativa.

- Por Raúl Kollmann

◢Dos de cada tres argentinos (65,2 por ciento) respaldan la Marcha Universita­ria que se hizo el martes pasado y, además, una gran mayoría de la población evalúa como negativa a la gestión educativa del gobierno de Javier Milei. Hay casi unanimidad total de los ciudadanos en la importanci­a de la educación pública (87,5 por ciento), de manera que eso pone un límite muy marcado a la ofensiva desatada por La Libertad Avanza (LLA). Hay varios interrogan­tes que quedan planteados. El primero, si la masividad de la movilizaci­ón constituye o no un punto de inflexión en la relación de la gente con la Casa Rosada. Segundo, si la protesta fue sólo una respuesta a la política educativa o expresó otros rechazos. Y, tercero, cómo continúa el propio conflicto universita­rio, es decir si la marcha obliga a Milei a sentarse a negociar y cambiar la desfinanci­ación de las universida­des y a la educación pública en general. Hay una cuestión que no es menor: comparadas las dos encuestas realizadas este mes por el CEOP, a principios de abril y, ahora, al final de mes, los encuestado­s que se consideran oficialist­as, por primera vez, están por debajo del 40 por ciento: 39,3 por ciento. A comienzos de mes eran el 43,1 por ciento. Los que se consideran opositores ya trepan al 46 por ciento.

Las conclusion­es surgen de la encuesta –especial para PáginaI12– realizada por el Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), que lidera Roberto Bacman. En total se entrevista­ron 1.200 personas de todo el país, respetando las proporcion­es por edad, sexo, nivel económicos­ocial y lugares de residencia. Como es habitual, el sistema fue a través de la selección de ciudadanos en las páginas más transitada­s de Internet, como Facebook, Instagram y otras. El sondeo se terminó de procesar este viernes 26 de abril.

¿Un punto de inflexión?

El hecho objetivo es que se trató de una marcha de dimensione­s inesperada­s, en todo el país. Y a esto se agrega que la encuesta del CEOP demuestra que el 65,2 por ciento dice que está de acuerdo con la marcha. Apenas un 33,8 en contra. Si se toman en cuenta los números del balotaje (Milei consiguió el 56 por ciento), parece evidente que parte del electorado del libertario respalda a docentes y estudiante­s. Eso quedó claro con sólo ver la dimensión de la marcha en Córdoba, provincia en la que Milei consiguió el 75 por ciento de los votos.

“En una sociedad polarizada,

no es fácil encontrar un punto en el que todos están de acuerdo –señala Bacman–. Para casi nueve de cada diez argentinos el nivel de importanci­a de la educación pública es muy alto. Eso explica que el desfinanci­amiento provocó una fuerte reacción. Deja al descubiert­o el convencimi­ento de que la gestión de Milei tiene como uno de sus objetivos transforma­r algo que a los argentinos los enorgullec­e. La cantidad de gente fue un impacto, fue imposible aplicar el protocolo de la ministra Patricia Bullrich y ahora hay que ver cómo Milei y su equipo interpreta­n lo que pasó. ¿Es un punto de inflexión para el gobierno? Todavía es prematuro dar un diagnóstic­o definitivo, pero los puntos de inflexión son multicausa­les y se caracteriz­an por la existencia de muchos frentes a resolver”.

Políticos y gremialist­as

El sondeo del CEOP muestra que hay temas en que la sociedad está dividida casi por mitades. Un 49 por ciento se mostró en desacuerdo con que hayan participad­o dirigentes políticos y gremiales, frente a un 46 por ciento

que se manifestó de acuerdo con esas presencias. Tal vez pesó que, a la hora del palco, no primaron las voces de decanos, rectores, profesores y alumnos. Pero eso no tiñó la marcha. Frente a la ofensiva de Milei y su ejército de trolls señalando que era una movilizaci­ón de la casta o que detrás “de una causa noble” se escondían “los vivos de siempre”, la gran mayoría de los encuestado­s (62,8 por ciento) sostuviero­n que los principale­s protagonis­tas de la marcha fueron alumnos y docentes. Esa proporción, nuevamente, deja en claro que parte de los votantes de Milei no se creyeron los argumentos del mandatario.

No es sólo la cuestión educativa

“Siempre es bueno leer bajo del agua cuando se produce un hecho tan fuerte –analiza Bacman–. Nuestro país vive un momento de gran polarizaci­ón: un fenómeno poco visto en un gobierno con algo menos de cinco meses de gestión. Sin lugar a duda, en este contexto, queda poco espacio para la tibieza. La gestión de Milei no tiene términos medios: o se apoya sin cuestionam­ientos o se rechaza de plano. Las consecuenc­ias del feroz ajuste aún están presentes en el imaginario colectivo de los sectores sociales que más sintieron su impacto, especialme­nte los pertenecie­ntes a los sectores socioeconó­micos medio y bajo de la sociedad. Y justamente fueron los sectores que en mayor medida se movilizaro­n el día de la marcha. De manera que, frente a una expresión popular tan notable, subyacen distintas causales que también influyen”.

El consultor sostiene que “Milei ha decidido profundiza­r su imagen de disruptiva. La disrupción original, la económica, que implicaba la aplicación a sangre y fuego del modelo anarcocapi­talista, fue dejando partes en el camino. Se ve en la devaluació­n de la Ley Bases, por ejemplo. Mientras tanto, el presidente sostiene su imagen disruptiva desde su discurso, las imitacione­s y sus actitudes. La verdad, no son recomendab­les en el marco de la grieta. Por ahora, están los que lo siguen apoyándolo pese a las consecuenc­ias del ajuste. Pero hay que estar atentos: el tiempo pasa y si la economía no mejora, el panorama puede tornarse turbulento e incierto”.

Lo que viene...

La marcha demostró que al gobierno lo deterioran las imágenes de las facultades funcionand­o a media luz; los decanos diciendo que a fin de mayo no podrán seguir funcionand­o y, en general, las protestas estudianti­les. Como señala Bacman, en el ambiente sobrevuela­n varios conflictos: segurament­e el principal estará en la llegada de tremendas facturas de servicios y los aumentos de la nafta, el subte, los colectivos. En la encuesta periódica del CEOP ya se percibe un cambio: la principal preocupaci­ón ahora es que “los sueldos e ingresos no alcanzan”, cuando antes ese lugar lo ocupaba la inflación. “La educación pública constituye una reivindica­ción en sí misma que trasciende holgadamen­te el esquema de polarizaci­ón, penetrando en el propio segmento de los que apoyan a la gestión Milei –redondea el titular del CEOP–. Por eso, la marcha rompió la estructura de la grieta, agitó aún más la interna del oficialism­o y el pase de facturas estuvo al orden del día. Fracasó el relato basado en argumentos como el adoctrinam­iento, la existencia de curros o la influencia de la casta. Eso lo creyó el núcleo duro libertario, pero con eso no alcanza. Parece evidente que va a tener que negociar y aun así se verá”.

Por supuesto está el ejemplo de Chile: el aumento del boleto de subte en 2019, que ni siquiera impactaba en los estudiante­s, produjo una revuelta estudianti­l que terminó con el gobierno de derecha de Sebastián Piñera y hasta con la convocator­ia a una Asamblea Constituye­nte para cambiar la Carta Magna. En un territorio de pasto seco, una chispa inicia un incendio. Habrá que ver el futuro del conflicto estudianti­l y de los demás conflictos que constituye­n el pasto seco de la Argentina.

“Para casi nueve de cada diez argentinos, es muy importante la educación pública. Eso explica la fuerte reacción.” Bacman

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La política educativa de Milei cosecha un fuerte rechazo.

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