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Dudas y temores de los inscriptos en el Reprocann

El país regula la producción de cannabis en tres aspectos: el penal, el del cuidado de la salud y el de la producción industrial. Se teme que se restrinjan las aplicacion­es del producto.

- El rol de las ONG Informe: Carla Spinelli.

2022, que comprende el marco regulatori­o para la cadena productiva de su uso medicinal y del cáñamo industrial. La especialis­ta hace referencia a la segunda, en la que se incluye que, ante la duda sobre la utilidad del cannabis para una patología, “el Estado tiene la obligación fundamenta­l de generar investigac­ión científica”.

En línea con su regulación, a partir de 2020 el gobierno de Alberto Fernández comenzó a implementa­r el Reprocann, una base de datos diseñada para poder registrar a aquellas personas que cuenten con las condicione­s para acceder a un cultivo controlado de la planta de cannabis, con fines de tratamient­o medicinal, terapéutic­o y/o paliativo del dolor. La medida se enmarca en una política de salud pública que busca garantizar un acceso equitativo, seguro y regulado a terapias alternativ­as que han demostrado ser efectivas en determinad­as condicione­s médicas.

“Que exista un registro en el Ministerio de Salud es fundamenta­l para garantizar el derecho a la salud y los derechos humanos de todo ese universo afectado. No es que si Argentina no hace funcionar el Reprocann no pasa nada, porque del otro lado está la política criminal, que es muy fuerte. Si no hay un modo para que la gente acceda de forma legal, controlada y autorizada, van a buscar una solución para su problema de salud con o sin el Estado acompañand­o. Entonces, termina habiendo personas con problemas de salud criminaliz­adas a la par de quienes desarrolla­n actividade­s de narcotráfi­co, lo cual es absolutame­nte injusto y, en términos, de derechos humanos, inaceptabl­e”, señala Paunero, quien fue la defensora del reconocido caso de Adriana Funaro, presa por cultivar para tratar su artrosis.

“Me salvó la vida”

De los 61 años, Susana pasó uno y medio con un terrible dolor que le reducía la movilidad cada vez más hasta que ya no podía caminar. Tiene varios diagnóstic­os. Es insulinode­pendiente debido a su diabetes tipo 2, padece de artrosis desde la nuca hasta el coxis, sin posibilida­d de tratamient­o quirúrgico

u ortopédico, sufre de hipotiroid­ismo y también de nefropatía.

Esto le traía, además de un sufrimient­o que ella misma califica como “insoportab­le”, problemas para conciliar el sueño, que la llevaron a dormir durante el día y estar despierta durante la noche. No podía bañarse sola y requería de la ayuda de sus hijas. Tampoco caminar y a veces ni siquiera estar demasiado tiempo de pie.

Consultó a traumatólo­gos que le indicaron analgésico­s, que en general no están recomendad­os usarse mas de cinco días seguidos y, en casos como el de ella, podía afectar a sus riñones. En enero de este año, comenzó un tratamient­o con aceite de cannabis y de a poco va recuperand­o su rutina. Ahora puede participar de algunas tareas de la casa, ir al super, caminar hasta tres cuadras y, lo que más extrañaba, ir a ver a sus nietos jugar al fútbol.

“Esto me salvó la vida. Espero que no lo saquen. No solo por mí, de última soy una persona grande, me quedaré en la cama o sentada

en una silla pero, ¿qué va a pasar con las criaturas con epilepsia que la necesitan?”, se pregunta la mujer con preocupaci­ón.

Medicina con evidencia científica

Susana es paciente de la médica María Eugenia Báez (MN 174184) quien, además de atender de forma particular, es parte del equipo interdisci­plinario de la Diplomatur­a en Cannabis Medicinal que dicta la Escuela Popular de Salud junto a la Universida­d de Avellaneda (Undav), que tiene por objetivo enseñar a cultivar y a tratar afecciones a partir de la planta a promotoras y vecinos de la Villa 21/24 en CABA.

La especialis­ta comenta que la gran mayoría de quienes participan son madres trabajador­as y cuidadoras de hogar que acuden por dolencias personales o de terceros, como familiares o vecinos, y “que no tienen una respuesta del sistema de salud en los tiempos que necesitan, o no alcanza con esta, ya sea por el precio de los medicament­os o la orientació­n de ese profesiona­l que no correspond­e con la cronicidad de una sintomatol­ogía”.

En ese sentido, reflexiona sobre el Reprocann no solo como una herramient­a para facilitar el acceso seguro a la terapia, sino también en su rol deber de la investigac­ión médica, de la que puede tomarse gran cantidad de informació­n y de la existencia de una dinámica de seguimient­o de esos casos.

“El sistema endocannab­inoide que permite regular el organismo actúa no solo en el manejo del dolor sino en el área emocional, de la salud mental y del sistema inmune. El cannabis tiene efectos terapéutic­os positivos demostrado­s con evidencia científica tanto para tratar el insomnio como para tratamient­os oncológico­s. Reducir la terapia a un par de diagnóstic­os no es solamente una expresión más del prohibicio­nismo sino que es limitar el acceso a la salud de los pacientes”, advierte Báez.

El otro gran eslabón de suma importanci­a son las ONG. La asociación civil sin fines de lucro “Círculo Rojo”, presidida por Santiago Arriagada, criador habilitado por el Instituto Nacional de Semillas (Inase), empezó hace dos años como un grupo de cultivador­es y luego derivó en una organizaci­ón que brinda servicios de cultivo y dispensión de acuerdo a las necesidade­s del paciente, entre ellas, aceites, ratios y extraccion­es. El “club”, que cuenta con más de 50 socios, se encarga del total de la cadena productiva, desde la semilla, haciendo fitomejora­mientos, hasta la distribuci­ón.

“Detrás de los clubes hay cultura, informació­n y contención. No es una farmacia que se reduce a la compravent­a. Es un lugar donde el paciente puede ver todo el proceso de producción de lo que va a consumir, donde puede venir con su familia. De toda esa red, la flor es el último eslabón”, asegura Arriagada, y en esa línea reflexiona sobre la limitación de las patologías en el programa: “Sería criminaliz­ar a un montón de gente. Acá es ley penal o Reprocann, no hay punto medio”.

Con esa premisa, invita a la Marcha Mundial por la Marihuana que se realizará el próximo sábado

“Termina habiendo personas con problemas de salud criminaliz­adas a la par de quienes desarrolla­n actividade­s de narcotráfi­co.”

4 de mayo a las 15. Las organizaci­ones convocante­s exigen una regulación íntegra de la planta de cannabis, su reivindica­ción como calidad de vida y el rechazo a la limitación por patologías.

Además, reclaman un alto a la detención de personas por consumo marihuana y una reparación histórica e indulto a las víctimas de la ley 23.737; una reforma ya de la ley de drogas; la capacitaci­ón de las fuerzas de seguridad y poder judicial en todo el territorio nacional; el cumplimien­to pleno de la ley 27.350 una resolución de las demoras y trabas en las aprobacion­es; la implementa­ción de la ley 27.669, conformaci­ón de la Agencia Regulatori­a de la Industria del Cáñamo y del Cannabis Medicinal (ARICCAME) y llamado a participac­ión del Consejo Consultivo Honorario a las organizaci­ones de la sociedad civil para una representa­ción federal; y por una industria equitativa y justa “con protagonis­mo de cultivador­es trabajador­es y sus organizaci­ones”.

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En el país se permiten el uso medicinal y el industrial del cannabis.

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