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Símbolo del terror en Salta

Condenan a Joaquín Guil, exdirector de Seguridad de la policía local, por delitos de lesa humanidad El excomisari­o recibió la pena de 10 años de prisión por secuestrar y torturar a Tomás Cuadri durante la última dictadura.

- Por Elena Corvalán

◢El Tribunal Oral Federal N° 1 de Salta condenó ayer a diez años de prisión al ex director de Seguridad de la Policía de Salta, Joaquín Guil, y a cinco años al ex agente de esa fuerza, Carlos Feliciano “Perro” Estrada, por delitos de lesa humanidad.

La condena fue por los allanamien­tos, las detencione­s y las torturas que sufrió Tomás Ricardo Cuadri, que fue secretario del ministro de Gobierno Enrique Pifester Frías durante la gestión del exgobernad­or Miguel Ragone, también él víctima del terrorismo estatal, secuestrad­o y desapareci­do el 11 de marzo de 1976.

En una audiencia corta, con la diligencia que acostumbra el TOF 1, los jueces Federico Santiago Díazy Mario Marcelo Juárez Almaraz y la jueza Marta Liliana Snopek, escucharon las réplicas de la fiscalía, la querella de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y la defensa oficial quer representó a ambos acusados y tras un corta deliberaci­ón dio a conocer la sentencia.

El inicio de la lectura del fallo generó cierta confusión e incluso el represor Joaquín Guil (que ya carga con varias condenas a perpetua por otros crímenes de lesa humanidad) celebró puño en alto, creyendo que por primera vez había logrado salir absuelto de un proceso de lesa humanidad. Se equivocaba. Ocurrió que el Tribunal lo absolvió de la acusación en relación a dos hechos, pero lo condenó por otro. A Estrada también lo absolvió en un hecho, pero lo condenó por otro.

El fiscal ad hoc Juan Manuel Sivila y el fiscal general Carlos Amad habían acusado por tres hechos:

El primero es por un operativo del 21 de abril de 1976, cuando un grupo de policías, entre ellos Estrada, entraron a la casa de Cuadri, y tras trastocar todo lo llevaron detenido a la Central de Policía, ubicada en pleno centro de la ciudad de Salta, donde fue torturado. La fiscalía sostuvo que salió el 5 de mayo de 1976, aproximada­mente.

El segundo es del 8 de septiembre de 1976. Esa noche allanaron otra vez la casa de Cuadri y otra vez lo detuvieron, lo encapuchar­on y lo obligaron a ir en el piso boca abajo en un vehículo en el que había otras personas detenidas. Varios testigos afirmaron que de ese operativo participar­on los policías Néstor “El Chango” Valdiviezo, Jorge del Milagro “Cachavacha” Homez y Estrada. Esa vez Cuadri fue llevado hasta un descampado donde fue sometido a un simulacro de fusilamien­to y luego fue a parar otra vez en la Central, donde fue torturado nuevamente. Esta vez estuvo detenido unos 68 días.

El tercero es del 31 de enero de 1979. La Brigada de Investigac­iones de la Policía allanó otra vez la casa de Cuadri, lo detuvieron y lo llevaron a la Central, “donde nuevamente fue golpeado y torturado”. Salió el 6 de febrero de 1979.

Guil fue absuelto en relación al primer hecho y por algunos delitos en el tercer hecho, y fue condenado por el segundo, como “coautor mediato” de los delitos de “allanamien­to ilegal, privación de la libertad agravada por mediar violencia y amenazas” e “imposición de tormentos agravados por resultar la víctima perseguido político”; en relación al tercer hecho, fue condenado también por imposición de tormentos agravado.

Estrada fue absuelto por el primer hecho, y condenado por el hecho dos, en su caso, como “coautor material”, dado que participó en persona de los allanamien­tos y detencione­s.

“Se hizo justicia”

En la sala de audiencia, Tomás Cuadri y su familia escucharon el veredicto y se manifestar­on satisfecho­s con la sentencia. “Se hizo justicia”, dijo con emoción su hija Evangelina Cuadri, también víctima de estos hechos y que dio uno de los testimonio­s principale­s para el proceso. La persecució­n que Cuadri y su familia sufrieron en la última dictadura cívico militar, que incluyó la pérdida de fuentes laborales, lo obligó a irse a Buenos Aires. Fue tal el hostigamie­nto que hasta pasaron hambre.

Cuadri soportó reiterados allanamien­tos en su domicilio, fue detenido al menos tres veces, de abril de 1976 a febrero de 1979, siempre lo torturaron interrogán­dolo sobre el paradero de Enrique

Pfister Frías. Al sostener la acusación el fiscal Juan Manuel Sivila sostuvo que todos estos hechos “formaron parte de un conjunto de acciones de persecució­n mucho más extensas emprendida­s por integrante­s de las agencias de seguridad de la provincia en razón de que Cuadri fue considerad­o un oponente al régimen de poder imperante”. La querella de la Secretaría de DD.HH. de la Nación, representa­da por el abogado Gastón Casabella, aseguró que Cuadri fue considerad­o “subversivo” por el solo hecho de estar relacionad­o a Ragone.

◢La escena es curiosa, pero esconde una preocupaci­ón seria: la desesperac­ión del gobierno de Javier Milei por tener dólares genuinos cuando no los ha conseguido ni con inversione­s ni con desembolso­s del Fondo Monetario (FMI), una situación de falta de resultados que –como viene contando PáginaI12 hace meses– está tensando la interna entre el Presidente y el ministro de Economía, Luis Caputo. Hace unas horas, el titular de Industria, Agro y casi un ministro de Economía en las sombras, Juan Pazo, se presentó en un congreso del sector triguero y dijo que, en un período próximo, el dólar oficial se irá a un valor más cercano a los 550 o 600 pesos, partiendo de los 870 pesos a los que cotiza hoy en día. La idea, además de poco creíble para el campo, tiene como objetivo que el sector liquide dólares de la cosecha de soja, que está parada porque los productore­s y agroindust­riales entienden lo contrario que Pazo: que la estabilida­d cambiaria no existe y que, en realidad, el atraso cambiario, con estos niveles de inflación, exige una corrección urgente.

El exsocio de Francisco de Narváez en el grupo textil Alas y quien fuera superinten­dente de Seguros en el gobierno de Mauricio Macri expuso el jueves en el congreso A todo trigo, que se desarrolló en el Sheraton de Mar del Plata. Allí aseveró lo siguiente: “Ustedes se preguntará­n si es sostenible la apreciació­n real del tipo de cambio. Nosotros creemos que sí y que es un proceso virtuoso que resulta de la combinació­n del ancla fiscal y monetaria. Vale remarcar que la apreciació­n real en estos meses se dio con un desplome de la brecha cambiaria, del riesgo país, con caída brutal de la inflación y tasas, y con un BCRA que compró más de 15.000 millones de dólares”. Y agregó que “el tipo de cambio real promedio histórico a precio de hoy está en 870 pesos. En los momentos de crisis estuvo más cerca de 1200 pesos y en los momentos de confianza más cerca de los 550 o 570 pesos. Hoy partimos de niveles mucho más cercanos a los de los episodios de crisis y, si se mantienen las anclas del programa macro y se siguen haciendo los deberes, es lógico esperar que se aprecie hacia los niveles del momento de confianza”.

A esa altura, en la platea, pocos entendían lo radical del mensaje, cuando la presión cambiaria está cada vez más alta. No es la primera vez que el Gobierno sale a vocear que no habrá devaluació­n, lo hicieron Milei y Caputo, pero esta vez el pronóstico de bajar el dólar 200 pesos y pedirles que inviertan en pesos,

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El excomisari­o salteño Joaquín Guil.

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