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“Lo creativo es resistenci­a”

La cantante mostrará su nuevo disco, Bestia, con el propósito de llamar al movimiento “pero con otros lugares introspect­ivos”.

- Por Sergio Sánchez

◢“Un pueblo que baila es mucho más difícil de dominar”, resalta Miss Bolivia, una artista que se hizo un lugar en la escena musical por su particular mezcla de cumbia y hip hop. “El baile para mí es algo del orden de lo medicinal, una cuestión de empoderami­ento. Si bien me gusta bailar sola en mi casa, el baile colectivo tiene otro tipo de vibración. Porque se trasciende lo individual y aparece el ritual”, amplía la cantante, compositor­a y psicóloga que acaba de publicar un nuevo disco después de seis años, Bestia (2024). Un trabajo con espíritu colectivo –la acompañan artistas como Eruca Sativa, Piti Fernández, Cazzu, Muerdo y Perotá Chingó– que invita a mover el cuerpo, pero también a “tirarse en un sillón” a escuchar. Con un show apertura a cargo de Picky Lejano Oeste, Miss Bolivia presentará el disco hoy a las 20 en Niceto Club (Niceto Vega 5510).

El nuevo disco completa una trilogía que arrancó con Miau en 2013 –que incluía el súper hit “Tomate el palo”– y siguió con Pantera en 2017. En este caso, Miss Bolivia entrega nueve canciones con un tinte más autobiográ­fico, visceral y por momentos intimista, como se refleja en “Arizona”, con la colaboraci­ón de Loli Molina. “En gran parte de este disco a nivel lírico se escucha un sesgo pandémico. Hay canciones que tienen que ver con la reclusión y la introspecc­ión. Fue un poco cultivar todo eso y también permitirme el tiempo necesario para concluir. No me apuré y le di el tiempo para terminarlo”, cuenta la artista. “Es un disco muy honesto, que tiene el ADN de Miss Bolivia, pero también me permití otros lugares más introspect­ivos. No es un disco solo para bailar, sino también para tirarse en un sillón y escuchar”, define.

“Yo me permito muchas veces el recurso de la ficción, habitar los zapatos de un personaje como si fuera yo, porque eso es parte del juego o la licencia compositiv­a”, sostiene la cantante. “Pero claro que no hay una muralla que separa mi ser de la ficción, todo el tiempo está permeándos­e. Hay una canción que se llama ‘Arizona’ en la que intento poner en valor la soledad en una sociedad donde muchas veces está mal vista o patologiza­da. Esa canción sí es autobiográ­fica. Después, en

el reggaetón ‘Soltera’ (con Cazzu) y la cumbia ‘Pekadora’ estoy yo, pero también estamos muchas. Me gusta hacer uso de la voz colectiva”, explica. “Por otro lado, me súper representa la palabra visceral, bestial, primal, porque quizás no hay tanto filtro y es más transparen­te. De nueve canciones siete son en colaboraci­ón.

Es una obra muy colaborati­va”.

–¿Y la impronta colectiva del disco es una respuesta a esta época tan individual­ista?

–Sí, yo lo siento así. Responde a una necesidad de conexión con el otro porque nadie se salva solo. Y eso como concepto, como filosofía, me gusta plasmarlo en el proceso creativo. También puemierda

den decir que esta es la era del featuring. Pero yo desde que inicié la carrera vengo haciendo colaboraci­ones, como hice con Ali Gua Gua, Sara Hebe, Pocho La Pantera o Leo García. La colaboraci­ón me es muy natural. Siento la necesidad de dejarme permear para que lo colectivo se concrete en el plano de la música. Y en esta época es necesario más que nunca el otro, lo colectivo, salir un poco del caparazón. La pandemia nos aisló mucho y hoy más que nunca es necesaria la red.

–¿La canción “Menos mierda”, con Perotá Chingó, también es una reacción al presente?

–Re. Eso lo escribí en un momento pandémico y después vino la guerra, el odio. Los discursos del odio tienen mucha fuerza y potencia de circulació­n. También es importante plantear lo colectivo, el amor. Barajar y dar de nuevo y pensar en lo importante ante un mundo que muchas veces puede llegar a ser cada vez más hostil, más raro. El anhelo de un mundo menos se vincula con lo colectivo, con la red.

–¿Por qué una versión en clave RKT de “Qué ganas de no verte nunca más”?

–Desde siempre soy fanática del drama queen y el despecho. Una de mis canciones más conocidas es “Tomate el palo”, me encanta la novela. Y esta canción está impresa en mi memoria desde chica por la radio y la televisión. Es como una canción estandarte del género drama queen. Invité a Romea porque es una amiga productora y me encanta cómo labura. Y le mandamos RKT y cumbia. Logramos plasmar algo súper colaborati­vo; le hicimos un mimo a la canción cantándola las dos, cada una con su identidad.

Desde la publicació­n de su primer disco, Alhaja (2010), Miss Bolivia viene apostando al hip hop y al arte de la palabra para construir su obra. “El rap en Latinoamér­ica es una forma de militancia, es un estilo que tiene su esencia en lo combativo, en la resistenci­a, en lo contracult­ural”, sostiene. “Entonces, desde ahí me sentí muy atraída desde el inicio y después me animé a rapear y escribir unas rimas. Siempre fui muy fan de la escritura y la palabra. Mi única formación musical es rítmica, a través de la batería y la percusión. Y eso contribuyó a mi identidad y mi tipo de flow. Soy parte de una escena, una red expresiva, en la que éramos cada vez más chicas rapeando. Yo me atreví a fusionar el rap con otros estilos, como la cumbia. Eso generó prejuicios de los demás. Porque era una herejía total rapear sobre una base de cumbia. Había una escena muy purista cuando empecé. El laburo fue lubricar el oído, el corazón del público y la escena. Soy una promiscua y pecadora estilístic­amente”.

–¿Cómo estás viviendo la situación de hostilidad del gobierno hacia el ámbito de la cultura? ¿Se torna vital hacer discos, subir a un escenario y expresarse públicamen­te?

–En este momento la cultura, la educación y la salud están muy golpeadas, subvalorad­as y diezmadas en materia de diseño de políticas públicas. Y eso es preocupant­e, porque ante contextos críticos justamente la cultura, la salud y la educación son la medicina para mantener a un pueblo de pie. Y esos tres elementos tan necesarios no están siendo puestos en el lugar que tienen que estar. Entonces, es más hostil manifestar­se como artista. Los artistas que se han expresado públicamen­te en contra de estas políticas han recibido persecució­n y maltrato. Y eso es muy peligroso, porque atenta contra la libertad de expresión. El territorio es más hostil y por eso mismo se torna más urgente e importante sacar

El disco completa una trilogía que arrancó con Miau en 2013 –que incluía el hit “Tomate el palo”– y siguió con Pantera en 2017.

“Ante contextos críticos justamente la cultura, la salud y la educación son la medicina para mantener a un pueblo de pie.”

música, hacer canciones y hacer shows, de la manera que se pueda. Es momento de utilizar el gesto creativo como un movimiento de resistenci­a. Poner el cuerpo en un escenario, cantar o hacer un disco es un gesto político de resistenci­a. Aunque sea difícil hoy más que nunca hay que defender eso.

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“Los discursos del odio tienen mucha fuerza y potencia de circulació­n.”

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