Panteras Negras en la pantalla
Con el “blaxploitation” como forma, la miniserie de seis episodios cuenta el escape del fundador Huey P. Newton a Cuba en 1974.
◢Beverly Hills. 1974. El fundador de las Panteras Negras se cruza con el productor de Easy Rider. Por allí andan Marlon Brando y Jack Nicholson, se sirve champagne, pero las verdaderas estrellas son los que cayeron calzados con sus armas e ideología. El cineasta está obsesionado con la idea de retratar al grupo político de izquierda afroamericano más pragmático y rimbombante de EE.UU. Pero el registro no puede ser protagonizado por Richard Pryor, tal como quería el comediante, sino por la mismísima persona que encarna y luce como una estrella revolucionaria. “Vos te referís al tipo sentado en una silla con un rifle en una mano y con una lanza en la otra”, dice de sí mismo Huey P. Newton. El proyecto será algo singular y, aunque parece sacado de una película blaxploitation, no llegará a los cines. The Big Cigar: la gran fuga (estreno de Apple TV+), en seis episodios, repasa esta historia.
El título refiere a la misión por la cual Newton (André Holland) hará su escape a Cuba con la ayuda de su compadre blanco, Bert Schneider (Alessandro Nivola). Hay algo de pareja despareja en la propuesta. “El objetivo es mezclar entretenimiento con algo más profundo. Y encontrar ese balance es muy difícil. Contar lo que sucedió es mucho más divertido de lo que podemos imaginar”, dice Holland en una conferencia de prensa de la que participó PáginaI12.
No casualmente Joshuah Bearman, guionista de Argo, es el productor de The Big Cigar. La cuestión es que aquí es un perseguido por el FBI quien recurre al soporte de la meca cinematográfica. Aunque el modus operandi sea semejante, un proyecto fílmico como fachada para una evasión, lo que se destaca aquí es el interés por la figura compleja y luminosa del líder de las Panteras Negras. ¿Y qué hay detrás del hombre del poster? “Aprendí mucho de su vida. La relevancia que le daba a la política como herramienta de cambio. No sabía que era alguien tímido. Se lo veía y se lo recuerda como alguien muy bombástico, elocuente, y que le podía hablar a las masas. En realidad, peleaba contra una timidez muy fuerte y no le gustaba tanto estar en el centro de las miradas. Pero así y todo encontró el coraje para hacer valer su voz”, dice Holland.
–¿Y cómo fue representar esa batalla entre la imagen y su persona?
–Esa era “su” gran batalla. Irradiaba esta imagen que había creado, y a la vez había otra
identidad. Como actor interpretar esa contradicción es muy estimulante. Seguramente, él hubiera estado feliz de ser un maestro de escuela leyéndole un libro a su clase. Pero se convirtió en el líder de un movimiento a escala global. De ahí en más tuvo que vivir para alimentar la leyenda del tipo con el rifle sentado en una silla. Eso lo debe haber perseguido toda su vida.
–¿Cuál es el mensaje que The Big Cigar deja sobre las Panteras Negras?
–Su legado fue malinterpretado. Mucha gente no sabe de qué trataba este partido: sus principios, lo que era su programa de diez puntos, el lugar que le daban a las mujeres. Tenemos esta pintura muy fuerte de Huey P. Newton y Bobby Seale, pero no celebramos como deberíamos a Elaine Brown, Angela Davies y Kathleen Cleaver. Si la serie logra esas dos cosas, habrá valido la pena. Es una introducción para que los demás hagan su propia investigación. Newton tenía carisma, charme, poder. Y no estamos negando los aspectos menos seductores. Es un retrato bastante honesto de su persona.