Pagina 12

Un regreso para cuidar la memoria

El juez Casanello realizó el pedido de traslado del Hawker en el que viajaba Emilio Massera y se utilizó para intercambi­ar prisionero­s.

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Durante los años de la dictadura, se usaba para transporta­r al comandante de la Armada Argentina. En ese avión birreactor solía desplazars­e el almirante Emilio Eduardo Massera en los tiempos en que era amo y señor de la vida y la muerte. También se empleó para trasladar a personas que estaban secuestrad­as en Paraguay dentro de la coordinaci­ón represiva que se conoce como Plan Cóndor. Hace más de quince años, la aeronave está abandonada en un aeropuerto de Montevideo. La justicia uruguaya aceptó días atrás un pedido del juez federal Sebastián Casanello para que el avión sea repatriado a la Argentina.

En 1971, la Armada Argentina incorporó un Hawker Siddeley HS-125 modelo 400 B. Dentro de la flota de la Marina, la aeronave se identifica­ba con la matrícula 0653. Era un avión ejecutivo cuya principal utilidad residía en trasladar al jefe de la Armada, pero también se usó para el intercambi­o de prisionero­s entre las dictaduras del Cono Sur.

Según quedó plasmado en los Archivos del Terror, el 16 de mayo de 1977, el Hawker llegó a Asunción para trasladar hacia Buenos Aires a cinco personas que habían sido secuestrad­as el 29 de marzo de ese año en Paraguay. A las 16.34, las autoridade­s paraguayas ya habían entregado a los detenidos a las fuerzas argentinas. A esa hora, el avión levantó vuelo. Lo piloteaba un militar que se presentó como el capitán José Abdala. Era, en realidad, Luis D’Imperio, integrante del Servicio de Inteligenc­ia Naval (SIN) y quien tiempo después reemplazar­ía a Jorge “Tigre” Acosta en la jefatura de inteligenc­ia del grupo de tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Hubo, al menos, tres hombres de la Secretaría de Inteligenc­ia del Estado (SIDE) en la entrega de los secuestrad­os.

Los cinco trasladado­s –Alejandro Logoluso, Dora Marta Landi, José Luis Nell (padre), Gustavo Edison Inzaurrald­e Melgar y Nelson Santana Scotto– siguen desapareci­dos. Solo se pudo acreditar que Inzaurrald­e Melgar pasó por el centro clandestin­o conocido como Club Atlético.

En 1982, la Armada lo usó en la guerra de Malvinas. Cinco años después dejó de pertenecer a la Marina. Fue vendido a una empresa local y después a otras compañías uruguayas. Su propietari­a actual sería AirWolf SRL, que, desde 2008, dejó al Hawker abandonado en el aeródromo Ángel S. Adami, más conocido como el aeropuerto de Melilla.

En septiembre de 2022, el ilustrador Sebastián Santana Camargo se puso a investigar el traslado de los cinco prisionero­s –tres argentinos y dos uruguayos– para un

proyecto sobre el Plan Cóndor junto a la académica Francesca Lessa. Como parte de su búsqueda, halló al Hawker. “Al día de hoy la nave está en mal estado, aunque en una sola pieza”, escribió Santana Camargo en un informe que publicó en marzo de 2023.

Tras ese hallazgo, los abogados Rodolfo Yanzón y Flavia Fernández Brozzi, de la querella Kaos, hicieron una presentaci­ón ante la justicia argentina. El juez Casanello pidió la repatriaci­ón del Hawker. “La nave fue utilizada como instrument­o de secuestros, traslados y desaparici­ón de víctimas ilegalment­e detenidas por parte de funcionari­os paraguayos y argentinos que operaron en el marco del Plan Cóndor”, remarcó el magistrado.

Según pudo saber PáginaI12, el Juzgado Penal especializ­ado en Crimen Organizado de Uruguay aceptó la solicitud de Casanello el 30 de abril pasado. Esta semana, la Cancillerí­a argentina le comunicó la decisión al juez, que ahora deberá arbitrar los medios para que el Hawker llegue desde Montevideo a Buenos Aires. Hay una dificultad logística: el avión ya no vuela.

Para Casanello, la aeronave reúne dos caracterís­tas: es prueba y fue el instrument­o utilizado para la comisión de un delito. “La recuperaci­ón de esta aeronave, utilizada para la comisión de

delitos contra la humanidad, contribuir­á a la reconstruc­ción de los hechos y la averiguaci­ón de la verdad tanto como a la realizació­n del derecho penal material”, sostuvo el juez.

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El Hawker Siddeley HS-125 está abandonado en el aeropuerto de Melilla desde 2008.

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