Pagina 12

Símbolo del terror en Campo de Mayo

Murió el represor Santiago Riveros, pieza clave de la dictuadra El genocida comandó Institutos Militares, entre 1976 y 1978. Fue condenado, entre otras causas, por el crimen de Floreal Avellaneda.

- Por Juan Pablo Csipka

◢Santiago Omar Riveros, uno de los principale­s nombres del terrorismo de Estado, murió el viernes a los 100 años. Por su edad se trata de la última figura jerárquica del Ejército involucrad­a en las violacione­s a los derechos humanos. Riveros fue el comandante de Institutos Militares, entre 1976 y 1978 y, por ende, un ariete principal de las violacione­s en Campo de Mayo. Entre 1981 y 1983 fue embajador en Uruguay.

Nacido en Villa Dolores en 1923, Riveros tuvo dos participac­iones destacadas en la Junta Interameri­cana de Defensa. La primera fue en enero de 1976. En esa ocasión proclamó el fin de la lucha armada en la Argentina como consecuenc­ia de la derrota del Ejército Revolucion­ario del Pueblo en el copamiento al cuartel de Monte Chingolo, el 23 de diciembre de 1976. Esa afirmación fue parcialmen­te desmentida días después por el jefe del Ejército, que sostuvo que “la subversión sigue activa y no solamente actúa por las armas”. El comandante era Jorge Rafael Videla.

Cuatro años más tarde, en enero de 1980, Riveros volvió a hablar en la Junta Interameri­cana de Defensa y sus palabras quedaron inmortaliz­adas, en 1984, en el prólogo del Nunca Más: “Hicimos la guerra con la doctrina en la mano, con las órdenes escritas de los comandos superiores”. La frase daba cuenta del plan sistemátic­o de exterminio que impulsaron las Fuerzas Armadas.

Mientras estuvo en Campo de Mayo, Riveros tuvo a su cargo los centros clandestin­os “El Campito” y “Las Casitas, además del Hospital Militar y la Prisión Militar de Encausados. En el hospital se registraro­n partos de mujeres secuestrad­as. En esos años fue un exponente del ala dura del Ejército junto con Ramón Genaro Díaz Bessone, Carlos Guillermo Suárez Mason y Luciano Benjamín Menéndez, entre otros.

Tras la vuelta de la democracia, el nombre de Riveros apareció en uno de los testimonio­s más significat­ivos del Juicio a las Juntas, el de Alejandro Agustín Lanusse. El expresiden­te de facto recordó ante el tribunal un diálogo con Riveros y Reynaldo Bignone, a propósito de sus críticas al accionar clandestin­o de los militares.

Dijo Lanusse: “El general Riveros pretendió poder recriminar­me o retarme por mis manifestac­iones públicas de repudio contra los procedimie­ntos por izquierda, agregando que gracias a ellos yo vivía. Le dije: ‘Hay oportunida­des en que es preferible no vivir, general Riveros. Además usted no tiene jerarquía ni atribucion­es como para pretender indicarme a mí cómo debo proceder’. Los ánimos se caldearon entre ambos y

el general Bignone, propio de su personalid­ad e idiosincra­sia, pretendió mediar, con muy poca felicidad, por cierto”.

Riveros tenía 80 años cuando, tras la anulación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida debió rendir cuentas ante la Justicia. En su caso, se sumó además la nulidad del indulto dictado por Carlos Menem en 1989. En 2009

recibió una condena a prisión perpetua por uno de los hechos más escalofria­ntes de la represión ilegal: el crimen del adolescent­e Floreal Avellaneda, de 15 años, que fue empalado. El cadáver del joven apareció en la costa uruguaya en 1976.

En 2012 fue condenado por robo de bebés junto con Jorge Rafel Videla y Bignone. En 2018 fue sentenciad­o por los crímenes de obreros de Ford, en una causa que tuvo en el banquillo a directivos de la automotriz. Volvió a ser condenado en 2022. Sumó su decimoterc­era condena a perpetua a fines de 2023 por el secuestro, las torturas y asesinato de Mario Hernández; y gozaba de arresto domiciliar­io al momento de su muerte.

 ?? I
NA ?? Santiago Omar Riveros, en una de sus últimas comparecen­cias ante la Justicia.
I NA Santiago Omar Riveros, en una de sus últimas comparecen­cias ante la Justicia.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina