Silvia Cordero Vega

Es diseñadora gráfica, calígrafa y artista visual. En este juego de múltiples roles, surge su obra artística signada por la experimentación material.

Para la diseñadora gráfica Silvia Cordero Vega las letras son su universo, su lenguaje: un medio de expresión para transmitir los conceptos y emociones que la movilizan.

Se recibió en la Facultad de Arquitectura Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires y de inmediato empezó a dar clases.

La caligrafía ya le generaba fascinación desde su época de estudiante; especialmente las letras del medioevo y las más antiguas.

“Encontré en ellas una carga muy artística y manual”, cuenta a Para Ti DECO en su estudio.

Silvia Cordero Vega se inclinó más por las bellas artes que por el diseño, y queda terminantemente prohibido encasillarla. Su obra como artista visual va del arte abstracto a la caligrafía al margen de la ortodoxia.

Al escribir a ella nunca le interesó demasiado que se comprenda la palabra o la frase trazada sino lo que transmite a través de ella.

“Trabajo la escritura desde un lado ´ilegible´ -detalla- Voy al grafismos, el gesto, que tiene que ver con lo más humano y primitivo de la caligrafía”.

Las letras la interpelan desde su forma, y entonces emerge un nuevo lenguaje, con nuevos signos que se pone en juego.

Silvia Cordero Vega nos recibió en su taller, su espacio de creatividad y en el que también enseña tanto en modo presencial como a través de la pantalla de la computadora que la acerca a sus alumnos en distintas ciudades de Latinoamérica, Europa y Estados Unidos.

Ella se formó como calígrafa en los ´90, y eligió el camino inverso a sus colegas que abrazaban el boom de las nuevas tecnologías. Silvia, en cambio, eligió buscar las raíces de la técnica. “Siempre me guío por lo que siento -asegura- Y ahora me sucede lo mismo con mi experimentación en la pintura”. Entre todos los cursos de artes plásticas que hizo, remarca como referencia más relevante sus clases con Eduardo Stupía, a través de las que pudo

vislumbrar su propio panorama sobre cómo haría jugar al arte con su disciplina.

“Mi estilo es totalmente abstracto. Me convertí en calígrafa usando la derecha porque en el colegio de monjas en el que estudié me obligaban a hacerlo así. Pero soy zurda, y ahora estoy pintando con la mano izquierda. En ese sentido, a través del arte vuelvo a mi esencia. Por eso también en mis obras suelen aparecer grafismos y algunos trazos que pueden parecer hasta infantiles”.

Vega se expresa en telas y también en papel. En su estudio hay enormes lienzos cubriendo el suelo, y alrededor un sinfín de elementos de pintura: tiza, pasteles al óleo, crayones acuarelables, tinta china. Más herramientas: pinceles, plumas, tiralíneas. Materiales y accesorios son parte de su inspiración. “No es lo mismo una brocha gigante o una salpicadura, y ellos me llevan a hacer algo especial. Me gusta conocerlos y soy como una nerd de los materiales. El calígrafo prueba todo; necesita entender las plumas y el papel… Ya volcada al arte Stupía promovía el uso de los materiales de manera no convencional, usarlos de modos diferente. Una carbonilla no sólo se puede usar como un lápiz, tal como la usa todo el mundo: se puede poner de canto, de perfil, podés rallarla con un rayador, esfumarla…”.

Para Silvia Cordero Vega los materiales tienen vida propia, como sus letras, que se sienten cada una, como un latido.

Más información: @silviacorderovega.art/ info@ silviacorderovega.

“Trabajo la escritura desde un lado ´ilegible´… Voy al grafismos, el gesto, que tiene que ver con lo más humano y primitivo de la caligrafía”.