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La más pequeña de la familia llegó a nuestro país con argumentos de sobra para posicionarse con fuerza en el mercado. Posee un bicilíndrico de 40 CV y una equilibrada parte ciclo que le permite afrontar viajes largos, deambular por la ciudad y, claro, baj
Kawasaki Versys X300
La recientemente llegada X 300 se erige como una moto multipropósito ideal para salir a la ruta y también para afrontar caminos más complicados. Es el modelo de entrada a la gama de la familia Versys y se comercializa en nuestro país junto con sus hermanas de 650 y 1.000 cm3. Además de liviana y ágil, esta Kawasaki es bastante baja y junto a su estrecho chasis se convierte en una opción ideal para pilotos que buscan adentrarse por primera vez en este tipo de motos. La posición de manejo es erguida y relajada, mientras que el carenado y la pantalla (no tiene posibilidad de regularse) ofrecen una buena protección ante el viento.
El asiento, por su parte, cuenta con un generoso espacio ‒de relleno algo duro‒ que beneficia el confort a bordo cuando se viaja por varias horas. Incluso el eventual pasajero también encontrará una posición bastante cómoda, con un sector de buenas dimensiones, amplios apoyapies ‒sin recubrimiento de goma como los del conductor‒ y generosas agarraderas. Para la carga existe un robusto portaequipaje que puede recibir un topcase, pero opcionalmente también se le pueden anexar valijas laterales originales (además de cubrepuños, caballete central, faros auxiliares, y cubremotor). Ergonómicamente se erige como una moto que invita a relajarse y disfrutar del viaje con compañía.
Personal
En materia estética hay una realidad ineludible: la moto parece más grande de los que es. Al primer golpe de vista podría imaginarse de se trata de algo más que una 300 cm3. Gusta. Sus formas encuentran cierto equilibrio entre aristas afiladas y suaves curvas, logrando una imagen bastante personal. La diferencia estética más visible respecto del resto de las Versys es que en su frente luce un único faro halógeno (sus hermanas mayores poseen una óptica doble). El manillar es ancho (llaman la atención sus contrapesos de formas cónicas) y las manos lo encuentran naturalmente. Mientras, el tablero de instrumentos se compone por un tacómetro analógico y un display digital que alberga velocímetro, indicador de marcha engranada, odómetro total y parcial, y la información que brinda la computadora de a bordo. Todo de clara e intuitiva lectura.
La Versys X 300 se impulsa por medio del probado bicilíndrico en paralelo de 296 cm3, refrigerado por líquido, que ofrece una curva de par muy aprovechable en la gama baja y media de revoluciones, así como una buena dosis de potencia para utilizar en ruta durante viajes de largo alcance. Gran parte de su agilidad puede atribuirse a su inyección digital de combustible, que colabora a controlar el arranque en frío y a la vez proporciona una respuesta eficaz del acelerador. El depósito de combustible ‒de estudiadas formas‒ tiene capacidad para 17 litros, y brinda una correcta autonomía.
El motor es muy suave y prácticamente no emite vibraciones (en esto colabora el eje balanceador interno). Los mandos están en la misma sintonía: el embrague se acciona “con un dedo” y la palanca de cambios ofrece un recorrido corto y muy preciso. La caja de seis velocidades está perfectamente escalonada y se asocia muy bien con el motor para ofrecer siempre lo mejor de sí. Un plus de esta pequeña aventurera es su amplio ángulo de giro, que facilita la maniobrabilidad a bajas velocidades y, por consecuencia, su utilidad general.
Eficiente
El chasis de la X 300 es un simple espina dorsal, sin subchasis, de gran robustez y elasticidad. El setting de fábrica de las suspensiones ofrece mucha confianza y seguridad a la hora de tomar curvas y se desenvuelven sin resquemores al momento de afrontar terrenos poco amigables. La horquilla Showa de 41 mm cuenta con aprovechables 130 mm de recorrido, mientras que el sistema Uni-Trak (de carrera larga y conexión inferior) con
monoamortiguador regulable en precarga del resorte, garantiza estabilidad y confort. Por su parte, los neumáticos de 19 pulgadas adelante y 17 atrás lucen una configuración mixta, aunque están más orientados al uso asfáltico que a los caminos de ripio.
El aplomo es fantástico y permite circular por ruta a buen ritmo con mucha soltura. Pero también es muy idónea para rodar por la ciudad dada su agilidad y estrechez del conjunto. El equilibrio de la parte ciclo es absoluto. A la hora de la frenada, esta Kawasaki está a la altura de las circunstancias, sacando a relucir la buena performance de las pinzas Nissin que trabajan sobre discos alveolados de 290 y 220 mm.
La respuesta del freno delantero es dosificable y el trasero acompaña en la faena. Y si la cosa se complica un poco aparece en escena el ABS que, a priori, no se muestra para nada intrusivo.