Mejorando la audición
Actuando sobre el ecualizador y en la alineación de tiempos, podremos lograr una verdadera sala de conciertos en el habitáculo de nuestro auto.
La ecualización consiste en dar o quitar potencia a diferentes bandas de frecuencia individualmente, para conseguir que la respuesta en frecuencia del equipo sea más lineal, es decir no tenga picos ni resonancias exageradas provocadas por la acústica de la cabina. Si se tiene buen oído, nos podemos dejarnos guiar por la intuición, y en modo “prueba y error” intentar reducir unos dBs (decibelios) en aquellas zonas del espectro de frecuencias donde podamos percibir una falta de “presencia” sonora. El juego es divertido, pero cuidado con la subjetividad y las falsas sensaciones. Los mejores resultados se obtienen con instrumental de medida.
En un automóvil no estamos sentados a la misma distancia de los parlantes derecho e izquierdo, al contrario de los que ocurre cuando se escucha en el hogar un equipo de “home audio” de calidad. Esto hace que, por cuestión de milisegundos, llegue a nuestro oído antes la emisión del parlante más cercano. Esto provoca ligeros desfases entre parlantes, que distorsionan un poco la imagen sonora y aparecen pequeñas interferencias que modifican ligeramente la respuesta en frecuencia.
Aplicando un retardo de unos milisegundos desde la fuente al parlante más cercano, y un poquito menos al resto de parlantes de manera proporcional a la distancia que se encuentran de nosotros, conseguiremos que el sonido incida en nuestros oídos justo a la vez, de manera coherente tal como si estuviésemos sentados justo en el centro. Una vez conseguido este ajuste, hay quien juega con la posibilidad de variar un poco los retardos, para buscar efectos de profundidad y desplazamiento de lo que sería la percepción de la escena y profundidad del espacio sonoro.