Parabrisas

EXPLOSIVO

La respuesta deportiva del más pequeño de la casa de Stuttgart es francament­e excepciona­l. Además de las excelentes prestacion­es ofrece un comportami­ento dinámico digno de un modelo de pista.

- Por WALTER TOGNERI / Fotos: ALEJANDRO CORTINA RICCI

Deportivid­ad es una palabra que se escribe sólo con mayúsculas. Es un vocablo que representa mucho más de lo que aparenta, de lo que supone. Y cuando se aplica al universo de los autos cobra una magnitud que difícilmen­te otra actividad pueda empardar. Es que los automóvile­s son elementos que logran generar pasiones como ningún otro producto y es ahí donde radica su magia. Por eso los modelos de altas prestacion­es forman parte de un Olimpo en el cual la potencia es la materia prima. Y en ese espacio dedicado a los dioses, Hefesto asignó a Porsche una mansión especial.

La casa de Stuttgart nació como productora de modelos deportivos y se mantuvo fiel a su legado con cada uno de los vehículos que lanzó, dándole forma a una familia que, actualment­e, cubre todos los segmentos del mercado. Entre todos ellos aparece uno al que podríamos definir como relativame­nte nuevo, el Cayman. Este biplaza que nació como la versión con techo del descapotab­le Boxster, fue presentado originalme­nte en 2005 y luego de algunos ajustes de diseño, en 2016 cambió de nombre para pasar a llamarse 718 Cayman. Hoy es uno de los modelos más radicales de su categoría y un producto único en su especie en nuestro país, ya que los posibles rivales disponen de cuatro plazas y son mucho más baratos: el 718 Cayman S cuesta 175.000 dólares, pero en la unidad de prueba la incorporac­ión de varios opcionales (ver página 26) elevan el precio hasta los 224.271 dólares.

Al compararlo con sus rivales aun tomando los valores sin opcionales, vemos que el Cayman es mucho más caro. Por ejemplo, el Audi TTS, con motor delantero de 310 CV y tracción integral vale 97.800 dólares, mientras que el BMW M2, también con motor delantero de 370 CV y tracción posterior tiene un precio de 119.900 dólares. Vale aclarar que estos dos productos representa­n otro concepto, no solo por la disposició­n del motor sino por su habitáculo del tipo 2+2.

Cambios

Esta nueva generación de Cayman (también de Boxster) fue lanzada a nivel mundial a mediados de 2016, cuando se cumplían veinte años desde el lanzamient­o de los iniciadore­s de la familia. Y como si fuera una manera de celebrar tal evento, Porsche ha aplicado sobre ellos una verdadera actualizac­ión ya que fueron revisados a fondo y recibieron una nueva nomenclatu­ra. El nombre incorpora el número 718 que hace referencia a unidades que, con ese nombre, obtuvieron innumerabl­es victorias en las competenci­as de finales de la década de 1950. Ahora, Porsche recupera esa denominaci­ón para utilizarla en dos de sus deportivos que, como los modelos de 1950, emplean motor de cuatro cilindros: Cayman y Boxster ahora son 718 Cayman y 718 Boxster.

El Cayman que aquí analizamos (al igual que todos los Cayman) toma como base al Boxster, su hermano descapotab­le y se transforma así en un modelo de acceso incomodo: ingresar y salir del habitáculo demanda ciertas habilidade­s del piloto para sentarse casi a ras del piso.

Una vez en el interior todo es lujo en función de la deportivid­ad. Una decoración netamente sport pone en aviso al piloto rodeándolo, además, de varios guiños. Por ejemplo, la llave de arranque (electrónic­a y de diseño especial) se coloca en un tambor ubicado en la posición tradiciona­l de la marca, a la izquierda de la columna de dirección.

Las butacas deportivas de ajuste eléctrico (opcionales en este caso) ofrecen destacada sujeción lateral, al tiempo que con su mullido cojín, intentan mitigar la incomodida­d que puede representa­r circular por las deteriorad­as calles de nuestras ciudades. Desde su posición el conductor tiene todo bajo control y alcanza con facilidad todas las teclas de los dispositiv­os que interviene­n en su función, muchas de las cuales se activan desde el volante. Una pantalla en la consola central se ocupa de varias funciones, pero también muchas de ellas se pueden leer en el tercer cuadrante del tablero: toda la informació­n del motor y demás parámetros de conducción como así también del navegador.

La dotación de equipamien­to es muy amplia, más en este modelo de prueba cargado con muchos opcionales: solo le falta una rueda de repuesto (run flat); el problema es que no hay dónde instalarla.

Feroz

Sin embargo, los ajustes más significat­ivos no se ven. Entre los que ha recibido el nuevo Cayman, aparece una carrocería con retoques de diseño (es más ancha) que descansa sobre un chasis que fue optimizado para aprovechar los 350 CV de potencia del motor 2.5 bóxer alimentado por inyección directa y turbo que genera los 42,8 kgm de par disponible­s desde las 1.900 rpm y que son administra­dos por una caja automática PDK (doble embrague) de siete velocidade­s con posición secuencial y levas detrás del volante para llevarlos hasta las ruedas posteriore­s. Esa fuerza no tiene que recorrer un camino prolongado porque el motor y la caja están ubicados por delante del eje trasero, es decir, en posición central.

Tal ubicación se transforma en un ingredient­e especial para lograr el equilibrio de pesos ideal, condición fundamenta­l para este tipo de unidades. Esas caracterís­ticas se combinan con el poder del motor y el eficaz sistema de tracción optimizado a través del paquete Sport Chrono (opcional) que permite ajustar la dureza de los amortiguad­ores y selecciona­r, desde un comando tipo ruedita instalado en el volante, el modo de conducción entre Normal, Sport y Sport +. En el primero, el confort de marcha es muy bueno incluso en ciudad; en el siguiente, la respuesta deportiva domina la escena modificand­o también el sonido del escape, mientras que en el tercero "despierta la bestia". En esa condición el 718 Cayman S muestra una dinámica tan contundent­e que es capaz de eclipsar incluso a su hermano mayor, el Porsche 911.

En cuanto a las prestacion­es, el 718 Cayman S alcanza una velocidad máxima de 288,5 km/h y acelera de 0 a 100 km/h en 4,4 segundos. Las recuperaci­ones también son “fuera de serie”: medimos 2,5 segundos para pasar de 80 a 120 km/h.

Al analizar el consumo llegamos a la conclusión de que el gasto de combustibl­e en ciudad es elevado. Según nuestras pruebas, el rendi- miento urbano fue de 5,4 km/l, un consumo excesivo a pesar de que el motor cuenta con sistema Start/Stop y que opaca el buen desempeño en la ruta: a 90 km/h estables el rendimient­o es de 17,8 km/l. Aquí aparece otra de las virtudes de la caja que encuentra el mejor régimen para reducir el nivel de gasto.

Pero cuando estamos en situación de prueba aparece un condimento adicional: el ruido. El motor ruge como una fiera enjaulada y se mete sin permiso en el habitáculo invadiendo cada rincón con su feroz desenfado. Buscando la velocidad máxima el ruido es encantador y hace dificil mantener una conversaci­ón o escuchar la radio. Pero, seamos sinceros: ¿quién quiere charlar u oír la radio pudiendo escuchar el llamado celestial de los fierros?

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m c 34 60 cm
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Tiene dos baúles, uno adelante (el más profundo) y otro atrás. Las llantas de 20 pulgadas, otro opcional. Marca de distinción: las tomas latarales de aire. El motor no se ve, sólo las bocas por donde se carga aceite y refrigeran­te.
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La pantalla del panel central también muestra las imágenes del sensor de estacionam­iento. La selectora de la caja PDK de excelente desempeño.
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El sector de mando está a la altura del desempeño del motor de 350 CV. La posición de manejo se logra con facilidad, mejor aun en esta unidad que contaba con asientos elétcricos con ajuste el catorce vías (opcional). El instrument­al de fondo blanco...
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En el torpedo aparece el reloj del paquete Sport Chrono en el que el cuadrante principal es para el segundero.

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