IMPRESIÓN DE MANEJO
Ford Trasit minibus
Transit es para Ford un producto global. Se fabrica en Turquía para abastecer a casi todos los mercados en los que opera la marca del óvalo, incluido el argentino. El hecho de ser extrazona hace que su precio tenga que cargar con el arancel correspondiente (35 por ciento), aunque la producción a gran escala permite que su valor final sea más que competitivo. Pero eso no es todo: con la nueva gama, Ford estrena en el Transit la facturación directa de fábrica. ¿Qué significa esto? Que los concesionarios de todo el país sólo gestionan la venta al público a un precio fijado por la automotriz, aunque las unidades nunca pasan a ser propiedad del punto de venta. La mayor ventaja de este tipo de operaciones es que de esta forma se centraliza el stock de unidades en un mismo lugar, entregando la unidad al concesionario una vez realizada la venta, con el flete ya incluido en el valor de lista. Esto agiliza y garantiza la disponibilidad de la gama completa alrededor de todo el país, y ha permitido que se amplíe la gama, compuesta ahora por tres tipos de furgones, una opción chasis para carrozar, y la de nuestra prueba: minibús para 17 pasajeros, más el conductor.
Dura tarea
Desde hace años, el segmento de minibuses está liderado por la Mercedes-Benz Sprinter. Las empresas de combis o chárter la convirtieron en un éxito, aunque el turismo también se lleva una gran porción de este segmento. Otro tanto se los quedan los vehículos escolares.
¿A dónde apunta esta Transit Minibús? Indudablemente al Sprinter, aunque no quedan dudas de que le será imposible alcanzar al liderazgo. Sin embargo, por sus características se convierte en una oferta más que interesante.
Con 6,70 metros de largo, su configuración es extensa, pero no tanto su distancia entre ejes, que deslinda un gran voladizo trasero que la hace ver un tanto desproporcionada. El diseño luce moderno y, en el caso de esta versión destinada al transporte de pasajeros, son de serie los repetidores laterales de luces reglamentarias en color ámbar, al igual que las luces rojas y blancas elevadas, tanto en el sector trasero como en el frontal.
A la parte trasera se accede por una puerta lateral corrediza del lado derecho, no sin antes que un estribo automático nos facilite el ascenso. Este dispositivo eléctrico puede activarse o desactivarse desde la computadora de a bordo. Una vez dentro nos encontramos con un nivel de terminación satisfactorio que se percibe en varios componentes.
Lo que más resalta esta sensación es la cuidada factura de los portaobjetos superiores: sumamente fuertes, con partes en aluminio que, imaginamos, cumplen una función estructural.
Cada asiento individual cuenta con cinturón inercial, y si bien no pueden reclinarse, la comodidad es digna para su segmento. El ancho de cada plaza es algo escaso y el espacio para piernas admite, en promedio, una estatura máxima de 1,80 metros en las plazas donde existe otra por delante. Otras dos, en cambio, se ven perjudicadas por la presencia de los buches de los guardabarros traseros, que allí complican la habitabilidad.
Con esta configuración compuesta por cinco filas traseras, de las cuales una posee capacidad para dos, otra para cuatro y las tres restantes para tres ocupantes, la capacidad del baúl es inexistente. Sólo queda un espacio mínimo debajo de los asientos centrales de la última fila. A la doble puerta trasera, con apertura hasta 270°, le queda poca utilidad, pero dependiendo de las necesidades se podría retirar la última fila de asientos, lo que equivale a perder cuatro ubicaciones, pero se gana en capacidad de baúl, algo que podría ser tenido en cuenta para traslados de turistas. Esto no es algo contemplado en el diseño original, ya que ningún asiento es removible.
Confort al conducir
La Transit Minibus comparte casi todos los componentes de confort con el resto de la gama. Podemos remarcar una muy lograda posición de manejo, gracias a la doble regulación de volante y butaca, que puede elevarse en altura totalmente, o sólo la parte delantera del cojín. Si bien la postura es utilitaria, en general posee óptimo confort y un tablero de instrumentos completo y claro. Por encima de él aparece una guantera con tapa, que en su interior oculta entrada auxiliar USB de 12 volts. También
cuenta con el sistema de conectividad Sync, con Bluetooth y comandos por voz, que se complementan con un sistema de audio de aceptable sonido, e incluso con parlantes en la parte trasera. En esta variante el aire acondicionado tiene forzador trasero, y se puede operar individualmente con un comando sobre el buche del techo. Múltiples portaobjetos, levantavidrios y espejos eléctricos y cierre centralizado completan el apartado, aunque le reclamamos control de velocidad crucero, un faltante que se suma al sensor de estacionamiento trasero. Eso determina que maniobrar hacia atrás se torne complicado, ya que la visibilidad por las ventanillas traseras no es favorable, aunque los amplios espejos dobles sean el mejor aliado.
En materia de seguridad, el doble airbag frontal protege a los tres ocupantes de la cabina, mientras a su vez cuenta con control de tracción y estabilidad con control de carga adaptativo, atenuación de riesgo de vuelco y luces traseras rompeniebla. También posee luces regulables en altura desde el interior.
Con lo justo
Una pequeña leyenda impresa sobre la tapa de la distribución del motor Puma 2.2 deja constancia de que esta Transit está preparada para trabajar duro. La frase es “Heavy Duty Powertrain”, algo así como “tren motor de trabajo pesado”, lo que anticipa que los 135 caballos (10 extra con respecto al resto de las versiones) son los encargados de mover las casi tres toneladas de peso. El torque máximo de 35,7 kgm está entre las 1.450 y 2.000 vueltas, pero ese elevado peso hace que su entrega en baja se sienta escasa. Lo notamos al mover de parado, o al salir a baja velocidad en segunda, y siempre sin llevar pasajeros.
Los consumos son relativamente coherentes, aunque en la ciudad se eleva bastante. Todos los vehículos que transporten pasajeros tienen que poseer limitación de velocidad a 100 km/h en la Ar-
gentina desde este año, algo a lo que esta Transit no escapa.
Los frenos a discos son suficientes para este vehículo pesado. Equipado con tracción trasera, que en esta variante impulsa ruedas duales que optimizan el confort en la ciudad, obtiene un logrado equilibrio de suspensiones que no transmiten brusquedades al habitáculo. Tampoco existen ruidos o crujidos, lo que habla de una buena calidad de fabricación.
En precio
Esta Ford Transit se comercializa, según la lista del mes de agosto, a 1.477.535 pesos, valor sumamente competitivo frente a la Renault Master Minibús (brasileña, tracción delantera, 15+1), que se comercializa a 1.331.800 pesos, mientras que una Mercedes-Benz Sprinter Combi 415 (nacional, tracción trasera, 15+1), lo hace por 57.200 dólares (1.840.000 pesos al cambio correspondiente al cierre de esta edición), ambos modelos con ruedas traseras simples. La Sprinter 515 con duales (19+1, pero sin puerta lateral corrediza) tiene un precio de 74.400 dólares (2.390.000 pesos). Vale aclarar que, al momento de escribir estas líneas, la economía argentina vivía un nuevo aumento del valor del dólar, motivo por el cual estos precios pueden variar. La garantía de dos años puede parecer escasa, aunque es común en los utilitarios.