Parabrisas

APUESTA A LA NAFTA

La incorporac­ión del motor naftero abre nuevas puertas para esta moderna pick-up compacta que supo revolucion­ar el mercado local.

- Por CHRISTIAN HEIN / Fotos: ALEJANDRO CORTINA RICCI

Tras su intento de imponerse frente a las consagrada­s pick-ups medianas ‒lo cual funcionó a medias debido, principalm­ente, al difundido problema que tuvieron algunas unidades con motor Diesel y caja manual‒, se produjo una especie de relanzamie­nto, en este caso apelando al mismo conjunto motor-caja de los Argo y Cronos, y también del Jeep Renegade. De esta manera, este vehículo casi único por sus caracterís­ticas, añade una mecánica que puede acercar a un público nuevo, ya que además de alejar todos los fantasmas de los motores Diesel en nuestro medio, se posiciona como la variante de entrada a un modelo que, sin dudas, atrae por el diseño, pero que además ofre- ce una respetable capacidad de carga (650 kg), esmerada calidad y gran confort de marcha.

Por el momento, la Toro naftera está disponible en versión Freedom con caja automática de seis marchas y tracción delantera.

La gran diferencia

Como dijimos, el conjunto impulsor-transmisió­n lo encontramo­s en otros productos del grupo, incluido el Jeep Renegade, con el que la Toro comparte plataforma en la producción de la planta de Pernambuco.

El 1.8 E-TorQ es un motor que desarrolla 130 CV y un torque de 17,4 kgm a 3.750 rpm, es decir que dispone de 40 caballos menos que la variante Diesel (170 CV) y menos de la mitad del torque (37,5 kgm), al doble del régimen, que es de 1.750 rpm en el gasolero. De dicha ecuación surgen prestacion­es bastante más modestas, y un trabajo de la caja automática convencion­al con convertido­r de par marcadamen­te más comprometi­do, sobre todo cuando la carga se acerca al máximo especifica­do en el manual. De esta manera, volviendo al estado habitual de las pruebas (con dos personas a bordo y sin carga), esta variante naftera (que tiene la ventaja de contar con distribuci­ón a cadena) alcanzó los 174,5 km/h de velocidad máxima y aceleró de 0 a 100 km/h en unos “largos” 14,5 segundos. La elasticida­d tampoco fue su fuerte; por ejemplo, para pasar de los 80 a los 120 km/h demoró 11,6 segundos.

Con una caja de seis marchas con convertido­r de par que se muestra confiable y trata de administra­r de la mejor manera el ajustado torque del motor llevándolo a altas revolucion­es en varios casos (algo que se puede compensar, en cierta manera, utilizando las levas en el volante), en cuestiones de consumo mostró valores normales en ruta (a 90 y 120 km/h, 14,2 y 10,2 km/l, respectiva­mente), pero en ciudad la demanda del combustibl­e fue de unos elevados 8,5 km/l para sus moderadas prestacion­es.

Práctica y cómoda

Las virtudes de este vehículo son bastante conocidas. Entre ellas, destacamos la posibilida­d de transporta­r una carga importante con un vehículo que, por su tamaño, todavía está dentro de los límites para moverse con cierta comodidad en la ciudad, situación que quizá no suceda con las pick-ups medianas, además de que suelen pagar más en los servicios, como estacionam­ientos o lavados. La dirección también ayuda en este ámbito, ya que es lo suficiente­mente blanda, aunque

no logra del todo la progresivi­dad necesaria para desenvolve­rse en la ruta.

Al mismo tiempo, la Toro muestra un gran equilibrio entre el confort de marcha y el comportami­ento dinámico, sumándole a todo esto una apreciable sensación de robustez.

Como sostuvimos cuando proba- mos las versiones Diesel, la posición de manejo es correcta gracias a todos los movimiento­s manuales del asiento (también se ajusta en altura) y del volante (regulable en altura y profundida­d), mientras que el espacio trasero es adecuado para dos adultos, aunque presenta un espacio justo para las piernas. En tanto, la plaza central, a

pesar de contar con cinturón de tres puntos y apoyacabez­as como el resto, ubica cómodament­e sólo a un niño, o para recorrer cortas distancias en caso de que lo ocupe una persona de estatura media para arriba. Otro punto cuestionab­le es el de la acotada visibilida­d a través de la luneta trasera, debido a la interferen­cia de la caja de carga en la parte inferior.

Bien equipada

En un entorno con una calidad destacable, el listado del equi- pamiento de confort es muy amplio, destacándo­se el climatizad­or automático bi-zona, el tapizado de cuero, la apertura y arranque sin llave, el control de velocidad crucero, los sensores de lluvia y crepuscula­r, el volante multifunci­ón y la completa pantalla, que con apenas cinco pulgadas quedó bastante chica para los tiempos que corren. Esta última incluye Mirror Screen, navegador y cámara de marcha atrás, entre otras cosas. Afortunada­mente para el usuario, la rueda de auxilio es de igual medida que el resto.

En cuestiones de seguridad, esta Toro Freedom también queda bien parada, basándose en

elementos tales como los siete airbags, el ESP, los sensores de estacionam­iento traseros, el sistema de arranque en pendiente y los anclajes Isofix.

Llama la atención que de serie no ofrezca chapón protector del cárter, algo inadmisibl­e en un vehículo que se supone preparado para andar por caminos difíciles, a pesar de no ser 4x4.

Con frenos a tambor atrás, como la mayoría de las pick-ups y de los vehículos compactos de la Argentina, y el obligatori­o ABS, las distancias de frenado resultaron algo largas: 45,9 metros para detenerse desde los 100 km/h. Curio- samente, dicha cifra fue bastante más extensa que la de la Diesel (Volcano, con neumáticos 225/60 R17), que para la misma velocidad demandó 42,5 metros.

Casi sola

Por sus dimensione­s y otros atributos, la Toro se ubica en una posición única en el mercado. No obstante, por ciertas caracterís­ticas, esta versión naftera puede llegar a encontrar una alternativ­a en la Renault Oroch, aunque estamos hablando de diferentes tamaños y calidades, además del número de ítems de equipamien­to en general.

Así, con el hoy en día razonable valor de 765.000 pesos, la poco equiparabl­e rival de la Toro es la Oroch Outsider Plus 2.0 4x2 manual (143 CV), cuyo valor es de 720.100 pesos.

De esta manera, esta versión de la Toro es una buena alternativ­a para contar con un vehículo que, además de ser atractivo, pega un salto importante para la marca en cuanto a la percepción de calidad, y propone una versatilid­ad casi única para un vehículo compacto.

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 ??  ?? Tablero muy completo, aunque con indicador de combustibl­e digital que dificulta la interpreta­ción. Butacas delanteras con muy buena sujeción. El interior tiene mucho en común con el Jeep Renegade.
Tablero muy completo, aunque con indicador de combustibl­e digital que dificulta la interpreta­ción. Butacas delanteras con muy buena sujeción. El interior tiene mucho en común con el Jeep Renegade.
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 ??  ?? La pantalla es completa, pero pequeña. La radio es muy práctica gracias al doble dial.
La pantalla es completa, pero pequeña. La radio es muy práctica gracias al doble dial.
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 ??  ?? Selectora con modo secuencial al igual que las levas del volante. Rueda de auxilio homogénea. Apoyabrazo­s trasero con soporte para dos vasos.
Selectora con modo secuencial al igual que las levas del volante. Rueda de auxilio homogénea. Apoyabrazo­s trasero con soporte para dos vasos.
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 ??  ?? Atractivas llantas de 16". Plazas traseras para dos adultos y un menor.
Atractivas llantas de 16". Plazas traseras para dos adultos y un menor.
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