EN BUSCA DE AVENTURAS
Este nuevo producto de la marca japonesa llega para complementar la oferta de crossovers, un escalón por debajo del HR-V. Basado en el nuevo Fit, cuenta con diseño específico y cambios en la puesta a punto que lo convierten en una alternativa mucho más am
Para Honda, la llegada del HR-V fue un arma de seducción que el público aceptó rápidamente al depositarle su confianza. Motivó a que otros crossovers del segmento lo tomaran como parámetro, elevando así la jerarquía de toda esa porción del mercado. La elevada cuota de imagen lo divorció de un público más popular, lo que obligó a Honda a desarrollar, de manera casi simultánea en Brasil, un producto más accesible, que se posicionaría como el crossover de entrada a la marca.
Así fue que el WR-V se convirtió en el primer desarrollo completo liderado por la filial brasileña, el cual, sobre la base de un Fit de tercera generación, completó un satisfactorio trabajo de diseño para lograr la apariencia de moda por estos tiempos.
La llegada de este WR-V a la Argentina se demoró por diversos motivos, ya que se comercializa desde hace dos años en el país vecino. Ahora sí en territorio nacional, lo manejamos y sacamos
conclusiones considerando sus puntos a favor y en contra con respecto al Fit, como así también su posicionamiento de precios, que lo ubica como el Honda más económico del momento.
Con estilo
En este tipo autos aventureros, el diseño es mucho, y al tomar la base de un producto ya existente, muchas de las soluciones empleadas para otorgarle esencia off-road deben sobredimensionarse. En el WR-V se ha conformado un diseño frontal específico, compuesto por parrilla, ópticas y paragolpes, que le otorgan una postura de mayor altura. A su vez, en la parte baja se hace presente un importante spoiler en plástico negro, con aplique plateado al centro, que termina integrándose a cada uno de los amplios pasarruedas laterales. El remate posterior puede ser lo menos atrayente del diseño, no tanto por las ópticas dobles que se integran a la tapa de baúl, sino principalmente por un paragolpes trasero con muy poca protección, de diseño algo insulso. Incluso al verlo de perfil se puede apreciar que el aplique cromado del portón -que aloja el logo de la marca por encima de la patente- sobresale tanto como el mismo paragolpes, suficiente para dejar expuesto al portón ante cualquier impacto a baja velocidad.
Las cotas anuncian un largo total de cuatro metros exactos, once centímetros menos que Fit, aunque tiene seis centímetros extra en el alto (barras de techo incluidas). También se anuncian
25 mm extra en la distancia entre ejes, algo que puede deberse a los cambios implementados en las suspensiones.
Camino al andar
De acuerdo con lo comunicado por la marca japonesa, en el WR-V se ha puesto especial énfasis en las suspensiones, elevadas unos treinta milímetros del suelo. Se incorporaron amortiguadores más resistentes y de recorrido ampliado, como así también barra estabilizadora delantera de mayor diámetro, sumado a bujes y topes de goma más duros y resistentes. En el andar se percibe una mayor firmeza del conjunto, pero con un notorio recorrido de las piezas elásticas, que hacen que al atravesar caminos en mal estado, e incluso en la ciudad, se destaque por solidez y solvencia. Esto se hizo para optimizar el manejo al elevar la velocidad, donde no se siente tan a gusto, ya que deja sentir cierta sensibilidad a los vientos laterales. Del mismo modo, la dirección con asistencia eléctrica tiene una desmultiplicación algo extensa, para que al dar un giro de volante, no se perciban demasiado las inclinaciones.
Por todo esto, es justo hacer notar que en ninguna de sus versiones el WR-V ofrece control