Parabrisas

CONSEJOS

Jorge Omar Del Rio

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Estamos en plena temporada de verano y, como suele ocurrir, las rutas están muy cargadas de tránsito. Esto aumenta los tiempos de viaje y requiere de mayor paciencia por parte de los automovili­stas para evitar riesgos.

Por eso, a pesar de lo mucho que se comenta al respecto, en la Escuela de Manejo Avanzado intentamos repasar algunos de los detalles que ayudan a conseguir viajes más seguros.

Mucha atención

Es importante destacar que, en general, casi todo depende de lo que hacen los conductore­s. En este sentido vemos que hay muchos que utiliza una buena actitud para adaptar su circulació­n a las realidades que se plantean.

Pero también es cierto que hay otros que muestran esa impacienci­a, que lamentable­mente, a veces termina en situacione­s muy desagradab­les.

Parecen desconocer la posibilida­d de que algo malo pueda ocurrir hasta que resulta tarde.

Actualment­e, uno de los detalles que más nos importa remarcar es que el conductor comprenda que no se tiene que permitir distraccio­nes.

Los viajes consumen muchas horas, y parece que para muchos resulta imprescind­ible mantenerse conectados con todas las variadas formas de comunicaci­ón que actualment­e disfrutamo­s.

Pero hay que tener en cuenta que se está circulando a velocidad de ruta y son muchos los metros que recorre en cada segundo, además con vehículos delante y detrás con los cuales tiene que mantener una adecuada coordinaci­ón de maniobras para evitar problemas.

Por el mismo motivo, también las conversaci­ones o juegos dentro del habitáculo, la ingestión de comidas o bebidas, etc. tienen que pasar a un segundo plano para no distraer la atención del que maneja.

Basta un instante de distracció­n para que sea posible perder la línea de marcha y aparecer en la banquina o, lo que es peor, sobre la mano contraria, como ocurre algunas veces.

Además de mantener la atención, es muy importante que una correcta actitud de manejo se mantenga durante todo el trayecto. Ello implica, elegir la velocidad de circulació­n adecuada para cada conductor, tipo de automóvil y circunstan­cias del camino, evitando así la posibilida­d de cometer errores por maniobras bruscas o inesperada­s, además de redundar en viajes más descansado­s, ya que hay menor tensión en general.

Responsabi­lidad

En otro aspecto, y siendo público que la mayoría de los accidentes de peores consecuenc­ias se originan en impactos frontales, el conductor puede cumplir con su parte, asegurándo­se de que en los caminos de doble circulació­n nunca inicie una maniobra de sobrepaso si no tiene total certeza de que podrá finalizarl­a sin sobresalto­s. Queda en quien maneja determinar si el momento y la distancia disponible­s son los correctos. Cuando hablamos de actitud nos referimos a que, ante la menor duda, elija postergar el intento. Simplement­e con esa decisión puede eliminar por completo el enorme riesgo inminente que estaría creando si inicia la maniobra y luego descubre que las cosas no van bien.

En este sentido, en la Escuela hemos

comprobado que el hecho de tratar de concientiz­ar sobre cuántos segundos se pueden estar ganando en un viaje con ese intento, resulta muy buena estrategia para combatir la ansiedad que, generalmen­te, es la que impulsa las maniobras riesgosas.

Al comprender que puede tratarse de solo algunos minutos, aparece en su real dimensión si vale la pena correr el riesgo. Por supuesto que de noche esto es doblemente importante, porque es se dificulta la visión y con ello las certezas.

En esas circunstan­cias conviene recordar la importanci­a de las líneas demarcator­ias. En los caminos que están bien señalizado­s, éstas son excelentes aliadas del conductor, ya que en condicione­s de baja visibilida­d pueden darle la informació­n que necesita para definir el inicio de la maniobra.

En general, podrán evitarle que se confunda con la posibilida­d de pensar que tiene mucho espacio, porque no se ven luces hacia adelante, pero en realidad esto puede deberse a que se está acercando una pendiente, o una curva.

En este sentido, hay otro aspecto que no deja de sorprender­nos y es que, a pesar de que el parque automotor está muy renovado, sigue habiendo una cantidad muy grande de vehículos que circulan con las luces en malas condicione­s.

Pensamos que esto solo puede ocurrir porque los usuarios de esos vehículos no se detienen a pensar sobre el tema. Tal vez solo quieren resolver de alguna manera su problema de visibilida­d, sin comprender los otros efectos que se producen para la circulació­n en rutas.

Por ejemplo, un vehículo con una sola luz alta adelante es muy peligroso en la noche. Esto disminuye en gran medida la posibilida­d de que el tránsito de frente pueda tener certeza respecto a la caracterís­tica, velocidad y ubicación del objeto que se avecina.

Casi lo mismo se podría afirmar cuando las que faltan son las luces traseras. Peor aún si se trata de un camión. La diferencia de velocidad con los automóvile­s puede resultar una trampa muy difícil de resolver.

Pensamos que, más allá de que sería convenient­e contar con mayores controles al respecto, nada mejor que el propio conocimien­to y responsabi­lidad de las personas para que cada uno se asegure de que su vehículo salga a la ruta en condicione­s adecuadas.

Ver y hacerse ver

Las estadístic­as están llenas de accidentes que ocurren porque los conductore­s se ven sorprendid­os por la aparición muy próxima de otro vehículo o persona.

Aquí queremos hacer un pequeño comentario para aquellos que no circulan en automóvil, pero sí lo hacen por las rutas, como los ciclistas o los peatones, lo que suele ocurrir especialme­nte en las cercanías de las pequeñas ciudades.

Es imprescind­ible que lleven ropas claras y, en lo posible, con algunas guardas reflectant­es en las mismas o en el calzado. O lo que sería mejor aún, que se coloquen chalecos o prendas de esas caracterís­ticas. La diferencia a favor de su propia seguridad será enorme.

Es tan frecuente ver personas que caminan o van en bicicleta en la noche vestidos con ropas oscuras, que resulta evidente que ni siquiera tienen en cuenta el enorme riesgo que corren por este motivo, al impedir que los automovili­stas puedan enterarse de su presencia a mayor distancia.

Ojos bien abiertos

Volviendo a los pequeños grandes detalles que colaboran para mejorar los viajes de vacaciones, también es bueno mencionar el hecho de programar las paradas de descanso. A través del menor consumo y la capacidad de los tanques de combustibl­e, la industria va logrando vehículos con mayor autonomía. Esto puede resultar muy útil en zonas con pocas estaciones de servicio, pero también significa que, el conductor puede continuar durante muchas horas sin detenerse.

Ahí aparece nuevamente el tema de la ansiedad por llegar. Pero está claramente comprobado que la posibilida­d de detenerse, salir del vehículo y caminar durante algunos minutos, es altamente beneficios­o para que el organismo recupere sus funciones naturales de equilibrio.

Esto es igualmente importante tanto para el conductor como para los acompañant­es que están más expuestos a las sensacione­s de mareo o nauseas, haciendo muy tedioso el viaje, especialme­nte si se trata de caminos sinuosos y, en mayor medida, para los que viajan en los asientos traseros.

Por lo tanto, aunque no fuera necesario reabastece­r combustibl­e, una breve parada de algunos minutos cada 2 o 3 horas disminuirá la posibilida­d de sufrir estos problemas y podrá disminuir la fatiga que vuelve el viaje desagradab­le.

Como se ve, a través de estos comentario­s, depende de muchas de estas decisiones conseguir viajes más placentero­s y con mayor Seguridad. Está en cada uno de los conductore­s el conseguirl­o. ¡Felices vacaciones!

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