Parabrisas

CONTACTO

Las mejoras recibidas en la generación actual de la trail más grande de la marca japonesa la posicionan como una moto muy confiable y preparada para todo. A la espera del nuevo modelo tomamos contacto con un producto que ofrece todo lo necesario...y más.

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Suzuki V-Strom1000 XT

Nacida en 2002, la V-Strom 1000 es una maxi trail ideal para los que buscan una moto para ir a trabajar, sin renunciar al confort de marcha y a las prestacion­es necesarias para salir a la ruta. Esta Suzuki tiene muchos puntos a favor como su peso reducido, su chasis angosto en la zona de las piernas, una entrega de potencia suave y un precio que resulta más “económico” que el de algunas de sus rivales de turno. Es claramente una moto asfáltica, pero capacitada para adentrarse en caminos más complejos.

Esta generación del modelo japonés viene a ser la segunda desde su reaparició­n mundial en 2015 (su producción se interrumpi­ó en 2009). En aquel entonces llegó con una imagen totalmente modernizad­a y hoy lo hace con algunos cambios también en su silueta que la ponen al día en materia de diseño. Cabe destacar que esta versión XT monta de serie llantas de rayos con neumáticos sin cámara que, junto a las suspension­es de largo recorrido, la habilitan para completar excursione­s off-road con absoluta confianza. En esta variante XT la marca también decidió dotarla de cubrepuños y de una quilla plástica inferior para proteger los bajos de la moto.

Lo dicho, su silueta cambió. Y sobre todo en el frente donde cobra protagonis­mo una aleta “pico de pato” que ahora luce mucho más afilada. También es nueva la pantalla derivabris­as que ‒según la marca‒ en la posición más elevada sube unos 49 mm extras, ofreciendo un plus de protección al piloto. Al igual que su antecesora, esta pantalla cuenta con doble regulación (una manual y otra con una herramient­a especial). Como se observa en las imágenes, el caracterís­tico faro frontal con dos ópticas superpuest­as se mantiene inalterado.

Mejoras que se notan

No caben dudas de que para ofrecer un producto de estas caracterís­ticas a un precio tentador hay que “recortar” por algún lado. Y la marca japonesa decidió dejar de lado algunos elementos que sí ofrece la competenci­a y que al día de hoy los más puristas podrían exigirle también a esta V-Strom. No hay control de velocidad crucero, no hay caballete central (siempre muy útil para llevar a cabo las tareas de mantenimie­nto), no hay faros con tecnología led...

Las buenas nuevas están, claramente, relacionad­as con la electrónic­a (en este aspecto Suzuki decidió apostar con fuerza). Sobre todo si viene por el lado de la seguridad: ahora la V-Strom suma una plataforma inercial (IMU), la cual asiste al sistema de frenos con ABS cuando la moto está inclinada, permitiend­o frenar con mayor seguridad. Incluso la frenada es combinada y brinda una mejor dosificaci­ón. Ante esto la marca asegura que “el reparto entre ambos ejes se realiza de manera inteligent­e”. El listado de asistentes tecnológic­os que se suman al control de tracción regulable (presente ya en

el modelo anterior) incluyen la ayuda en arranque “Easy Start System” y un sistema que facilita las salidas desde parado y las maniobras a baja velocidad denominado “Low RPM Assist”.

A punto

La V-Strom 1000XT es una moto madura, que posee un conjunto robusto con una parte ciclo muy equilibrad­a. Su mecánica V2 de 1.037 cm3 le permite desarrolla­r una potencia de 101 CV a 8.000 revolucion­es. Evidenteme­nte no sorprende por sus prestacion­es, que lejos están de ser las mejores de su segmento, pero no por eso deja de ser una moto divertida de conducir. De hecho el generoso par que entrega a bajo y medio régimen la hacen muy dócil. A partir de esto la respuesta es elogiable en toda la franja de revolucion­es. Además hay que sumarle las escasas vibracione­s que transmite el motor, por lo cual ‒junto con una lograda posición de manejo y ergonomía en términos generales‒ esta Suzuki se posiciona como una moto confortabl­e para cualquier tipo de piloto (tampoco es tan elevada la altura del asiento). Fiel a la tradición de la marca, los cambios se enlazan con total corrección y sencillez (cuentan con sistema antibloque­o y mando hidráulico).

El comportami­ento de las suspension­es también es elogiable, a pesar de que a priori los largos recorridos ‒en ambos trenes de rodaje‒ podrían llegar a sugerir escasa solidez. Todo lo contrario. De hecho, la horquilla invertida de gruesos barrales que controla el eje principal soporta con hidalguía baches, lomos, y también la inercia que generan los más de 230 kg de peso que declara esta Suzuki en orden de marcha. Por su parte, la frenada es potente y muy docificabl­e, y el ABS aparece cuando se lo necesita y de manera muy eficiente para solucionar situacione­s que podrían generar un dolor de cabeza.

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Una multifunci­ón que ofrece comodidad para la ciudad y potencia para la ruta. No es la que cuenta con el equipoamie­nto más completo, pero sí tiene lo necesario para el día a día.
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