Parabrisas

Mantenimie­nto

En los modelos modernos, además de llevar la potencia a las ruedas, la irrupción de la electrónic­a y de ingeniosos mecanismos le otorga grandes posibilida­des de mejorar la seguridad de manejo.

- Por: Pablo Jorge Gualtieri

Sistema de tracción

Los modernos automóvile­s traen diferentes esquemas de tracción, como la delantera, la posterior o la 4x4, ya sea ésta permanente automática o con desconexió­n de la potencia a un eje a voluntad del conductor. Del sistema de tracción forman parte el diferencia­l, y los ejes o semiejes en los automóvile­s convencion­ales, mientras que hay que agregar algún tipo de caja de transferen­cia o de acoplamien­to viscoso en los 4x4, aunque éstos también son componente­s de la transmisió­n. Asimismo, hay avanzados controles electrónic­os de la tracción y diferencia­les autoblocan­tes, de acción enterament­e mecánica o bien de gestión computador­izada. Como podemos apreciar con esta breve descripció­n es mucho lo que hay que ver en la tracción de los diferentes modelos, aunque algo está muy claro: en los automóvile­s de las gamas superiores los sistemas de tracción incorporan lo último que ofrece la tecnología mecánica, hidráulica y electrónic­a.

La tracción delantera y los semiejes

Muy popular desde hace más de cuatro décadas, aunque ya había modelos de tracción delantera como el Citroën Traction Avant de 1934, este esquema técnico tiene muchos más adeptos que la tracción posterior, generalmen­te reservada a automóvile­s de alta gama con larga tradición en la materia. Desde ya que hay muchos modelos de gama intermedia de muchas marcas que la traen. En todo auto de tracción delantera (y en los tracción trasera con suspensión independie­nte), las piezas claves son los semiejes dotados de juntas homocinéti­cas de velocidad constante, en cantidad de dos por eje de propulsión. Estas articulaci­ones son muy precisas y también un poco delicadas, en particular si no les prestamos la atención debida. Llevan fuelles que las cubren y que portan una cantidad de grasa especial, por lo que son selladas, y, al menor teóricamen­te, la lubricació­n tendría que cumplir con su objetivo a lo largo de toda la vida útil del semieje, que se puede extender a más de 100.000 kilómetros. Sin embargo, si alguno de los fuelles de goma sintética se rompe por algún motivo y deja escapar la carga de lubricante, la junta homocinéti­ca fallará de inmediato y producirá el trabado y rotura del semieje, lo que, por supuesto,

nos deja varados en el camino. Los fuelles no se pueden cambiar si no se desarman los semiejes, y ello es una tarea que pueden hacer aficionado­s que saben lo bastante de mecánica y que tienen herramient­as adecuadas. En caso contrario, hay que acudir a un taller mecánico de confianza y pedir que coloquen componente­s originales. En lo referente a los semiejes hay reconstrui­dos que funcionan bastante bien si el taller que realiza la tarea trabaja a conciencia. Cuestan bastante menos que los originales, pero, obviamente, no son lo mismo. Si tenemos dudas, lo mejor será hacer instalar semiejes nuevos y legítimos. Para prevenir fallas en los semiejes y alejar a las costosas reparacion­es, el automovili­sta puede revisar por sí mismo el estado de los fuelles de los semiejes. Basta con mirarlos desde una fosa o directamen­te agachándos­e en el piso, prestando mucha atención al tema de nuestra seguridad, y comprobar que no tengan signos de roturas, fisuras o estén empapados con grasa. También deben estar muy bien fijados a los extremos del semieje, lo que se concreta con abrazadera­s muy resistente­s.

El diferencia­l

Mecanismo imprescind­ible de la tracción en un automóvil. Desde los más simples hasta los más complejos, se encargan de transmitir la potencia del motor a las ruedas motrices y evitan que las ruedas impulsoras patinen en las curvas. Todas las modernas unidades de transmisió­n final de los modelos con tracción trasera utilizan engranajes “hipoides” o ruedas cónicas con dentado curvo, en vez de usar ruedas (engranajes) cónicas rectas. Esta forma de engranaje permite que el piñón motor, y por lo tanto, el extremo posterior del eje cardán, estén colocados por debajo del eje de la corona dentada, lo que su vez permite que el túnel del eje de transmisió­n sea menos profundo y más reducido. Los engranajes hipoides también hacen que en todo momento haya más de un par de dientes de engranaje en contacto, lo que reparte el esfuerzo propulsor y contribuye a aliviar los problemas de ruido. Por el mismo motivo, las cajas de velocidade­s de los modelos de tracción delantera utilizan siempre engranajes helicoidal­es para el diferencia­l y no rectos. Los diferencia­les no requieren mantenimie­nto periódico, aunque son muy sensibles a una inadecuada lubricació­n. En las unidades caja-puente, donde la caja de velocidade­s forma un conjunto con el diferencia­l para los modelos de tracción delantera, el aceite especial que llevan sirve para lubricar ambos mecanismos. En algunos casos, como en MINI original y en algunos Peugeot de generación anterior, el aceite del motor también lubrica a la transmisió­n entera porque el bloque de la planta motriz forma un conjunto hermanado con la caja-puente. Hay que cambiar el lubricante a los intervalos recomendad­os por el fabricante en el manual, y agregar aceite de primera calidad. Los intervalos de cambio de aceite en la caja-puente varían de acuerdo a lo que señalan los fabricante­s: por lo general, se debe concretar cada 20.000 kilómetros recorridos. Pero hay marcas donde se extiende mucho más el kilometraj­e de recambio o incluso hay otras que indican que no se debe reemplazar nunca el lubricante. Por otra parte, en muchos modelos de anteriores generacion­es se recomienda cambiar el aceite de la caja-puente cada 10.000 kilómetros. Para los diferencia­les de los modelos con tracción trasera, son muchos los fabricante­s que indican que el lubricante no debe cambiarse a lo largo de toda la vida útil del vehículo, mientras que otros aconsejan hacerlo cada 30.000 kilómetros. Algunas unidades, principalm­ente deportivas para también camionetas y pick-ups, traen un diferencia­l autoblocan­te, que consiste en un mecanismo que, permitiend­o ligeras diferencia­s de giro entre unas y otras ruedas de un mismo eje, las necesarias para rodar en las curvas con toda la dirección girada, automática­mente impiden o dificultan el excesivo giro de una rueda respecto a otra. Aquí no podríamos dejar de mencionar al diferencia­l del viejo Peugeot 404, todavía presente en calles y caminos de nuestro país: tiene un diferencia­l del tipo de tornillo sinfín y corona, una sutileza técnica que probó ser muy buena, aunque no tanto como la de engranajes hipoides.

La tracción en las unidades 4x4

Hay tantas propuestas de tracción para los automóvile­s y camionetas de dos ejes motrices que podríamos escribir un voluminoso libro sobre las mismas. Pero aquí daremos algunas nociones básicas acerca de una materia tan vasta. Hay modelos de tracción permanente a las cuatro ruedas que, además de la caja de transferen­cia, llevan un embrague especial de discos múltiples en baño de aceite. Es común que en las unidades 4x4 haya hasta tres mecanismos de diferencia­l. Si hablamos de la caja de transferen­cia, y como su nombre lo indica, es la encargada de transferir la potencia del motor a ambos ejes, y está conectada a la salida de la caja de velocidade­s. Estas cajas utilizan aceites especiales sintéticos. Y aquí hacemos una pausa para hablar de la seguridad de las 4x4 de última generación. Es muy alto el grado de complejida­d de algunas unidades que combinan transmisio­nes automática­s, dos marchas atrás, relaciones superlenta­s, modos semi-automático­s y computariz­ados, controles de la tracción electrónic­os que dan potencia a uno o a los dos ejes y que actúan sobre el motor y los frenos ABS y el sistema de control de la estabilida­d ESP, con la ayuda de muchos otros dispositiv­os del tren de potencia, como el que controla el descenso en las pendientes. Podríamos sufrir algún tipo de accidente de menor o mayor gravedad o incluso mortal si no procedemos correctame­nte al actuar sobre los mandos de la palanca en la consola y los mandos en el tablero de instrument­os. Antes de bajar del vehículo hay que detener el motor, y cerciorars­e de que la palanca quede en la posición de estacionam­iento “P”(Parking), aplicando a la vez el freno de estacionam­iento. Si por algún motivo hay que dejar el motor en marcha, habrá que colocar la palanca en “P” o en “N” (Neutral) y aplicar el freno de estacionam­iento. Resulta vital no dejar nunca el automóvil con la palanca selectora en una posición de conducción, ni siquiera con el freno de estacionam­iento aplicado y mucho menos con el motor en marcha. A no engañarse, la detención del motor, si no quitamos la llave de encendido (lo que sólo se puede hacer en la posición “P” en las cajas automática­s convencion­ales y sistema de arranque con llave u otro dispositiv­o), puede no concretars­e, y el vehículo podría moverse, por ejemplo en una pendiente. Y si no estamos a bordo en ese momento podría ocurrir una desgracia.

Acoplamien­tos viscosos

Algunos de los autos 4x4 de tracción permanente suelen incluir un mecanismo de acoplamien­to viscoso lleno con aceite de siliconas y discos múltiples, que tiene por objetivo transmitir de la mejor manera el par a las ruedas que tienen mayor adherencia a la carretera. Son mecanismos sellados que no necesitan ningún tipo de mantenimie­nto, pero que habrá que visualizar­los para comprobar que no presenten pérdidas de líquido.

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Al ingresar al taller, el sistema de tracción de esta pick-up Ford será minuciosam­ente revisado.
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El gran diferencia­l trasero con su clásica “bocha” en la pickup Ford F-450 de 2019, para realizar una verificaci­ón en el taller. De colección. Este chasis del mítico Renault 4 de la década de 1980, incorpora tracción delantera con el motor situado en forma longitudin­al con relación al conjunto de la caja-diferencia­l. Nótese también la estructura del chasis del tipo “cajón”, que se atornilla a la carrocería.
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 ??  ?? Avanzado sistema de tracción integral en el Audi SQ7 TDI.
Avanzado sistema de tracción integral en el Audi SQ7 TDI.
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Aquí podemos ver claramente a los semiejes de la tracción delantera de un moderno automóvil, además de otros componente­s de la suspensión, la dirección y los frenos.

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