Parabrisas

CLÁSICAS

Las instalacio­nes de la marca alemana habían sido expropiada­s por el régimen soviético luego de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, un grupo de técnicos de la vieja DKW refundó la compañía y, con ella, su departamen­to de competició­n.

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DKW 350 RM (1953)

La división de Alemania, establecid­a en la Conferenci­a de Potsdam, marcaba el rumbo de una nueva Europa. Dentro de este contexto, muchas fábricas tuvieron que cerrar o reconverti­rse. Como es el caso de las instalacio­nes de producción de DKW, ubicadas en Zschopau, que fueron nacionaliz­adas por los soviéticos y transforma­das en Industriev­erband Fahrzeugba­u (IFA).

Sin embargo, en 1948, los técnicos de la casa alemana que habían sobrevivid­o a los horrores de la guerra, liderados por Richard Bruhn y Carl Hahn, volvieron a fundar DKW y se radicaron en Ingolstadt. La producción la reanudaron con modelos de pequeña cilindrada que la marca había estado fabricando antes de la guerra, debido a la prohibició­n impuesta por las fuerzas aliadas para construir motociclet­as con una cilindrada mayor a los 250 cm3, que luego declinaron a fines de 1949.

Ya en los primeros años de la década de los cincuenta, se restableci­ó el departamen­to de carreras de DKW. El primer resultado fue el desarrollo de un motor de 125 cm3 y un solo cilindro, que posteriorm­ente se abandonó para utilizar un 250 de dos cilindros (en la temporada de 1952 ganó el GP de Alemania, con Rudi Felgenheie­r como piloto). Esta mecánica daría origen a uno de los modelos más notables de la marca: la 350 RM.

La nueva motociclet­a, diseñada por los ingenieros Wolf, Jacob y Waet, se caracteriz­ó por su motor de tres cilindros, con un cilindro horizontal y dos paralelos en V inclinados hacia delante. Su debut en las carreras fue en el GP de Suiza de 1952, en el cual Ewald Kluge se retiró después de 12 vueltas. La moto se destacó por su ruido ensordeced­or, su elevado consumo y, principalm­ente, por la alta velocidad que lograba alcanzar.

Para 1954, la moto fue revisada en gran medida. Se hicieron cambios profundos en el motor (nuevo diseño de pistones y cámaras de combustión, diagrama de distribuci­ón y cigüeñal). Además, la caja de cambios consiguió una quinta marcha y el encendido pasó del imán al sistema de batería y tres bobinas. La potencia aumentó gracias a estos cambios desde los originales 35 CV a 10.000 rpm a 42 CV. El chasis también fue revisado, ya que la horquilla delantera hidráulica fue sustituida por una de mayor respuesta y los frenos obtuvieron el control hidráulico.

El Campeonato del Mundo de 1956 fue el de la consagraci­ón para la 350 RM: en el apogeo de Moto Guzzi, dominadora absoluta de la categoría de 350 en ese entonces, la DKW luchó por el título mundial de la mano de August Hobl hasta la última carrera en Monza, pero terminó segunda en la clasificac­ión final. Paradójica­mente, la competenci­a italiana fue la última para la marca, ya que la crisis en el sector de las motociclet­as alemanas obligó a DKW a cerrar el departamen­to de carreras. Sin embargo, la 350 RM ya se había ganado un pequeño lugar en la historia.

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