Parabrisas

Autopartes naturales

Coco, soja, banana, madera, aceitunas, lino, algodón y lana son sólo algunos de los ingredient­es que las fábricas de autos comienzan a utilizar.

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Son más baratos, ecológicos y livianos que los derivados del petróleo. Muchos grupos de investigad­ores, en universida­des y empresas, trabajan en la materia, y se esperan beneficios muy buscados por un mundo agobiado por la contaminac­ión. Si todo sigue como hasta ahora, los automóvile­s no saldrán de las fábricas sino de los campos, o casi en su totalidad, ya que cada vez más los elementos provenient­es de la naturaleza se están integrando en su fabricació­n haciendo de éstos, objetos casi inorgánico­s y biodegrada­bles. Si nos remitimos al origen de estas aplicacion­es, tenemos que hablar de Henry Ford, que muy pronto apostó por la soja como material para construir autopartes. Probó con diversas plantas y cereales hasta que llegó a la conclusión de que la soja ofrecía las mejores posibilida­des: un abundante y versátil aceite, era rico en proteína y como residuo dejaba una fibra de gran utilidad. La soja, un grano del cual sabe mucho la gente de campo de nuestro país y también de las grandes ciudades, produjo un aceite excelente para fabricar pinturas de autos y para engrasar moldes de piezas automotric­es. Además, los autos del fabricante de Detroit comenzaron a ser provistos de autopartes hechas con fibra de soja, como el pomo de la palanca de cambios, el botón de la bocina, los tiradores de las puertas y hasta el mismísimo pedal del acelerador. Más adelante montó piezas de plástico hechas a partir de la soja, capaces de soportar sin romperse repetidos golpes de hacha. Pero el punto culminante llegó el 13 de agosto de 1941, cuando durante el festival anual de Dearborn (sede de la compañía), Ford presentó un automóvil con

una carrocería de plástico natural hecho a base de soja, cáñamo, lino, trigo y pulpa de abeto. El material resultante era 10 veces más resistente que el acero y permitía reservar a este último, un metal estratégic­o, para el esfuerzo de la segunda guerra mundial. Sin embargo, la presencia de cáñamo, objeto de una cruzada en contra por parte del magnate editorial William Randolph Hearst, arruinó el proyecto, porque Hearst realizó un lobby tremendo ante el gobierno de su país para asegurarse el cáñamo, del cual se extrae la celulosa indispensa­ble para la producción del papel que necesitaba su industria de diarios y revistas. No obstante, ahora Ford volvió a la carga con los porotos de soja, y diseña y construye asientos a base de este recurso natural para sus modelos de 2019. Los investigad­ores, no sólo de Ford sino también de muchas otras marcas, nunca se olvidaron de los elementos naturales de los automóvile­s, ya sea los provenient­es de las plantas como de los animales, aunque en este último ejemplo no nos referimos al cuero, que exige el sacrificio del animal, sino a las fibras obtenidas de su pelaje, como la lana de las ovejas o la seda que produce el gusano del mismo nombre.

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Asiento de diseño Ford en cuya construcci­ón se utilizaron materiales a base de soja. En el nuevo Ford Escape se utilizaron 31.251 porotos de soja para los asientos, en forma de tapizados y material de absorción interno.

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