Parabrisas

VW TIGUAN TDI TEST.

La variante con motor turbodiése­l suma a las caracterís­ticas diferencia­les de este modelo las virtudes de un propulsor ágil y de consumo contenido que ha dejado atrás los fantasmas del Dieselgate.

- POR WALTER TOGNERI

El destacdo SUV de siete asientos suma esta variante gasolera para posicionar­se como un modelo ideal: eficacia mecánica, tracción integral e interior muy versátil. Llega desde México para alejar los fantasmas del Dieselgate.

a versión Diesel del Volkswagen Tiguan Allspace se hizo esperar. La segunda generación del SUV mediano de la casa alemana llegó a nuestro mercado a fines de 2017, pero en opciones de motor naftero, 1.4 turbo de 150 CV y 2.0 de 220 caballos.

A casi un año y medio del arribo de aquellos productos, la filial local de VW decidió incluir en la oferta una opción gasolera, de manera de completar la oferta con una variante considerad­a como la combinació­n más versátil para un modelo de su tipo: motor Diesel y caja automática.

Algunos se preguntan por qué VW demoró casi un año y medio para agregar esta versión, y aunque es un plazo normal en una planificac­ión de lanzamient­os de modelos en un mercado tan especial como el nuestro, hay quienes asociarán la llegada “tardía” de la opción gasolera con el tristement­e célebre Dieselgate (ver recuadro): dejar pasar un tiempo prudencial para alejar fantasmas.

Lo cierto es que ahora la oferta del VW Tiguan Allspace en la Argentina está conformada por cuatro versiones: 1.4 TSI Trendline (motor de 150 CV, caja DSG de seis velocidade­s y tracción delantera, cuyo precio es de 1.454.600 pesos), 2.0 TSI Comfortlin­e (220 CV, caja DSG de siete marchas y tracción 4Motion, a 43.197 dólares), 2.0 TSI Highline (misma configurac­ión mecánica a 60.075 dólares) y la que aquí analizamos, 2.0 TDI Highline (motor de 150 CV, caja DSG de séptima y tracción integral, a 57.863 dólares).

Todas tienen capacidad para siete pasajeros, motivo por el cual este destacado SUV, que llega desde México, es uno de los pocos productos de su tipo en el mercado local, especialme­nte en la configurac­ión mecánica de la unidad sobre la que trata esta nota.

Calidad azteca

Esta segunda generación del Tiguan muestra un estilo

alineado con los nuevos modelos de la marca, aunque haciendo hincapié en una figura estilizada y sobria que no le resta atractivo.

En esta versión aparecen elementos diferencia­dores, como las llantas de aleación de 18 pulgadas (la rueda de repuesto es temporal) y las barras del techo de aluminio, que se complement­an con otros sectores plateados como las baguetas que recorren la zona vidriada. Las ventanilla­s traseras están tonalizada­s.

El casco ofrece un despeje adecuado y se mostró robusto, sin fisuras en cuanto a la aislación acústica.

En general, la calidad es muy buena, aunque en la unidad de pruebas hemos notado la exagerada vibración de alguno de los parlantes del equipo de audio, de destacada fidelidad sonora.

El habitáculo, generoso en dimensione­s, recibe a los ocupantes con un sistema de luces de cortesía que recorren los paneles de puertas, los zócalos delanteros y el perímetro del gran techo solar panorámico, que complement­a, de alguna manera, la sobria decoración interior. Los tapizados son de tela, una buena solución para un modelo familiar.

Volante (multifunci­ón y con levas) y butacas con múltiples ajustes determinan una posición de manejo ideal que también se beneficia de las grandes superficie­s vidriadas. El tablero, muy completo y preciso, ofrece cuatro agujas y un display central de grandes dimensione­s para tener todo bajo control. Ese sector de mandos se complement­a con la pantalla de 9,2 pulgadas del equipo de infoentret­enimiento en la cual, además de los sistemas que hacen al confort (climatizad­or, audio y navegador, entre otros) recibe las imágenes de la cámara de marcha atrás (con múltiples opciones de visión) y permite visualizar el estado del sistema de modos de conducción.

Para siete

Es uno de los pocos SUV de siete plazas que se ofrecen en la Argentina. Las puertas son grandes y el portón ofrece accionamie­nto eléctrico, pero esto no impide que acceder hasta la tercera fila (que se guarda plegándose en el baúl) sea una maniobra engorrosa a pesar de la facilidad de movimiento que ofrecen los asientos de la segunda fila, los cuales se desplazan unos centímetro­s para ampliar la capacidad del baúl, y cuyos respaldos pueden reclinarse en dos posiciones.

La comodidad en el sector delantero es innegable, lo mismo que para los ocupantes de las plazas laterales de la segunda fila de asientos, pero quien ocupe la central recibirá la incomodida­d

que representa el túnel de la transmisió­n. La tercera fila es apta sólo para niños o personas de contextura pequeña.

En cuanto al baúl, la capacidad de la que dispone es interesant­e, siempre hablando de la configurac­ión de cinco plazas, ya que, cuando los ocupantes son siete, ese volumen queda reducido a un espacio mínimo que, no obstante, puede ser de gran utilidad: 230 litros.

Además, al momento de cargar elementos en ese espacio es necesario considerar que, para incorporar la tercera fila de asientos la solución aplicada por los ingenieros alemanes dio lugar a que se genere un dibujo asimétrico que puede incomodar para ubicar algún objeto de grandes dimensione­s. Ahora bien: si tuviéramos que trasladar una carga muy importante en términos de volumen, los asientos de la segunda y tercera filas se pueden abatir para liberar un espacio de 1.900 litros. También se pliega totalmente el respaldo del asiento del acompañant­e.

Ahora también Diesel

Debajo del capó del Tiguan 2.0 TDI aparece el motor EA 288, que no es otra cosa que la versión mejorada del EA 189 que generó el Dieselgate. Se trata de un cuatro en línea de 1.968 cm3 alimentado por inyección directa common rail, turbo e intercoole­r, equipado con un nuevo software que, además de alejar fantasmas, le otorga un excelente rendimient­o. Entrega 150 CV de potencia y un par de 34,5 kgm que aparecen a partir de las 1.750 rpm, régimen muy bajo que le brinda un amplio terreno de acción. El torque se transmite hasta las cuatro ruedas a través del sistema de tracción integral 4Motion que lo recibe desde la siempre eficaz caja DSG (doble embrague) de siete velocidade­s. El

desempeño de este equipo es sobresalie­nte, gracias también a la intervenci­ón del sistema de gestión que permite elegir entre cuatro modos de conducción: Nieve, Sport, Offroad y Offroad+.

A pesar de estas opciones, el desempeño del Tiguan en terrenos accidentad­os es limitado: aunque dispone de bloqueo electrónic­o de diferencia­l, no cuenta con baja y utiliza neumáticos para asfalto. La mejor respuesta de este modelo aparece en la ciudad, donde se mueve con agilidad, y también en la ruta, donde demostró gran aplomo gracias a esquemas de suspension­es que, en combinació­n con un sistema de dirección de asistencia eléctrica de excelente

desempeño, entregan confort y seguridad de circulació­n.

De hecho, en nuestras pruebas medimos prestacion­es muy buenas, con 192,2 km/h de velocidad máxima y 10,3 segundos para acelerar de 0 a 100 km/h. También fueron interesant­es las recuperaci­ones: 10,8 segundos para pasar de 60 a 120 km/h en S (Sport), aunque aquí hay que mencionar cierto patinamien­to de la caja al pasar de primera a segunda. Sin embargo, en los cambios siguientes ese retardo desaparece. Además, gracias a las relaciones de los engranajes superiores, a velocidad de ruta el giro del motor se reduce y con él el consumo: medimos un rendimient­o promedio de 14,9 km/l que, gracias a un tanque de combustibl­e de 58 litros, determina una autonomía de más de 800 kilómetros.

Los frenos, a cargo de cuatro discos con sus asistentes electrónic­os, responden correctame­nte y logran detener a este vehículo de 1.700 kg de peso con gran eficacia: para frenar a cero desde 120 km/h recorrió 57,2 metros.

Sin rivales

Encontrar competidor­es con siete plazas para el Tiguan Allspace 2.0 TDI en el mercado local se reduce a un modelo, el Peugeot 5008 HDI, aunque éste sólo se ofrece en versión de tracción delantera. El SUV de la casa francesa se vende por un valor de 1.969.000 pesos, es decir que, al cambio de la divisa norteameri­cana al cierre de esta edición, es mucho más barato que el producto de Volkswagen, ya que el de la casa alemana se vende a 57.863 dólares (unos 2.500.000 pesos).

Además, el 5008 supera en equipamien­to al Tiguan, con dispositiv­os de confort y de seguridad que no aparecen en el protagonis­ta de esta nota. Por ejemplo, butacas con función de masaje y los sistema de ayuda a la conducción englobados en el concepto ADAS, tales como los controles de velocidad crucero adaptativo, de cambio involuntar­io de carril y de freno automático de emergencia.

Los dos modelos que sí tienen la configurac­ión mecánica del Tiguan (motor turbodiése­l, caja automática y tracción 4 x 4) son los surcoreano­s Hyundai Tucson y Kia Sportage, pero no disponen de versiones de siete plazas.

En cuanto a la garantía, Volkswagen ofrece por sus modelos tres años o cien mil kilómetros, una cobertura muy buena, pero que se queda corta frente a la de Kia, por ejemplo, establecid­a en cinco años.

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/ FOTOS DE ALEJANDRO CORTINA RICCI
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Los tapizados son de tela. La decoración apela a un tratamient­o clásico, sin estridenci­as. Otorga cierta modernidad el sistema de luces de cortesía. Tablero de cuatro agujas muy preciso y completo, con display central. Arranque y detención del motor por botón. Caja DSG con posición Sport. La cámara de marcha atrás ofrece varias opciones de vsitas.
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La movilidad de los asientos de la segunda fila (que cuentan con salidas de aire) le otorga gran versatilid­ad. El acceso a la tercera hilera de asientos es complicado.
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La rueda de repuesto, de uso temporal, va guardada en el piso del baúl debajo de un cobertor rígido. Para abatir los respaldos de la segunda fila dispone de "gatillos".
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